Jesús Revelaciones del  Nuevo Testamento

Descripción

Jesús Revelaciones del  Nuevo Testamento

 

 

Revelaciones—segunda parte

Revelación 11: El sudario es una realidad

Mensaje recibido el 14 de Septiembre de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

Sí, así es, y me alegro que me hayas dispensado la oportunidad de escribirte, porque estuve presente un poco tiempo y leí contigo el libro del Dr. Barbet acerca de la crucifixión, y quisiera decir en este lugar, que el sudario de Torino es una realidad, el sudario que cubrió mis restos mortales, después de que me quitaron de la cruz y después de las preparaciones para mi funeral por José, como se lo describe en los Evangelios. El cuidado por mi cuerpo, como se lo describe en Juan, capítulo 19, versículos 38-42, es correcto. Los clavos, que atravesaron mi carne, fueron martillados en mis muñecas, y no en mis manos, como mucha gente lo ha entendido; la muerte física llegó por asfixia, debido a la posición antinatural de mi cuerpo, jalando de mis brazos estirados en la cruz, y que la apertura de mi corazón por el lancero Romano, y el flujo acompañante de sangre de la aurícula derecha y del líquido del pericardio realmente sucedió como se lo describe por Juan el Apóstol en el capítulo 19, versículo 34.

Vuelvo a decir, mi sincero y dedicado Dr. Barbet cumplió con una tarea de suma importancia, reconstruyendo la crucifixión, sin embargo, esta reconstrucción solo trata de las experiencias sufridas por mi cuerpo, y no trata del alma viviente, así que, cuánto más importante es dedicarse a la reconstrucción del hombre a través de la experiencia del Nuevo Nacimiento, y estudiar lo que le conducirá, en verdad, a la vida eterna. El principal hecho de la crucifixión es, si bien es cierto que desmaterialicé mi cuerpo, que murió en lo que se refiere a su existencia, pero mi alma ha seguido viviendo a través de todos los siglos desde entonces y continuará viviendo por toda la eternidad, y esta vida eterna llegó a ser una realidad por mis constantes y fervientes oraciones al Padre Celestial por el influjo de Su Amor Divino en mi alma y por el ser uno solo con Él.

Mi cuerpo, en estos muchos siglos, se descompuso en los elementos de los que fue hecho, y ya no existe como tal, ni puede volver a existir por una ceremonia misteriosa como la de la sangre y del vino, que ahora se practica en cultos religiosos, no obstante, lo que realmente vive es mi alma inmortal, con mis enseñanzas indicando el camino, cómo obtener la inmortalidad del alma, enviando las ansias al Padre. Porque es el Amor Divino, que da la vida eterna, y no este pan, que es materia, la que, como experimentado por mi cuerpo, sufre la descomposición y está sujeto a las leyes del mundo físico y, por ende, transitorio.

II

Mensaje recibido el 10 de Octubre de 1955

La información con referencia a mi verdadera resurrección ya ha sido entregada a la humanidad en los mensajes que, con mi aprobación, fueron comunicados a través del Sr. James E. Padgett y impresos en «El Evangelio Verdadero Revelado Nuevamente»; y los mismos explican mi trabajo en la cueva de José, cómo ascendí al mundo de los espíritus para proclamar la disponibilidad del Amor del Padre a través de la oración, y así la posibilidad de la unión con Él, y entonces, regresando a la cueva, materialicé un cuerpo muy parecido al mío de los elementos cogidos de los elementos del universo; el sudario de lino, que había cubierto mi cadáver, lo doblé cuidadosamente, lo coloqué en una esquina, y salí de la cueva, ya que la piedra, que había bloqueado el acceso, había sido quitada por el espíritu luminoso enviado por el Padre para este propósito; y así sucedió que vi a María Magdalena y a las otras mujeres, como los Evangelios lo mencionan. El ángel mencionado en el Evangelio fue un espíritu luminoso, enviado para el propósito de quitar la piedra; la fuerza que exhibió en esa tarea, se obtuvo por la transmisión de energía enviado a él por muchos espíritus, que presenciaron el evento. Su cuerpo espiritual materializado, equipado con este poder adicional, fue capaz de cumplir la tarea de quitar la piedra rodándola lejos. Él utilizó al guardia, a quien puso en trance por sugestión, como el medio para obtener el ectoplasma requerido para llevar a cabo la materialización. No, no fue capaz de materializar seleccionando elementos para su forma material, como yo lo pude hacer en mi resurrección, y nadie más, solo yo, ni siquiera los espíritus excelsos de la Transfiguración, lo ha hecho.

Fue necesario que yo lo hiciera, para mostrar que seguía vivo incluso después de la muerta por crucifixión, porque en este tiempo, en su desarrollo espiritual, este fenómeno fue la prueba en los ojos de mis discípulos, que yo fui el Mesías; pero la verdadera comprensión de mi misión como el Mesías solo les llegó en Pentecostés, cuando el Amor Divino fue transportado en sus almas con tanto poder y en tanta riqueza, que por fin comprendieron que yo había venido para traer la Esencia misma del Padre a la humanidad, si la buscasen a través de la oración sincera.

Este evento, más tarde, se llegó a conocer como la recepción del Espíritu Santo, erróneamente, como no, porque es el Espíritu Santo que transporta el Amor del Padre en el alma de quien lo busque; pero incluso eso fue relegado a un segundo plano, detrás del gran hecho del «Cristo resucitado», lo que fue predicado a los paganos para substituir a sus propios dioses.

Si se comprende y enseña el espiritualismo adecuadamente, tiene que conducir a la oración por el Amor Divino y a la unión con el Padre; y qué introducción podría ser más adecuada a las verdades del Padre como la que revela mi resurrección — el Cristo resucitado — como la obra de una verdad fundamental del Espiritualismo.

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 12: Jesús explica pasajes en el Evangelio según Juan

Mensaje recibido el 7 de Junio de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

En el Evangelio según Juan, Capítulo 5, versículo 22, la expresión «el Padre a nadie juzga, mas todo el juicio dio al Hijo,» hay que interpretarla que el Padre realmente no juzga, sino que el hombre se sentencia a sí mismo por las memorias de sus maldades y pensamientos pecaminosos, las que lleva consigo al mundo de los espíritus, donde la Ley de Compensación interviene con estas memorias carentes de armonía de ese espíritu, purificándole a través de un proceso de sufrimiento, ya que estas memorias le arden y excorian, y acompañado por las tinieblas e infelicidad de su lugar de domicilio. Jesús no juzga, ni tiene el poder de juzgar, como asevera el Nuevo Testamento, sino yo soy sencillamente un repositorio para el principio del Amor Divino, cuya fuente es el Padre, y a través de la fe en Su Amor, es espíritu, en sus oraciones al Padre por Su Amor, recibe la capacidad de superar la condición de sufrimiento y tinieblas, porque de manera como el Amor Divino del Padre entra en el alma del espíritu, el mal es expulsado del alma, y la memoria de este mal desvanece, y la Ley de Compensación y no tiene en que intervenir, y el espíritu se libera de su intervención. Y esto es el gran hecho de la eficacia del Amor Divino, que le hace posible al alma que lo posee, eliminar el mal de ella y por eso progresar de las tinieblas y del sufrimiento de los infiernos mucho más rápidamente y lograr la unión con el Padre, y alcanzar un domicilio en los Cielos Celestiales.

