OVNI Ummo Oruro Bolivia
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OVNI Ummo Oruro Bolivia
VED de Ummo en Oruro ( Bolivia )
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Archivo de Alejandro C. Agostinelli
De: «Ignacio Cabria» <igcabria@jazzfree.com> | Bloquear dirección
Fecha: Sun, 21 Jan 2001 03:43:02 +0100
Responder-a: ortotenia@egroups.com
Asunto: [ortotenia] Texto de Montejo
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Amigos, siguiendo la petición de José Juan Montejo, os remito a estas dos listas un texto que me ha hecho llegar para los contertulios desde un ordenador de su oficina.
Para añadir más a esas casualidades que tanto me gustan, justo cuando surge el tema de UMMO en Bolivia me acaba de salir un viaje de trabajo a Bolivia para el 10 de febrero. Desgraciadamente voy a estar ocupado en lugares y temas bastante alejados de lo ummita como para poder averiguar nada de lo que le interesa a Montejo.
Ahí va el texto montejiano.
Nacho
A los colegas de ANOMALIST y ORTOTENIA de José Juan Montejo, el 18 de enero de 2001:
Como he sido el causante indirecto de la discusión suscitada acerca del supuesto avistamiento ummita en Bolivia, tras haberlo comentado con Nacho, pretendo ampliar la información de que dispongo y sugerir nuevas vías de investigación.
Los antecedentes son diversos, y el primero es una carta ummita recibida por varios contertulios del grupo de Fernando Sesma el 30 de Mayo de 1967, en la cual se les advertía del próximo aterrizaje de tres de sus naves en España, Bolivia y Brasil, la cual ya ha sido parcialmente transcrita por Luis R.. Lo que sí me gustaría añadir es que en las versiones originales de esta carta (conozco hasta tres), hay divergencias en el plazo previsto para la llegada de las «astronaves»: en la más conocida, de la que poseo dos versiones diferentes (una de ellas incompleta) se mencionan en una los días 30 de mayo y 3 de junio (el día corregido a mano), y en la otra el 30 de mayo y el 2 de junio; la probabilidad menor para los aterrizajes se sitúa entre el 30 de mayo y las últimas horas del 2 de junio, en una versión, y en la otra el 30 de mayo y las últimas horas del 3 de junio, corregido este último día a mano. En la versión menos conocida, que fue la recibida por Alicia Araujo, el plazo es entre el 30 de mayo y el 3 de junio, también corregido a mano sobre lo que parecía ser un dos a máquina. Ribera en su libro opta por el 3 de junio, aunque como véis el tema no está claro: tal vez se deba a la confusión premeditada típica de muchas cartas ummitas, o a un error mecanográfico «corregido» (?). Si nos quedamos con el plazo que acababa el 3 de junio, resulta curioso que dentro del mismo se produjera la observación de aquella «pirámide volante» sobre los cielos extremeños por parte de varios aviones militares, y que motivó uno de los expedientes desclasificados por el Ejército del Aire. Aunque Extremadura está bastante más lejos de los 46 km. a contar desde un punto de Madrid (al lado del Hipódromo de la Zarzuela) cuyas coordenadas venían en la carta, no deja de sorprenderme la coincidencia de la fecha. A lo mejor quien escribió la misiva jugaba con ventaja por conocer el horario de lanzamientos de globos estratosféricos desde Las Landas, Toulouse u otro lugar del Sur de Francia, fallando «solamente» en 300 kilómetros…
Pero bueno, el vaticinio se cumplió en España, aparentemente, con el caso de San José de Valderas-Sta. Mónica del 1 de Junio, y en cuanto a Bolivia contamos con las pesquisas epistolares que realizó uno de esos contertulios, Enrique Villagrasa, quien dirigió dos cartas a sendos periódicos de la ciudad boliviana de Oruro (los diarios NOTICIAS y LA PATRIA), solicitando información sobre platillos volantes observados en los alrededores de dicha ciudad por esas fechas. Sólo le contestaron del segundo, cuyo director Enrique Miralles B. le comunicó que un redactor trajo una «narración verdaderamente fantástica» ocurrida en Uyuni (ciudad conocida por el Salar que lleva su nombre, atracción turística y uno de los mayores del mundo), más o menos a 300 kms. al Sur de Oruro (recuerdo que el pronóstico ummita hablaba de un radio máximo de 208 kms. alrededor de Oruro), con intervención de las autoridades y logro de diversas pruebas, suceso que no se relacionaba expresamente por el director de «La Patria» con los platillos volantes. Aunque Villagrasa insistió varias veces, Miralles ya no le contestó, y en Marzo de 1968 decidió escribir al Vicecónsul español en Oruro, Segundo Tejero Vinuesa, citado por Miralles en su carta como «viejo amigo» suyo. En su respuesta, Tejero Vinuesa confirmó que el suceso de Uyuni efectivamente se publicó en «La Patria» en las fechas indicadas (Junio de 1967), y que Miralles culpaba de su silencio epistolar a una pelea con su socio en el periódico (tal vez Cristóbal Molina R., gerente) el cual se habría quedado con algunos documentos relacionados con el caso de Uyuni. Además, el vicecónsul reveló a Villagrasa una observación inédita ocurrida unos años antes a un colega alemán y su familia cerca de Oruro. En 1995 retomé esta pista, y tras confirmar con la embajada boliviana en Madrid uno de los teléfonos de «La Patria» en el ’67 mandé una carta que no obtuvo respuesta. Igual resultado obtuve con varias cartas dirigidas a otros investigadores bolivianos preguntando por este tema, el último Freddy Arce Helguero (representante de la MUFON) de La Paz, en 1997.
