Urantia y Caballo de Troya Benitez
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Descripción
Urantia y Caballo de Troya Benitez
SEGUNDO JUICIO: 1985
«CABALLO DE TROYA» NO ES UN PLAGIO
Fue extraño, muy extraño…
Dieciséis meses después de la condena a Hernández Franch, por injurias, me vi envuelto en otro turbio asunto, y no por mi voluntad. Ahora, en la distancia, atando cabos, empiezo a comprender que nada es casual…
El 12 de noviembre de 1985, martes, me vi sorprendido por una noticia -a toda página- en El Periódico, de Cataluña, un rotativo del grupo Zeta, el mismo grupo editorial al que pertenece el semanario “Interviu”, de corte amarillista y semipornográfico. El titular me dejó helado: “Juan José Benítez, acusado de plagiar una obra sobre Cristo” (incluyo texto completo). Un tal Enrique Salgado, médico, decía haber presentado una querella criminal contra mí, acusándome de “mentir, plagiar y copiar textualmente fragmentos de su libro “Radiografía de Cristo” en la obra que se publicó en marzo de 1984, “Caballo de Troya”.
EL PERIÓDICO-12-Nov. 1985
Al principio no podía creerlo. Ni conocía a Salgado, ni sabía nada de sus libros. ¿Se trataba de una coincidencia?. Busqué el referido libro –tarea nada fácil- y comprobé lo que ya sabía: “Radiografía de Cristo” y “Caballo de Troya” era dos libros totalmente distintos, con algunos puntos en común: la pasión y muerte de Jesús. Eso era todo. Y deduje que en la publicación de aquella noticia podía haber algo oscuro, mucho más oscuro de lo que parecía. ¿Buscaba publicidad el tal Salgado?. ¿Pretendía sacar partido económico?. Resulta curioso: sólo los libros con éxito (y “Caballo de Troya” lo consiguió desde el principio) reciben la acusación de plagio…
Como digo, era muy extraño.
Salgado aseguraba que mi libro “El Enviado” era también un plagio de su obra. Y me pregunté: si “El Enviado” fue publicado en diciembre de 1979, ¿por qué el médico había esperado seis largos años para denunciarme? Aquello olía a chamusquina…
El asunto me pareció tan grave que, al margen de enviar una nota de rectificación a El Periódico, presenté una demanda judicial, en este caso por injurias graves. La Editorial “Planeta”, que había editado “Caballo de Troya”, me respaldó incondicionalmente.
Réplica de J.J.Benítez (Publicada en EL PERIÓDICO)
Recortes de prensa: Salgado contra Benítez.
Quince días después de la publicación de la noticia, mi abogado presentó la referida querella por injurias graves. Era el 27 de noviembre de 1985. Y empezaron las sorpresas. La primera llegó al verificar que Salgado había faltado a la verdad cuando manifestó a El Periódico que “había presentado querella criminal contra mí”. Totalmente falso. Ese 27 de noviembre de 1985, cuando yo presenté la demanda, Salgado no se había querellado. Fue después cuando lo hizo (ver procedimientos judiciales anexos). Naturalmente, como no podía ser de otra forma, los análisis periciales demostraron que no existía plagio alguno, ni en “El Enviado”, ni tampoco en “Caballo de Troya”. La única coincidencia con el libro del señor Salgado fue la definición de la palabra “cianosis”. En total: once palabras. Una definición que se encuentra en cualquier diccionario de medicina y que no es propiedad del citado médico. La exposición de mi abogado al respecto es elocuente: “….Por todo ello se desprende, con claridad más que meridiana, que mi representado J.J.Benítez no ha plagiado ni se ha propuesto en forma alguna reproducir literal o textualmente parte de la obra del Dr. Salgado. Once palabras descriptivas de un fenómeno fisiológico conocido y concretísimo como la “cianosis”, frente a 74.700 palabras que, en total, contiene “El Enviado” es una absurda pretensión de plagio, y más aún frente a las 323.256 palabras de el “Caballo de Troya” que, en definitiva, es la obra que el querellado sostuvo ante la prensa que había plagiado su propio texto de “Radiografía de Cristo”.