El Juicio, por eso, no es una cuestión de la existencia de un juez, sino sencillamente la intervención de la Ley de Compensación, llevando al espíritu que sufra las penalidades por las transgresiones de las Leyes de Dios, pero no es Dios ni tampoco yo, quienes causan el sufrimiento, sino las memorias del espíritu mismo, que contienen aquello, en lo que la Ley interviene, hasta que esté satisfecha. Yo no soy un juez, y tampoco lo es el Padre en el sentido como los mortales lo comprenden, sino la voluntad del espíritu, para aprovechar la oportunidad de buscar el Amor del Padre o rechazar esta oportunidad, es el juez sentenciando al hombre a los sufrimientos, causados por su condición espiritual, o premiándole con la erradicación de su naturaleza pecaminosa, cuando el Amor Divino entra y penetra su alma, y le convierte en apto para la felicidad y gloria de los Cielos Celestiales.

El concepto de que yo soy el juez del mundo, de que vendría un día para juzgarlo, es totalmente falso e ilusorio, y yo nunca lo enseñé, tampoco di a entender a mis discípulos o a los que me escuchaban, que mi reino era de este mundo y que yo sería el rey de los Judíos en otro sentido que el espiritual.

II

Mensaje recibido el 14 de Junio de 1955

Para continuar con Juan, capítulo 5, versículo 28, donde dice: «porque vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán voz del Señor, y los que escuchan, serán salvos». Quisiera explicar el significado de este versículo, como debería interpretárselo. Significó que aquellos espíritus viviendo en el mundo de los espíritus, sin tener en cuenta su esfera de luz o tinieblas, escucharían que el Amor Divino de Dios había sido otorgado a todas las almas, a mortal y espíritus, y que los que aprovecharon la oportunidad de obtener el Amor Divino a través de la oración podrían con el tiempo y de acuerdo con la intensidad de las ansias de sus almas entrar los Cielos Celestiales y llegar a ser inmortales. No quise decir literalmente, como implica el Nuevo Testamento, que los cadáveres de los mortales volverían a ser vivos por la reagrupación de los elementos de su composición, que forman el cuerpo, y que las almas de estos mortales resucitados iban a regresar del mundo de los espíritus para habitar en estos cuerpos, y esto es el absurdo que el Nuevo Testamento enseña como teniendo autoridad y viniendo de mis labios. El versículo quiso expresar que el alma muerta, es decir, el alma inconsciente de lo espiritual, escuchando mis mensajes, podía experimentar un despertar y por eso buscar lo espiritual y llegar a poseer suficiente del Amor Divino, asequible a esta alma tanto en la carne, como en el mundo de los espíritus.

En el mismo capítulo de Juan, mostré que Moisés profetizó acerca de mi venida en el Libro de Deuteronomio, capítulo 18, versículo 15, escribiendo: «Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará el SEÑOR tu Dios; a él oiréis … y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare», y la parte importante de esta profecía fue, que este profeta, refiriéndose a mí, sería como Dios Mismo, y este parecido indicaba la naturaleza de nuestras almas, porque mi alma llegaría a estar llena de la naturaleza del Padre, es decir, del Amor Divino, y de manera como oraría constantemente por Su Amor y obtendría más de Su Amor, tendría un conocimiento incrementado y la posesión de la inmortalidad. Usé esta profecía de Moisés muchas veces, cundo expliqué mi misión como el Mesías.

III

Mensaje recibido el 30 de Junio de 1955

Ahora, con referencia a las preguntas, a las que deseas mi respuesta: «Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero», del Evangelio de Juan, capítulo 6, versículo 44. Bueno, esto es falso, y desde luego, te das cuenta que Juan no escribió esta declaración, igual que en el caso de muchas otras declaraciones en el Evangelio, las que ya ha indicado y otras que esclareceré en el transcurso del tiempo. Porque aquí, otra vez, el Padre no impone Su Voluntad en el hombre, y por eso no le trae, sino son los deseos y las ansias del alma humana, lo que conduce al hombre hacia el Padre y a buscar Su Amor. Además, no es una cuestión de si el hombre se dirige a mí, porque simplemente soy el mensajero del Padre, enviado a la tierra para proclamar el otorgamiento del Amor Divino a la humanidad, siendo yo mismo la prueba de la disponibilidad del Amor, y el hombre obtiene el Amor Divino y la unión con el Padre a través de las ansias de su alma hacia el Padre, e incluso si el hombre dirige sus pensamientos a mí, con la idea equivocada de que yo soy Dios, o el pensamiento de que yo soy el Hijo de Dios, las ansias de su alma en realidad salen hacia el Padre. Y otra vez, tengo que decir, aun cuando me repite, yo no resucito a nadie en el día postrero, porque no existe un día de juicio, como los ortodoxos se lo imaginan, sino el hombre se juzga a sí mismo, y resucita a través de las leyes de compensación, las que gobiernan su progreso hacia la luz en el mundo de los espíritus, y también por la eficacia del Amor Divino.

Así ves, esta declaración es totalmente errónea, y crea una impresión muy equivocada en cuanto a la relación del hombre a Dios y al juicio. Esta concepción equivocada de lo que es el juicio y lo que no es, se evidencia otra vez en la expresión en Juan, capítulo 9, versículo 39: «Yo, para juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados.»

Es un hecho que mi venida no tenía nada que ver con el llamado día de juicio, sino ayudé a la humanidad por dirigir el hombre hacia el Padre y Su Amor Divino, al menos a los que recibieron mi mensaje, a encontrar un hogar lleno de luz en el mundo de los espíritus, y una salida para escapar al juicio impuesto por las leyes de compensación, y este es el único juicio en el que yo tomé influencia. Adicionalmente, vine a la tierra para que todos los hombres pudiesen percibir las grandes verdades del otorgamiento del Amor Divino del Padre, y para que los ciegos pudiesen ver, y con esto me refiero a lo físico y lo espiritual. No pude desviar a nadie de la verdad, una vez que la había comprendido, y fue mi misión, dirigir a toda la humanidad hacia la verdad. Yo no hubiese sido Jesús el Cristo, si hubiese tratado de desviar a los hombres de Dios, de la Verdad y del Amor Divino, y de hecho, incluso aunque no hubiesen aceptado la gran verdad del Amor Divino, yo sí ayudé a los hombres volver a fortalecer su fe en las grandes leyes de Dios sobre del amor natural y el código moral.

¿Acaso no ves la falsedad de estas expresiones atribuidas a Juan, y cómo se las entiende mal y cómo me representan mal, a mí y a mi misión en la tierra?

Ya sé que tenías estas dudas referentes a estos pasajes en el Evangelio según Juan, y me alegro mucho poder escribirte acerca de ellos. Así pues, continúa anotando estas dudas cuando estudias los Evangelios, y te escribiré si contienen la verdad o no. Terminaré ahora, y con mi amor por ti y por le Dr. Stone, me despediré, tu amigo u hermano mayor,

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 13: Mateo escribió el pasaje acerca del divorcio

Mensaje recibido el 3 de Enero de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

Te escribiré mi mensaje sobre uno de los más enigmáticos pasajes en el Evangelio según Mateo, retando a cada estudiante del Nuevo Testamento, y esto es el tema del divorcio como Mateo presuntamente lo escribió.