En mayo del año pasado, Juan José Benítez me llamó porque quería hablar conmigo de mis investigaciones en San José de Valderas y alrededores, y me contó sus andanzas por tierras sudamericanas en pos de OVNIs con la hache famosa. Ya había escuchado desde 1997, y por diversas fuentes, que él había rastreado un suceso boliviano que coincidía con la fecha y lugar pronosticado en la carta ummita de 1967. Le pregunté por esto, y lo que me contó fue que se había entrevistado en Oruro con los hijos de Enrique Miralles, actuales propietarios de «La Patria», los cuales le facilitaron la consulta de su hemeroteca, localizando los artículos que se ocuparon del hecho en 1967, que no aportaban mucha información, y que escribió un corresponsal enviado a Uyuni para cubrir la noticia de un robo de explosivos (este corresponsal es argentino, y por lo visto reside cerca de Salta). Con esos datos, Benítez localizó a la testigo principal del suceso, una india aimará apellidada Flores, que le contó cómo dos humanoides a bordo de una especie de «sillas voladoras» llegaron hasta su granja, uno de ellos destripó a 34 de sus ovejas con un instrumento similar a un garfio, y que cuando la dueña del rebaño intentó defenderse, se lo lanzó para regresar a sus manos como un boomerang. Ambos humanoides medían poco más de un metro, iban vestidos con una suerte de mono, y en su pecho lucían una hache mayúscula con los brazos curvados, y sin trazo vertical en el centro. Benítez habría localizado también a unos militares retirados que integraron una comisión oficial que encuestó el caso.
Pues bien, el relato anterior, que supuestamente se refiere a unos hechos acaecidos en Mayo-Junio de 1967, se parece como una gota de agua al incuido por Henry Durrant en su libro «Humanoides extraterrestres» (1978), y que ha recordado Luis. El problema es que este suceso ocurrió, según Durrant, en Marzo de 1968. Que se trata de lo mismo, parece evidente: coincide el nombre de la testigo, la zona, la agresión con el garfio-boomerang, los militares que investigaron, …¡y hasta el número de ovejas sacrificadas! Los detalles que no coinciden son el medio de transporte utilizado, esas curiosas sillas volantes, y el signo en el traje de los humanoides; sin embargo, al describir su atuendo, Durrant señala que llevaban una mochila en la espalda, sostenida por dos cinchas, o correas, cruzadas sobre el pecho: esta forma, similar a una equis, podría haberse confundido con la hache. Como conclusión, se me ocurren varias alternativas: que Benítez se confundió (o le confundieron) con la fecha del incidente, o bien que pretendió confundirme a mí… Otra es que Durrant se hubiera equivocado al datar el hecho, o bien la fuente que utilizó: sobre esto, os puedo decir que el nombre de la población, Otoko, posiblemente esté mal escrito, ya que he podido confirmar una localidad próxima a Uyuni (al Norte) llamada Opoco en un mapa de la zona, pero no la citada por el autor francés.
Por si alguien puede, o le apetece intentarlo, sería interesante rastrear en los boletines y revistas ufológicas de la época (entre 1967 y 1970, por ejemplo), sobre todo bolivianas y/o de los países circundantes. También sería importante consultar las revistas internacionales más importantes de entonces (FSR, Phénomènes Spatiaux, LDLN, entre otras), y en particular la inglesa, puesto que había un número de esos años con la portada en azul que según Ignacio Darnaude traía un artículo sobre el mismo suceso o uno muy similar, y que no había podido localizar en su ingente biblioteca.
Hay otra carta )+( de 1969 (la única que recibió el P. López Guerrero) hablaba de cierto «grupo alemán que se hace pasar por extraterrestres de Ummo», y que operaría cerca de Sierra Tahua, en Bolivia. Resulta que una ciudad llamada como esa sierra se halla precisamente en el extremo N. del Salar de Uyuni, y al NO de esta última. ¿Otra «casualidad», o un dato inspirado en la carta de Miralles a Villagrasa mezclado con la presencia real y escandalosa de nazis en el país andino (recordad a Klaus Barbie, el «carnicero de Lyon»)? O sin no, ¿qué…?
Otra posible vía de investigación es la de los periodistas que se ocuparon del tema: ya he mencionado al director y gerente de «La Patria», y luego está aquel corresponsal argentino sin identificar que se marchó a la región de Salta (¿no se podría preguntar a la Asociación de la Prensa argentina, u órgano similar?). Me dijo Nacho que alguien había logrado la dirección o e-mail de «La Patria»: si es así, ¿quién podría enviarles un mensaje preguntando por estos casos, y las pesquisas de JJB allí? En Junio de 1968 varios periódicos (PRESENCIA y EL DIARIO, ignoro si bolivianos o argentinos) informaron de unos avistamientos en la región de Oruro y Poopó, entre ellos el presunto contacto con efectos físicos del minero Rómulo Velasco (o Velásquez, según otras versiones). Lo menciono porque una de las noticias (que obtuve por gentileza de Roberto Banchs) citaba al corresponsal de «Presencia» en Oruro, un periodista llamado Augusto Dávila. Es posible que estos dos últimos rotativos, si tenían corresponsal en Oruro, se ocupasen también del incidente de Uyuni, tanto si se produjo en 1967 como en 1968.
Por último, quiero destacar la oportunidad de intentar estas gestiones ahora que el tema Ummo, aunque sea en esa versión pseudosectaria de esas autodenominadas «Hijas de Ummo», está de moda en Bolivia.