¡Once palabras, que el señor Salgado pudo sacar de cualquier diccionario médico, contra 323.256!.
Creo que sobra cualquier comentario…
Al Juzgado-1:
Al Juzgado-2:
Declaración de Fco. Mora:
LA CLAVE: 75 MILLONES DE PESETAS
La última sorpresa –quizá la más importante- apareció en el acta que presentó al Juzgado el procurador de los Tribunales, D. Narciso Ranera, en representación del señor Salgado. En el punto seis dice textualmente: “PERJUICIO ECONÓMICO”. Se estima el perjuicio económico en la cantidad de 75 millones de pesetas, todo ello calculado en base a las tiradas de las dos obras de J.J. Benítez y como consecuencia de ello, la escasa o nula venta de la obra del querellante”.
Ésta, en definitiva, como sospechaba, fue la razón básica que movió al señor Salgado a montar el “espectáculo”: dinero y popularidad, a costa de otros. Y el tiro le salió por la culata. Finalmente, concluidas las diligencias oportunas, con fecha 19 de noviembre de 1987, el Juzgado de Instrucción Nº 7 de Barcelona dictó Auto de Sobreseimiento, al estimar que no se había perpetrado delito alguno, absolviéndose en consecuencia al señor Benítez de los cargos que se le imputaban. El doctor Salgado apeló la citada resolución judicial y, por último, por otro Auto de 25 de abril de 1988, la Audiencia de Barcelona confirmó el referido sobreseimiento de la causa que había iniciado por supuesto delito de plagio. Esta resolución judicial fue firme y definitiva. Yo no había cometido plagio, ni remotamente.
Por supuesto, como también es habitual en estos casos, la noticia de mi inocencia no se publicó a toda página en El Periódico de Barcelona, como había sucedido con el ataque, sino en una esquina y a una columna…
El grupo Zeta había vuelto a perder.
Recorte prensa “ABC”
Recorte prensa “LA OPINIÓN”.
Recorte prensa “INFORMACIÓN”.
EL CONTUBERNIO
Pero los ataques no habían terminado. Seis días después del sobreseimiento dictado por el Juzgado de Instrucción Nº 7 de Barcelona, con fecha 25 de noviembre de 1987, el semanario sensacionalista “Interviu” volvió a la carga, acusándome de plagiar “Caballo de Troya” y “La Rebelión de Lucifer”. Estaba claro que el grupo Zeta conocía, o intuía, el final de la acusación formulada por el señor Salgado y optó por buscar otros caminos, con el único objetivo de “vender carnaza” y, de paso, intentar desprestigiarme. Como dije entonces, y como he explicado hasta el aburrimiento durante veinte años, la supuesta revelación de Urantia –a la que yo había plagiado, según “Interviu”-, fue una de las miles de fuentes en las que me he inspirado para la realización de la serie Caballo de Troya. E insisto: una de las más de 14.000 fuentes informativas, y no la más importante. Y sigo insistiendo: si la vida de Jesús de Nazaret que presenta la citada revelación de Urantia suma un total de 774 páginas, ¿cómo es posible que yo haya escrito 4.500 páginas?. A pesar del alarde de “Interviu”, con siete páginas y llamada en primera, no consiguieron presentar ni un solo párrafo del “Caballo de Troya” que hubiera sido copiado de Urantia. Ni uno solo…
En el último párrafo, los autores del reportaje –Jesús Beorlegui y Joaquín Francés- decían textualmente: “De todas formas, continúan siendo los jueces los que tienen la última palabra y éstos no podrán actuar normalmente si no es por querella de la Fundación Urantia, de Chicago….”.
Jamás se produjo esa querella. Jamás he sido acusado de plagio por la referida Fundación Urantia. Todo lo contrario. Ellos han agradecido, personalmente y por escrito, que una de mis fuentes haya sido la revelación de Urantia, una revelación, por cierto, en la que creo.