Todo lo que puedo decir es que, Mateo realmente escribió el pasaje sobre el divorcio, pero con ciertas diferencias, cambiando totalmente el significado y la interpretación. Primeramente, el divorcio mismo, ciertamente no es maligno, solamente reconoce un estado que surge de una condición maligna entre dos almas, que sufren por espíritus malos o por los malos deseos, que obsesionan estas, lo que produce una situación totalmente fuera de la armonía entre ellas, así que no pueden soportar la compañía de su pareja, y por eso desean separarse. Ahora, este acto de divorcio, como he dicho, simplemente reconoce esta falta de armonía entre las almas como una realidad, y no es la solución al problema del matrimonio, obsesionado por las dificultades que resultan de las acciones de las almas malignas. La solución no es el divorcio, sino la eliminación del mal que aflige a las almas, y este mal solo puede ser eliminado por un gran esfuerzo por parte de los individuos en cuestión, el ejercicio de su amor natural, o aun mejor, por el Amor Divino, que entra en las almas de la pareja, efectuando de esta manera la eliminación de los males afligiendo sus almas. Y con la eliminación de estos males, las almas recuperan su pureza original, y la armonía vuelve a establecerse en la situación matrimonial.

Por esta razón no aprobé el divorcio, mientras Moisés tuvo que tolerarlo, porque el Amor Divino se desconocía en el tiempo de Moisés, y por eso él tuvo que condonar una situación producida por la dureza de los corazones de los hombres, y aquí, con referencia a la ley de Moisés, hice alusión al uso de la letra de divorcio más por los hombres que por las mujeres, que en este tiempo estaban sujetas a la dominación por los hombres en cuanto a asuntos matrimoniales, y él era el agresor con mucho más frecuencia que la mujer. Cuando aparecí en Palestina para comenzar mi ministerio, fue posible para la humanidad recibir el Amor Divino a través del Espíritu Santo, y personas con fe en mi doctrina, que el Reino de Dios se había acercado, podían, aplicando mis enseñanzas, recibir el Amor Divino y obtener la transformación de sus almas, evitando así la necesidad del divorcio a través de la transformación de la condición de sus almas un estado maligno al estado del ángel puro, con nada más que el amor natural y el Amor Divino para el matrimonio y para su pareja. Como mínimo, el Amor Divino operando en las almas de mortales podía convertir estas almas en tan libres del mal, que el matrimonio sería armonioso.

Entonces, cuando yo hablé del divorcio de una manera, que indicó que la separación de la mujer y el matrimonio con otra solamente llevaba al hombre a cometer adulterio, y que el hombre que se casó con la mujer así puesta al lado, también cometía adulterio, quise pintar el cuadro de una condición de pecado en una condición del alma perfecta en cuanto a otros aspectos. En el estado de la nación Judía en este tiempo, la acción del divorcio fue un mal necesario, y yo no tuve ninguna intención de decretar que el divorcio, como concedido por la ley de Moisés, tenía que ser eliminado, porque las condiciones, afectando a esposo y esposa, fueron aun peores en mis días que en el tiempo de Moisés, y el uso subsecuente de mi palabra como una ley obligatoria para los Cristianos, no fue mi intención en absoluto, porque simplemente indiqué un ideal.

Además, nunca dije que se debía que divorciarse de una mujer por razones de adulterio, como el Nuevo Testamento lo formula, porque la frase «fuera de causa de fornicación», fue insertada posteriormente por un escritor quien, de acuerdo a las opiniones posteriores, expuso una actitud muy dura contra pecadores maritales. Esta actitud no representa mis verdaderas ideas sobre el tema, porque mi actitud real con referencia a la mujer adúltera se demuestra claramente en el pasaje en Juan, que retrata mis palabras a los Judíos, quienes le arrastraron a una mujer pecadora ante mí; y estas palabras fueron, que se le debía perdonar, porque ningún acusador, y esto incluyendo al esposo ofendido, era sin pecado.

Todos los pecadores, si se arrepienten de sus pecados en buena fe, podían presentarse ante el Padre Celestial confiando en Su Amor y Misericordia, y esto no incluía solamente al ladrón y al asesino, sino también a la adúltera. Así ves, como autores con buenas intenciones pero desviados, que no tenían ninguna concepción de mis verdaderas enseñanzas, sobrepusieron una interpretación completamente diferente en mis expresiones, y de hecho, pusieron palabras en mi boca, las que nunca pronuncié; y esta profanación de mis enseñanzas trajo perjuicio indescriptible sobre la humanidad por muchos centenares de años, y le ocasionaron al autor años terribles de tortura en los infiernos por sus inserciones de buena intención.

Me gustaría declarar, que el divorcio es admisible, cuando pone final a un estado de fornicación en los ojos de Dios, aun cuando el matrimonio se observa por la pareja, y esto es, cuando ambas partes de la pareja se casaron por otras consideraciones excepto el amor, el que es la única verdadera justificación del matrimonio; y donde hay hijos, el divorcio entre estas parejas sencillamente causa más infierno en la tierra a los padres y a los hijos, y es una de las mayores causes de la infelicidad en la tierra. Por eso, las parejas deberían bajo cualquier circunstancia encontrar una solución para sí mismas y para sus hijos, si esto es realmente posible a través del ejercicio del amor natural y la purificación de sus almas, pero como ya he dicho anteriormente, esto puede ser remediado más eficientemente reconociendo que Dios es nuestro Padre Celestial, y que Él trata de ayudar a los mortales, cuando los mortales solo se dirigen a Él y buscan Su ayuda con toda la sinceridad de sus almas, en las que entonces el Amor Divino puede ser transportado con la subsecuente eliminación del mal de estas almas y su transformación en la Esencia Divina.

A esta fase sumamente importante de la existencia del hombre, igual que a todas las otras, el Amor Divino traerá paz, felicidad y armonía, y logrará evitará los terribles infiernos reservados para el hombre, cuya alma está dañada por sus deseos e inclinaciones malos.

II

Mensaje recibido el 6 de Enero de 1955

Continuaré con el Nuevo Testamento y sus verdades y falsedades, y quisiera informarte sobre el Amor Divino en uno de los pasajes referentes al joven rico, quien se presentó ante mí y me preguntó, cómo podía obtener la salvación para su alma, y la manera como el Nuevo Testamento describe este encuentro entre nosotros, sugiere al lector, que mi gran mensaje a la humanidad no fue más que los Diez Mandamientos, porque varios de los mandamientos más importantes, con referencia al amor del hombre por Dios, se omitieron por completo, y solo los que tratan de la relación del hombre hacia su prójimo fueron preservados. Cuando el joven me indicó que él había observado todos estos mandamientos, y que quería saber lo que tenía que observar además de ellos o lo que tenía que hacer adicionalmente para merecer la salvación, yo le dije que regalase toda su propiedad, empobreciese y me siguiera.

Bueno, esto contribuye una historia muy bonita al Nuevo Testamento, y se la lee comúnmente con interés, y todos la aceptan, que comprenden que los Diez Mandamientos, dados a los hijos de Israel por Moisés, en realidad fueron las leyes de Dios referentes al código moral. Pero, no se dan cuenta de que, si eso hubiese sido todo por lo que vine a Palestina a predicarlo, entonces Jesús no hacía falta, porque Moisés ya había entregado estos mandamientos, y yo pude hacer nada más que confirmar lo que Moisés ya había proclamado.

De hecho, sí enseñé las leyes de Moisés, porque conducen al estado puro, mas no divino o angélico, el que solo puede ser obtenido por la obediencia al código moral, pero mi misión, como sabes, no fue la enseñanza de la ley sino de la Gracia. Es decir, libertad del pecado, no por la obediencia a la ley, sino por la transformación del alma a través del Amor Divino, transportado en esta alma por el Espíritu Santo. Esto es precisamente lo que enseñé al joven rico, quien se me presentó para conocer el camino a la salvación, porque el amor de un hombre por su prójimo y el amor por el Padre no conducen a la salvación en el sentido de dar al hombre la Inmortalidad y unión con el Padre. Por esa razón enseñé al joven el nuevo Evangelio de Gracia y el Amor Divino, lo que fue superior al amor por Dios y a la reverencia de Dios por el camino prescrito, como se lo encuentra en los tres primeros mandamientos de Moisés, y escritores posteriores del Evangelio, en la producción de copias y copias secundarias, no podían entender mis alusiones a y enseñanzas del Amor Divino como superior a las leyes del amor hacia Dios, lo que era, como uno podría decir, una parte misma de su existencia, y gradualmente eliminaron todas las referencias tanto a esta enseñanza, como a los mandamientos de Moisés, que exigían el amor del hombre por dios, porque lo primero no podía ser borrado sin lo segundo, y permitieron que los Evangelios tratasen solo de la relación del hombre al hombre y de cómo evitar del pecado por la posesión material y el deseo por ella. Y por eso, una vez más sucedió que mis enseñanzas fueron anuladas por estos copistas en el aspecto principal de mi misión — el anuncio de las buenas nuevas del reotorgamiento del don del Amor Divino — y de eso resultó un decremento de la capacidad de los hombres de comprender mi verdadera misión.

Pero existe algo que deberíamos tener en mente, sin embargo: En la composición textual del pasaje en Marcos y Lucas, no se encuentra absolutamente ninguna referencia a la expiación asumida por mí en la cruz como medio para la salvación, cuando el joven rico formuló la pregunta directa, y yo indico esta omisión como una prueba positiva, que la totalidad del concepto de la expiación asumida por mí fue una concepción mucho más tardía, y nunca constituyó parte de los escritos originales por mis discípulos, sino que fue un pensamiento posterior, tomando forma cuando las enseñanzas del Nuevo Nacimiento ya habían sido eliminadas, y cuando se introdujo una nueva concepción de la salvación de una manera apta para conciliar a los antiguos Judíos, y a mí, me convirtieron en el sacrificio que purificaría a la humanidad de los pecados por el derramamiento de mi sangre. Tú conoces, que ya he tratado este tema a fondo con anterioridad, e igualmente mis discípulos lo han hecho en sus mensajes a través del Sr. Padgett, pero lo consideré apropiado referirme nuevamente a el, en conexión con un evento determinado relatado en el Testamento, y subrayar su falsedad.

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 14: Profecías de Daniel

Mensaje recibido el 12 de Diciembre de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

Yo estoy aquí esta noche, para escribirte acerca de la profecía de Daniel con referencia a mi venida, y al tiempo, cuando esta venida tomaría lugar, porque demuestra, que los Hebreos no desconocieron este tiempo, pero el hecho desafortunado es, que las predicciones de Daniel no tenían significado para ellos por la deficiencia en su espiritualidad y su negativa al hacer caso a la voz de sus profetas. Esto no fue predestinado a ser así, sino el resultado de las condiciones materialistas predominantes entre los líderes de la nación, y Daniel previó que estas condiciones prevalecerían en el período para el que profetizó.

Daniel predijo mi venida en el capítulo 9, versículos 25-27, cubriendo un período de 70 semanas de años, cuya primera parte fue la restauración y reconstrucción de Jerusalén, lo que tomaría siete semanas de años, ó 49 años. Sesenta y dos semanas de años más tarde, se quitaría la vida al Mesías, seguido por la última semana de años, el fin del tiempo. La aparición del Mesías sería anunciada por un período conocido como «tiempo, tiempos, y la mitad.»

Ha habido mucha confusión en cuanto al significado de estos períodos, pero la verdad es, que se concedió el permiso a los Judíos en el tiempo de su cautiverio Babilonio, para reconstruir Jerusalén en 454 a.C., y la restauración de la ciudad durante el período indicado, siete semanas de años, terminó en 405 B.C., cuatrocientos treinta y cuatro años más tarde, las 62 semanas de años después, perdí mi vida por la crucifixión en A.D. 29, a la edad de treinta y seis años.

El período cubierto por la expresión «tiempo, tiempos, y la mitad» ha sido considerado erróneamente como un gran período de tiempo, todavía no transcurrido, pero que de acuerdo a varios cálculos, debería haber terminado en el año mil, o cerca del tiempo del descubrimiento de América, y, según el Culto Atalaya, en otoño de 1914. El hecho que esta fecha coincide con tanto un terrible período de guerras, como con el invento de inmensas armas de destrucción, da colorido a la última suposición. Muchas personas creen que este período vendrá pronto, y que le seguirá la última semana de años, el fin del mundo, y el regreso del Mesías en nubes de gloria en los últimos días.

Esta expectativa, sin embargo, es vana, porque cuando Daniel habló del fin del mundo, él se refirió al fin del mundo Hebreo, lo que realmente tomó lugar en A.D. 70 con la caída de Jerusalén y la destrucción del Templo. Este tiempo final, para Daniel, coincidió con la venida del Mesías y su muerte inoportuna, y ambos eventos estuvieron ligados en su mente, como sucediendo casi simultáneamente. El enigmático «tiempo, tiempos, y la mitad», al que Daniel se refirió como cubriendo 1260 días, se refirió al período de aproximadamente tres años y medio previo a mi muerte, y sencillamente significó mi ministerio público, aproximado con bastante exactitud por la profecía de Daniel, del 26 de Enero de 26 A.D. hasta el 18 de Marzo de 29 A.D., la ligera diferencia se debe al hecho de que mi ministerio no duró tres año y medio exactamente, sino un poco menos de 3 años y tres meses, según el calendario de ustedes.

El período original de Daniel, 1260 días para esta expresión de tiempo, más tarde fue aumentado por 30 días, dando 1290, y por fin, se agregaron 45 días más, sumando un total de 1335 días. Como los eventos realmente se desarrollaron, mi ministerio duró 1172 días, más 40 días hasta el tiempo de mi ascensión, más 50 días adicionales hasta Pentecostés, un total de 1262 días, así ves, cuán cerca llegó Daniel con su profecía; especialmente con su número original de 1260 días.

El fin de la dispensación Judía, o el fin del mundo Hebreo, llegó con Pentecostés, porque sucedió en este tiempo, que el Amor Divino del Padre, otorgado por primera vez a mi persona, se concedió a mis seguidores en abundancia, y las Leyes Mosaicas fueron suplantada por la Nueva Alianza y el Nuevo Nacimiento. Como predijo Daniel, sucedió entonces que los rituales Hebreos de sacrificio y oblaciones fueron dejados al lado como no teniendo carácter obligatorio, y el Hijo del Hombre fue visto por muchos en las nubes de la gloria, la manera de Daniel de describir mi aparición ante mis discípulos después de mi muerte, y mi ascensión en el Monte de los Olivos.