No tardaría en descubrir que aquella campaña fue un contubernio, en el que participaron, con mayor o menor agresividad, los señores Enrique de Vicente, Antonio Ribera, Jesús Beorlegui y Ballester Olmos, entre otros. Las razones no son difíciles de imaginar…
Naturalmente, puse el asunto en manos de mi abogado. Jose María Stampa Braun me llamó a su despacho, en Madrid, y en la compañía de mi buen amigo Alberto Schommer, me explicó que “teníamos muy altas posibilidades de ganar el pleito contra “Interviu”, pero que no merecía la pena. La sentencia podía tardar entre dos y cuatro años y el costo del proceso era muy alto…”. Me lo aconsejaba como amigo. Lo pensé durante un tiempo e, incluso, se filtró a la Prensa: “Benítez contra “Interviú”.
Decidí seguir el consejo de mi abogado y, posiblemente, me equivoqué.
< Imagen izquierda. Recorte prensa J.J. BENÍTEZ CONTRA “INTERVIÚ”.
> Imagen derecha. Nota manuscrita de Ballester Olmos.
Meses más tarde, la revista amarillista “Interviu” regresó con otros dos amplios reportajes. En el segundo, el tal Francés me acusaba de haber plagiado también los libros de Fernando Sesma (“Ummo, otro planeta habitado”) y de Antonio Ribera (“El misterio de Ummo”).
Aquello era de locos…
En el mismo reportaje, el “sagaz” periodista de “Interviu” entrevistaba a un tal García Jiménez, autor de un manuscrito titulado “Marthü” y que pretendía fue la base para la elaboración de mi libro “El Enviado”. El citado manuscrito fue presentado al Premio Planeta en 1978 y, según García, dicho manuscrito me fue pasado por los responsables de la editorial para que yo redactara el referido libro, “El Enviado”, y “Los astronautas de Yavé”. Tanto García como Francés cometieron un pequeño fallo: “El Enviado” no fue publicado por Planeta, sino por Plaza y Janés.
“El Enviado”, publicado en 1979. Según el semanario sensacionalista “Interviú”, también fue un plagio. “Interviú” cometió otro error: “El Enviado” no fue publicado con la editorial “Planeta”, sino con “Plaza y Janés”.
El tercer y último reportaje de “Interviu” fue escrito por Francisco Mora, uno de los llamados a declarar en el juicio contra el doctor Salgado. ¿Casualidad?. A lo largo de seis páginas, y en una entrevista a Fernando Lara, consejero delegado de la editorial Planeta, Mora intenta, una y otra vez, que Fernando Lara reconozca que he plagiado Caballo de Troya. Pude contar hasta ocho intentos. A todas esas preguntas e insinuaciones, Fernando Lara respondió que no es lo mismo inspirarse que plagiar: “…para mí lo que ha hecho Benítez no es un plagio”.
Pues bien, casi veinte años después de aquellas declaraciones de Fernando Lara, algunos sujetos siguen enarbolando las palabras del fallecido consejero delegado de Planeta para intentar demostrar que Caballo de Troya fue un plagio.
Pero el “culebrón” no terminó ahí…
«Interviú”. Enero 88. ¡Genial! PURA BASURA.
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TERCER JUICIO: 1990
ANTONIO RIBERA, CONDENADO
Intentó usurpar cinco libros de J.J. Benítez
A pesar de los durísimos ataques, y de los intentos de desprestigio, continué mi labor de investigación y de difusión. En abril de 1984 inicié un nuevo proyecto titulado “Informes secretos de Ummo”. Un año más tarde fue terminado y enviado a la editorial Planeta. El trabajo –inédito hasta hoy- fue armado en cinco volúmenes. La obra, como digo, nunca vería la luz…
Como ya he referido en otros capítulos de “Peor, imposible”, los años 1985, 1986 y 1987 fueron especialmente salvajes en lo que a agresiones se refiere. Antonio Ribera, Enrique de Vicente y Ballester Olmos fueron algunos de los principales instigadores, como se podrá comprobar en el presente informe. A los tres meses del pago de la indemnización establecida por el juez (250.000 pts), el señor Hernández Franch prosiguió los ataques y calumnias contra mi persona. Yo no daba crédito a lo que veía…
Enrique de Vicente, otro de los intigadores de la campaña de difamación contra J.J. Benítez (Foto: J.J.Benítez)
En uno de estos panfletos (reproducido íntegramente), el tal H. Franch afirmaba que sus informantes eran Moya Cerpa, Antonio Ribera y V.J. Ballester Olmos. Una vez más me acusaba de plagio…Las respuestas de dos de ellos no se hicieron esperar (ver cartas de Ribera y Moya Cerpa). Enrique de Vicente y Ballester Olmos no rechistaron. Tanto Ribera como Antonio Moya descalificaron el panfleto injurioso, negando que tuvieran relación con H. Franch.
Escrito de Estudio Investigación Ovni
Carta de Ribera (7 junio 1985)
Carta de Moya a Investigación Ovni (14 junio 1985)
Carta de Ribera (20 junio 1985)
Carta de Moya (22 junio 1985)
Ribera lo llamó “asqueroso documento adjunto” y lamentaba verse envuelto en una campaña de difamación contra mi. Conviene no olvidar esa carta del 7 de junio de 1985…
Días después, en otra carta que reproduzco íntegramente (20 de junio de 1985), Ribera cambia de actitud, e invocando la ética profesional, considera INACEPTABLE lo que ha hecho Benítez. Me cansé de explicarle, telefónicamente, que yo no había cometido delito alguno y que todo aquello obedecía a una nueva campaña difamatoria. Ribera mentía al asegurar “que no haría nada contra mi”. Ya lo creo que actuó, y de qué forma…
CINCO LIBROS SOBRE “UMMO”
En esas nos hallábamos cuando el investigador y escritor Antonio Ribera, que también había publicado libros con la editorial Planeta, tuvo conocimiento de la llegada a la editorial, en Barcelona, de mis nuevos libros sobre el tema “UMMO”. En total, como dije, cinco volúmenes y varios años de esfuerzo. Pues bien, ante la sorpresa de todos, Ribera trató de subirse al carro de la publicación de dichos libros, sugiriendo a Planeta, y a mi mismo, que él debería aparecer como co-autor, dada su amplia experiencia en el tema ummita. Tras la sorpresa inicial, comprendí que Ribera pasaba apuros económicos y que debía ayudarle, a pesar de sus calumnias y oscuras maniobras. Y así lo hice. Hablé con mi editor, José Manuel Lara Bosch, y le propuse que los cinco libros fueran firmados por ambos, repartiendo igualmente los posibles derechos de autor al cincuenta por ciento. Lara, muchos más experto que yo en esas delicadas lides, me aconsejó que no fuera ingenuo. Pero lo tenía decidido. Yo no era como Ribera…Finalmente se llegó a un acuerdo. Y Ribera, como demuestra su carta de 21 de febrero de 1986, cambió nuevamente de actitud.
La editorial, siguiendo mis órdenes, le remitió un juego de galeradas de los cinco libros sobre Ummo con el fin de que modificara el singular de J.J.Benítez por el plural de J.J.Benítez y Antonio Ribera. Lo soporté todo con un estoicismo digno del mejor discípulo de Zenón. Lara tenía razón. Ribera no era de fiar.
Carta de J.J. Benítez a su editor, José Manuel Lara Bosch
Respuesta del editor de Planeta a la propuesta de J.J. Benítez
Carta de Ribera a Benítez (21 febrero 1986)
Karma 7- Carta abierta de Ribera a Benítez
Karma 7- Carta de J.J.Benítez
Algunas de las correcciones efectuadas por Ribera en los libros escritos por J.J. Benítez.