La predicción referente al tiempo de la abominación, 1290 días antes del fin de mi ministerio público, no se refirió a aquella profanación por Antíoco Epífanes, quien profanó el Templo en 175 a.C., tampoco a aquella por Herodes en 14 a.C., sino a aquella por Poncio Pilatos, quien, cuando empezó a gobernar en Judea en A.D. 26, cometió como una de sus primeras acciones, una acción de profanación del Templo, ordenando a soldados Romanos que ingresasen con sus estandartes y banderas idólatras. La estimación de Daniel de 1290 días, como ya he explicado, fue un poco más larga que los eventos mismos, los que duraron 1212 días (1172 hasta la crucifixión y 40 más hasta la ascensión), así que la profanación profetizada ocurrió en el primero de Enero de A.D. 26, y duró más de una semana.

La última semana de años, entre A.D. 30 y 36, sigue la muerte del Mesías, y termina con la persecución de los discípulos en Jerusalén. Daniel, como he dicho, pensó que la destrucción de la ciudad sucedería casi inmediatamente después de la muerte del Mesías, y tal vez hubiese ocurrido así, si el Padre, en Su Bondad, Misericordia y el Amor otorgado a Su pueblo, no hubiese concedido un período de algunas décadas como tiempo de gracia, para dirigirse al Padre y Su Amor; y el Padre sigue buscando la oportunidad para otorgar Su Amor Divino a aquellos de Sus hijos, a quienes primero reveló, a través de mí, Su Mesías, el gran don de Su Inmortalidad.

He escrito suficiente esta noche para mostrar la importancia y explicar el significado de la profecía de Daniel, porque aparte de exponer, cuáles fueron las expectativas de los Judíos con respecto a mi venida, también indica a fechas en mi vida y ministerio, que de otra manera no son disponibles, y demuestra que, interpretándola correctamente, se conocía más de mí y del tiempo de mi venida, de lo que generalmente se ha supuesto. Terminaré ahora, con mi amor por ti y por el Dr. Stone y, exhortando a todos ustedes que están trabajando para la causa del Reino, que oren con toda la sinceridad de su alma por el influjo del Amor del Padre, y con fe que este Amor del Padre satisfará sus necesidades, tanto en este mundo como en el venidero, me despediré y me suscribo,

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 15: Profecías del Antiguo Testamento

Mensaje recibido el 7 de Febrero de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

Esta noche, proporcionaré cierta información para el beneficio tuyo y de la humanidad, con referencia a ciertas profecías y declaraciones en el Antiguo Testamento. La primera de ellas es la profecía de Joel, tratando tanto con los sueños y visiones de los hijos de Judá, como con las manifestaciones de desorden y destrucción en el mundo en los últimos días de la nación Judía. No tuve la intención de escribir sobre este capítulo en Joel, pero cuando vi que lo habías estudiado el jueves pasado, y lo declaraste como no mesiánico, he venido ahora para informarte, que te equivocaste y que el pasaje en cuestión es uno de los pasajes más hermosos de su género, tratando con la Nueva Alianza de Gracia y presagiando la edad de destrucción cerca del tiempo de la caída de Jerusalén.

Los sueños mencionados por Joel son los sueños, que los Judíos de mi tiempo tuvieron en su gran celo por superar la opresión Romana y establecer un estado Hebreo libre, y las visiones de los Judíos fueron las visiones de Pedro referentes al alimento que se debería comer, por ser provisto por la bondad del cielo, y la visión que tuvo Pablo de mí en el camino a Damasco, y Joel también previó las nubes de humo saliendo del Monte Vesuvio, destruyendo Pompeya y Herculaneum, y los terremotos de Creta y Asia Menor y en otras partes, que tomaron lugar en ese tiempo, y también el gran incendio de Roma en 64 A.D., la lucha en Germanía entre los paganos y las legiones Romanas, y también otras sublevaciones en Palestina y las rebeliones y guerras, que por fin terminaron con la destrucción de la Ciudad Santa. Así ves, la profecía de Joel fue una profecía doble de la Nueva Alianza del Amor Divino y del fin de la dispensación Judía, siguiendo su rechazo a mi persona como su Mesías, esperado por tanto tiempo, y los trastornos anunciando los dolores del parto de la dispensación Gentilicia.

Otro tema que deseo discutir contigo esta noche es el pasaje en el Nuevo Testamento, que me compara con el antiguo rey-sacerdote Melchizedec, del Génesis capítulo 14, versículos 18-20, quien bendijo a Abraham y le ofreció pan y vino en una de sus fiestas. Quiero constatar que no es posible, en ningún momento, compararme con un rey-sacerdote de esta índole, porque mi propio reino como rey no es de este mundo carnal sino que es espiritual, y, para ser más exacto, son los Cielos Celestiales, y además, teniendo una imaginación elástica como sea, yo no soy un sacerdote en el sentido ordinario de la palabra, aunque dedico mucho tiempo a la oración al Padre Celestial, pero no lo hago como un sacerdote, ofreciendo sacrificios o celebrando las usuales ceremonias sacerdotales, sino que simplemente como un espíritu busco más riqueza del Amor del Padre a través de las ansias sinceras del alma; lo que es más, Melchizedec no tuvo la concepción del Amor Divino o de la posesión de la Inmortalidad, como yo la poseí en el tiempo de mi ministerio y la que enseñé en Palestina, trayendo a los Judíos y a toda la humanidad el conocimiento del Nuevo Nacimiento y de la Nueva Alianza. Y por eso está totalmente equivocado el decir que, como se lo explica en el Nuevo Testamento, yo fui una persona según el orden de Melchizedec.

Ahora, la razón de esta inserción en el Nuevo Testamento de esta falsedad, la que, a propósito, no fue escrita por ninguno de mis discípulos sino por un escritor posterior, interpolando esta comparación un buen siglo o más posteriormente, fue el deseo de este escritor por mostrar que el sacramento del pan y del vino, transformados en mi cuerpo y sangre, lo que se llama la eucaristía por el culto Católico, se debe su origen al Antiguo Testamento, datando de los días de Abraham, el patriarca, y por eso aplicando el sello de la ortodoxia en este sacramento, para conciliar a los Judíos y Judíos convertidos al Cristianismo.

Esta comparación entre yo y Melchizedec no me hace justicia, en lo que se refiere a mi misión, mis enseñanzas y mi relación con el Padre, y fue insertado arbitrariamente, sin tomar en consideración a la verdad, sencillamente para relacionarme con un rey-sacerdote, quien ofreció pan y vino en sus fiestas. Te indico que esto es tan falso como la doctrina, convirtiéndome en el cordero de Dios, lavando los pecados a través del derramamiento de mi sangre. En la verdadera religión futura del Nuevo Nacimiento, esta falsa doctrina será desenmascarada de lo que realmente es — hecha por el hombre y sin la autoridad de mis enseñanzas — y será eliminada de las creencias y prácticas de los hombres.