LA DEMANDA
A pesar de sus palabras de elogio en la referida carta de 21 de febrero de 1986, “mi padre ufológico”, según él, siguió maquinando a mis espaldas. Lo hizo en la campaña de desprestigio de la revista sensacionalista “Interviu” (noviembre de 1987) y en los siguientes artículos de este mismo semanario (ver “Segundo juicio:1985”). Tanto la editorial Planeta como yo nos indignamos. Y Planeta, hastiada de tanta hipocresía y basura moral, tomó cartas en el asunto y exigió a Ribera el cumplimiento de su contrato con dicha editorial. Según mis noticias, Ribera había contratado diez libros con Planeta, por los que había cobrado los correspondientes anticipos, y, sin embargo, sólo había entregado seis. Ribera, en un gesto de cinismo sin precedentes, respondió que no debía nada. Al contrario: era Planeta quien le debía a él, puesto que había entregado cinco libros sobre Ummo (libros de su exclusiva autoría). Por tanto –aseguró-, al entregar esos cinco libros, había cubierto, de sobra, lo pactado. No supe si reír o llorar…
En mayo de 1988, Ribera publicó un libelo titulado “El secreto de Urantia”. En un total de 128 páginas contabilicé 89 falsedades, calumnias y medias verdades. En la página 33, refiriéndose a la reclamación de Planeta, Ribera escribe textualmente: “El autor demandado (Ribera) contestó al requerimiento notarial demostrando que con las seis obras ya publicadas y las cinco entregadas, que eran una compilación de los escritos de UMMO, el contrato no sólo había sido cumplido, sino que los ejemplares contratados se sobrepasaban en uno.
Planeta volvió a la carga, esta vez ya en 1988, y como en el viejo desafío de David contra Goliat, Ribera exigió de la editorial el retorno de sus cinco originales no publicados».
¿Sus cinco originales? ¿Desde cuando eran suyos?
A raíz de estos reportajes (1974), Ribera me consideró su “hijo” ufológico. En este caso, el “padre” salió rana…
Marzo de 1974. J.J.Benítez interroga a Ribera, en su casa de San Feliu de Codinas. (Foto: Fernando Múgica)
Muy pocos conocieron la doble moral de Antonio Ribera.
En julio de ese mismo año (1988), con toda la razón del mundo, Planeta se querella contra Antonio Ribera y reclama lo que es suyo. Ribera sigue en sus trece y acepta el pleito. Yo, asombrado, acudo a declarar y envío mi máquina de escribir a Barcelona, con el fin de que pueda ser analizada por los peritos judiciales. El resultado sólo podía ser uno: los libros sobre Ummo habían sido escritos por mi.
< Imagen izquierda. La policía verificó que los cinco libros sobre “UMMO” fueron escritos en la “OLIVETTI” de J.J. Benítez.
> Imagen derecha. Máquina de escribir de J.J. Benítez, en el momento de ser enviada a Barcelona, para su peritaje.
Sentencia completa (31 julio 1990)
En julio de 1990, finalmente, Antonio Ribera fue condenado por el Juzgado de Primera Instancia Nº 5 de Barcelona por incumplimiento de contrato. La sentencia (que adjunto íntegra) dejaba claro que Ribera había pretendido usurpar la paternidad de cinco libros cuyo autor era J.J.Benítez. Las cañas, una vez más, se volvieron lanzas…
Algun tiempo más tarde (1993), Ribera solicitó perdón, públicamente, en un acto en el Liceo de Barcelona, durante la presentación de mi libro “Materia Reservada”. Lamentó el daño que me había hecho a lo largo de aquellos años. Yo perdoné, por supuesto, aunque no he olvidado.
Presentación de “Materia Reservada” 1993. Ribera pidió perdón.
Pepe Rodríguez (izda), durante el acto en el que Ribera pidió perdón.
Carta de Ribera a J.J. Benítez (30 mayo 1994)
Carta de Ribera a “Planeta”, reconociendo sus errores.
Fax enviado por J.J. Benítez a “Planeta”.
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