La Alianza, que Dios concluyó con Abraham, posiblemente no fue la primera entre la Deidad y el hombre, ya que hombres espirituales, en tiempos anteriores y en zonas diferentes de la tierra, llegaron a conocer Sus leyes de honradez y justicia, e intentaron interpretarlas y comunicarlas a sus pueblos. Pero la Alianza con Abraham tiene un significado especial para la humanidad, porque, más que una búsqueda a tientas por Dios, aparece como una revelación por Dios Mismo, y el precursor de esta Nueva Alianza a través de Jesús, la que puso Su Amor Divino y Su Salvación a la disposición del hombre.

La Antigua Alianza fue extraordinaria. Cuando Abraham obtuvo la consciencia de la llamada Divina, él se encontró en la puesta de sol de una larga vida. Cuánto vigor, coraje y determinación Dios le dio, es demostrado por su obediencia a esta llamada — una llamada que significaba largos períodos de viajes arduos y peligrosos, emprendidos por un anciano de setenta y cinco, desde Ur de los Caldeos al país de los Canaanitas, casi a mil millas de distancia. La tarea, que Dios le había confiado, no parecía tener esperanza — dar origen a un pueblo devoto a una Deidad invisible de honradez, justicia y misericordia, y quien demandó que estas cosas se practicasen por los que Le adoraban.

Fue imposible enseñar a los Caldeos, Canaanitas y a otros pueblos en este tiempo en esta zona, que buscasen a Dios. Los beneficios y bendiciones de las tierras, otorgadas por Dios en Su Amor y Misericordia a Sus hijos de todas las razas, fueron atribuidos a dioses locales de agricultura u fertilidad, como Baal, Melcart o Ashtoret, y acompañados por ritos inmorales de adoración. Sus ofrendas a estos dioses fueron las primicias de los campos y los primogénitos de las criaturas vivientes — sin exclusión de sus propios primogénitos, los que fueron sacrificados o «pasados por el fuego» para asegurar la fertilidad de los campos y de las matrices. La gente de estos países fue adicta a estas prácticas horribles de sacrificio humano. Dios no pudo enseñarles que confiasen en El, y, con otro plan de salvación en mente, envió a Abraham, Su sirviente voluntario, a un país lejano, y allá le destinó a ser padre de una raza, que daría la espalda a estas ceremonias sangrientas de los paganos, y andaría por Sus caminos de justicia, honradez y misericordia.

El hecho de Abraham, que ató a su hijo, Isaac, a un altar, y que aquél fue salvado por un ángel de Dios de ser sacrificado por la mano de su propio padre, por eso no es un relato representando la prueba de la fe en Dios de Abraham, como los comentaristas de la Biblia piensan tan equivocadamente. La fe de Abraham en Dios había sido sometida a la prueba repetidas veces por los rigores y las penurias que enfrentó durante numerosos meses, en el viaje lento y agotador, desde su ciudad natal, Ur, para comenzar, en su avanzada edad, una nueva vida, siguiendo la llamada de un Dios, a quien no pudo ver, pero de quien conocía en su corazón era el Rey viviente del universo. La salvación de Isaac, entonces, no fue ninguna prueba en absoluto, sino la señal innegable, sellada con la autoridad de Dios Mismo a través de Su ángel, de que El había apartado Su rostro del sacrificio humano, y de que El demandó la adoración verdadera en obediencia a Sus estatutos de honradez, justicia y misericordia.

II

Mensaje recibido el 14 de Febrero 1955

Me gustaría también escribirte sobre el origen de la Eucaristía, porque no basta con declarar que esta institución es falsa, ya que se elevará invariablemente la pregunta en las mentes de los hombres, pues, si es falsa, ¿dónde se originó? El hecho verdadero es, que la Eucaristía comenzó como una oración simple hacia el Padre para agradecerle Su revelación a la humanidad, a través de mí, del don de la Inmortalidad por el Amor Divino, y esta oración se efectuó rompiendo el pan y tomando el vino, pero especialmente el pan, porque así comenzaban las comidas Hebreas con el equivalente al dar las gracias por la comida. Y así la oración para dar las gracias por el don de alimento fue asociada con el agradecimiento por el Amor Divino a través de mí, y en el transcurso del tiempo, la concepción del Amor Divino se perdió, y se favoreció la idea de la inmortalidad obtenida por la énfasis y creencia en mi persona, causando que el devoto desarrollara la consciencia de que él agradeció por la inmortalidad a través de su fe en mi inmortalidad, y porque esto se llevó a cabo rompiendo el pan y bebiendo el vino, estas partes de la cena llegaron a ser asociadas conmigo como la supuesta segunda persona de la trinidad, o divinidad, y así se estableció la Eucaristía primitiva o el dar las gracias.

Sin embargo, la concepción del vino y del pan siendo mi sangre y mi cuerpo, no fue una concepción Hebrea, sino una idea muy popular o acostumbrada entre los Griegos, y esto sucedió en los cultos de Dionisio y Orfeo, y también en los cultos de Isis, Mitra, Cibeles y otros, sacrificando un animal al dios Dionisio o Orfeo o a los otros, y comiendo su carne y bebiendo su sangre bajo la impresión o ilusión, diría yo, que en este rito místico el animal así sacrificado representaba al dios mismo, y al comer su carne y beber su sangre, el devoto llegaba a ser uno solo, al menos temporalmente, con el dios mismo. Estas ideas Griegas, en conjunto tanto con otras incluyendo la ingestión de vino y pan como conmemorativo a un dios, como con la puesta en escena de la pasión de la vida y de la muerte del dios Dionisio, con el tiempo abrieron su camino en las ceremonias de la acción de gracias Cristiana, la que pronto adoptó la concepción de la transubstanciación de la sangre y carne de los ritos paganos para mi deificación como el Hijo de Dios, igual a Dios Mismo y la segunda parte de la trinidad. Y así encontramos la combinación de estos elementos, los que forman lo que conoce como Eucaristía.

Ya te he escrito que los escritores, que fueron Griegos y del siglo segundo, trataron de poner el sello de la autenticidad en la ceremonia de la Eucaristía, encontrando una conexión con el Antiguo Testamento de los Hebreos, y con mucho gusto utilizaron al personaje de Melchizedec para establecer sus doctrinas. Resulta de concepciones y combinaciones como estas, que nació la Eucaristía, y puedo repetir ahora y enfatizar el hecho, de que no tiene ninguna autoridad por mis enseñanzas, ni de las de los apóstoles, y que todos los escritos en los Evangelios y en las epístolas de Pablo, Pedro y Juan no fueron escritos por ellos en su forma presente, sino representan interpolaciones y revisiones para dar autoridad a opiniones de este tiempo, reflejando las ideas y los sentimientos populares de los Griegos.

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 16: Lázaro no estuvo muerto, solo inconsciente

Mensaje recibido el 27 de Septiembre de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

En primer lugar, quisiera explicar más detalladamente y con referencias textuales mi visita a la casa de Lázaro y su curación por mí del estado de inconsciencia, que erróneamente ha sido descrito como muerte por los copistas del Evangelio, como ya lo escribí a través del Sr. Padgett. No dije: «Esta enfermedad no es para muerte, mas por gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella», porque eso significaba que la enfermedad no terminaría con la muerte, solo porque yo sería glorificado por resucitarle de la muerte. Más bien dije: «Esta enfermedad no es para muerte, porque a través del poder de Dios, el Hijo de Dios sanará y será glorificado», significando sencillamente, que yo demostraría haber sido mandado por Dios, sanando a Lázaro de su enfermedad. Además, sí dije, como se lo reporta en Juan, capítulo 11 y versículo 11: «Lázaro nuestro amigo duerme; mas voy a despertarle del sueño.» Ahora, el Evangelio de Juan, que en este punto no fue escrito por Juan, declara que yo me referí a la muerte con la palabra sueño, y esto no es verdad, porque si hubiese querido expresar que Lázaro estuvo muerto, hubiese utilizado las expresiones acostumbradas para indicar la muerte, y estas fueron: «Dormir con sus padres», o «Dormir en el polvo», o «Dormir el sueño perpetuo». Por eso, cuando dije: «Lázaro duerme», quise decir que se encontraba en este estado inconsciente, cuando uno se muere en el sueño. De la misma manera, Tomás el gemelo no dijo: «Vamos también nosotros, para que muramos con él», refiriéndose a Lázaro (versículo 16), ni fue su intención ir a morir conmigo, bajo da suposición que los asalariados del Templo me tomarían preso, porque también esto fue insertado muchos años después de la crucifixión, para exagerar el peligro que yo corría, y mi resolución de confrontarme con ellos, aunque sí es verdad que estuve consciente de la enemistad con la que me vieron. Cuando lloré, y esto es la verdad, porque sí lloré, sucedió que me sentí conmovido por las emociones de amor hacia él, incrementadas aún porque le habían sepultado como muerto, ocasionándole semejante situación, y no porque pensé que estaba muerto, porque sabía que seguía con vida.

También deseo explicarte algunas de las expresiones, las que, si no se las entiende correctamente, pueden dar la impresión de crueldad e indiferencia al sufrimiento humano en mis enseñanzas, porque jamás abogué por o enseñé la mutilación del cuerpo de ninguna forma, y jamás dije ninguna de estas expresiones atribuidas a mí en los Evangelios, y por eso no podían ser escritas por los autores de los Evangelio.

Toma la expresión: «Si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al quemadero.» Esto no reproduce el significado verdadero de mi dicho, porque quise decir que el ojo refleja el estado del alma, sede de las emociones, así que, si el ojo revela una emoción maligna, significa que el alma está poseída por una emoción mala, y con la frase «sacar el ojo maligno», simplemente quise decir, quitar la emoción maligna del alma. De la misma manera, mi referencia a cortar la mano que ofende, no tuvo la intención de referirse literalmente a la mano física, sino a la acción perpetrada por la mano como resultado de una alma pecaminosa, y sencillamente quise decir, la erradicación de la emoción mala en el alma que dio paso a una acción mala. Sacando físicamente un ojo o cortando un miembro no podía tener ningún efecto en el cuerpo en cuanto a su liberación del pecado, porque no es el cuerpo, sino el alma, que peca, como el cuerpo solamente ejecuta los deseos del alma. Estas mutilaciones tampoco podían tener ningún efecto en el alma, eliminando el pecado de alguna manera, porque el pecado en la humanidad se elimina por el poder del albedrío, por la oración por el Amor del Padre, y por un cambio en la condición del alma, lo que lleva al hombre que se dirige a Dios y busca el perdón con la oración sincera; y el perdón se alcanza por el cambio en la condición del alma, o, como dije, por la eliminación de la emoción maligna, en el alma. Por eso puedes comprender que nunca dije, y tampoco mis discípulos podían escribir: «que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al quemadero.» Ves porque estoy ansioso de escribirte y dar a la humanidad la verdad de lo que dije, porque estas son las verdades del Padre y de Su Amor Divino.

Y otra vez, como consta en Mateo, capítulo 19, versículo 12, cuando dije: «Hay castrados que se castraron a sí mismos por causa del Reino de los cielos», no prediqué o enseñé que uno se debería cortar los testículos, sino la expresión fue simplemente una referencia al profeta Isaías, capítulo 56, versículos 3-5, en donde el castrado mencionado fue sencillamente el Gentil que creía en la Deidad Hebrea, pero a quien se le consideraba como «cortado», para decirlo así, o separado de la vid de Israel, porque no pertenecía a la raza Judía. Este Gentil, si era un creyente en Jehová, no se debía considerar como un «árbol seco» o como no productivo y cortado de la vid de Israel. En resumen, un castrado, en este sentido, se refirió a un convertido a la religión Judía. No enseñé que los hombres debían mutilar sus cuerpos, dados por Dios, para eliminar una emoción, que en las mentes de los Cristianos antiguos había llegado a ser asociada con el pecado. Este sentimiento, otorgado al hombre por Dios para un propósito dado, nunca disgusta a Dios, cuando está en armonía con Sus leyes, pero cuando no está en armonía con las leyes de Dios, puede ser alejado a través de la oración por el Amor Divino, así que los pensamientos y deseos materiales desaparezcan y sean reemplazados por emociones y pensamientos de una naturaleza espiritual. Desde luego, cuando dije en la frase anterior: «hay castrados, que son hechos por los hombres», era un juego de palabras, porque aquí me referí a la mutilación física impuesta en hombres, sirviendo en el harén de los gobernantes orientales.

Creo que he dicho suficiente respecto a falsas interpretaciones y distorsiones de mis dichos en el Nuevo Testamento, de las que existen muchas más, y así, con mi amor y mis bendiciones, terminaré y me suscribo. Tu hermano mayor y amigo.

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 17: El espiritualismo causa estancamiento del alma

Mensaje recibido el 9 de Mayo y 28 de Junio de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

Estuve presente cuando escribías respuestas a cartas recibidas de miembros de la Foundation Church of the New Birth (Fundación Iglesia del Nuevo Nacimiento), y me alegro que enfatizaras la necesidad de la oración al Padre por el Amor Divino, y que es deseable que se unan a una iglesia en su propia comunidad, porque, a pesar de las falsedades que libremente se propagan por las iglesias tradicionales, la humanidad puede beneficiarse mucho por los himnos y los sermones, si se los interpreta acorde a las verdades, las que ya hemos transmitidos a través del Sr. Padgett. El espiritualismo en su insistencia sobre fenómenos demostrando la existencia del alma en el mundo de los espíritus, es saludable, porque muestra la supervivencia del verdadero hombre después de la destrucción del cuerpo mortal, pero este conocimiento, si no se concentra en las verdades superiores que conlleva el Amor Divino y la oración por la unión con el Padre, causa un estancamiento en los individuos, concentrándose en fenómenos del plano terrenal.

Con respecta al Evangelio según Mateo, sin duda sabes que el pasaje, tratando de mi supuesta tentación, nunca fue escrito por la persona, a quien se le ha atribuido el Evangelio, porque jamás fui tentado por un diablo, ya que no existe ningún diablo como se lo concibe en el Nuevo Testamento, ni hubiese sido posible tentarme en mi condición de alma en este tiempo, porque cuando comencé mi misión, tuve en mi alma una cantidad suficiente del Amor Divino para darme la posesión y el conocimiento de un hogar en los Cielos Celestiales, un hogar entre las mansiones de Dios, creado para mí a través de mi condición de alma, así que las tres tentaciones, de las que se supone que las experimenté, no tienen substancia o realidad de hecho, y nunca entré en un desierto entre Jerusalén y el Mar Muerto, como se lo relata, tampoco conversé con el mal, ni en forma de un ser, ni como profanación de mi alma, porque mi alma fue libre de cualquier profanación, y todos los detalles con referencia a mi llamada hambre o a lo que hice o dije, jamás tomó lugar, excepto en la imaginación del escritor, que insertó estos eventos ficticios en el Evangelio. Fueron insertados simplemente para que mi vida hiciera juego de una manera sobrenatural con los eventos, que presuntamente ocurrieron a Buddha, y estos eventos, como no, son igualmente milagrosos e igualmente falsos como los sucesos atribuidos a mí.

En cuanto al Bautismo, esta ejecución o acción no es necesaria para que un individuo obtenga el Amor Divino, y su absurdo puede medirse aplicando su llamada eficacia al mundo de los espíritus, conde es imposible obtener el bautismo en el sentido físico del término, pero donde muchos espíritus oran por el Amor Divino y lo obtienen sin pasar por el bautismo como condición previa. Esta acción simplemente fue un simbolismo, y significó una purificación, y estuvo de acuerdo con la tradición Hebrea de lavarse y hacer abluciones para limpiarse de la profanación, no sólo físicamente sino también en el sentido espiritual. Los Hebreos antiguos efectuaron una cantidad de abluciones para limpiar sus cuerpos, y el concepto pasó al simbolismo en el pensamiento y en la práctica religiosa, pero ninguna cantidad de lavados en piscinas y ríos podía purificar el alma del pecado sin el Amor Divino transportado en el alma, y hacer desaparecer el pecado y la contaminación de ella. Yo simplemente pasé por el acto del bautismo para comunicar la idea del comienzo de una Nueva Alianza, donde el Amor Divino, traído por el Espíritu Santo, estaba ahora presente y disponible para todos los hombres, porque estaba presente en mi alma, y el Evangelio menciona que el Espíritu Santo descendió del cielo y permaneció conmigo, una manera imaginativa de constatar lo que acabo de decir en cuanto a la presencia del Amor Divino del Padre en mi alma. El bautismo por el agua no tiene sentido, sino el bautismo por el Espíritu Santo, donde el Amor del Padre es transportado en el alma, es el bautismo verdadero y real. Hace que el pecado y la contaminación desaparezca y permite al alma obtener la unión con el Padre y la Inmortalidad a través una riqueza suficiente de Su Amor. (Juan 1:33)

Sin embargo, la dedicación del niño en la Church of the New Birth (Iglesia del Nuevo Nacimiento) como demostración de la fe en el Padre y Su Amor Redentor, en un nivel espiritual, muy por encima y más allá de los antiguos ritos Hebreos o del Bautismo Cristiano, nacido del desarrollo histórico y del crecimiento espiritual en el nivel del perfeccionamiento del amor natural. Pero por la razón de que ustedes ahora son almas del amor natural, aunque en búsqueda del Amor Divino, no es la voluntad de Jesús y de sus huestes prohibirles los ritos de dedicación derivados de las religiones más antiguas, a aquellos que deseen realizarlos para ofrecer a su hijo a la Gracia del Padre.

II

Mensaje recibido el 12 de Noviembre de 1960

Ahora, el hecho que hay que considerarlo primero es, que los espiritualistas que afirman ser Cristianos, tienen el libre albedrío en su capacidad como seres humanos, y con mucha frecuencia están obsesionados con sus enseñanzas, las que se adhieren a ellos como tentáculos, y no tienen el poder de romper estos grilletes de sus mentes, ni tienen la disposición de escuchar y de convencerse basándose en hechos presentados ante ellos. El Cristiano, como comúnmente se le designa, adhiere a un cierto tipo de enseñanzas, no importa si su culto sea de los ortodoxos o de los liberales, y en este culto él normalmente posee un concepto de Dios, en el que yo estoy representado como el Hijo de Dios, la segunda persona de la trinidad.

Claro que sí, existen muchos espiritualistas que no creen en la trinidad o en la expiación asumida por mí, y me alegro por ello, porque no es la verdad. Pero adicionalmente, el Cristiano ha sido adoctrinado con el concepto horrible de la gracia salvadora fluyendo de mi sangre en la cruz, y esta es la parte terrible y condenable de la religión Cristiana, la parte que, en conjunto con el concepto de yo soy Dios, tiene que ser eliminada antes de que el Cristiano pueda lograr una comprensión del Amor del Padre dirigido a Sus hijos.

El concepto de la sangre implica que el hombre no participa en su propia salvación, excepto por su creencia pasiva en que yo soy una víctima seleccionada por el Padre para proveer los medios de la salvación, y para el Cristiano es muy difícil liberarse de esta creencia, por arriesgar toda su seguridad en cuanto a su ingreso al Cielo.

Para el Cristiano, el Jesús viviente no representa la Salvación; solo el Jesús en la cruz y el derramamiento de su sangre, una víctima, como en los antiguos ritos Hebreos y paganos, representa la Salvación al Cristiano. Esto es el gran revés que los Cristianos y algunos espiritualistas encuentran al aceptar el Nuevo Nacimiento y el Amor Divino; porque no rezarán al Padre para que Su Amor llene sus almas, porque sienten que ya lograron su Salvación a través de su creencia en el nombre de Jesús.

¡Qué despertar más terrible experimentarán! El espiritualista quien también es un Cristiano no avanza más allá, ya que cree que de la misma manera logra la Salvación, la única diferencia es que se interesa por los fenómenos del mundo de los espíritus, recibiendo así la seguridad de la presencia y existencia de espíritus habitando los diversos planos de aquel mundo, y que por ende comprueban, a su propia satisfacción, que el alma no yace inconsciente en la tumba hasta el gran día del juicio. Con eso, logra una cierta liberación de las conjeturas deprimentes en cuanto al destino del alma después de la muerte de las envolturas mortales. Sin embargo, este interés en los fenómenos del mundo de los espíritus, es de una naturaleza intelectual o científica, no de una naturaleza de amor, ya que la mente del espiritualista, por lo general, tiene una inclinación científica, y por eso logra una satisfacción intelectual por las pruebas y manifestaciones del mundo de los espíritus. Incluso aquellas personas que buscan estas manifestaciones como medio para mitigar su dolor por parientes o amigos difuntos, logran la satisfacción que proviene del desarrollo del amor natural; no obstante, en este amor no existe ninguna parte del Amor Divino, tampoco origina el móvil de lo que abre el alma al influjo del Amor Divino. Este Amor Divino, y con eso me refiero al único camino como se puede obtener la salvación, puede entrar y llenar el alma a través de las ansias sinceras por saciar la sed por la unión con el Padre por la oración.

Por ende, la satisfacción de los deseos intelectuales del espiritualista o del Cristiano fijado en la ciencia, o el deseo de padres e hijos por ser consolados con referencia al destino de sus seres queridos difuntos, no tiene efecto sobre el Amor Divino, o sobre la manera de cómo puede obtenerse.

Por eso, estas son las razones, por qué los Cristianos y espiritualistas no tienen una concepción del Amor Divino, y mientras adhieran a solo este tipo de religión, es bastante improbable que lo obtengan.

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 18: El primer milagro y otros absurdos

Mensaje recibido el 6, 9, 13 y 22 de Diciembre de 1954

Yo estoy aquí, Jesús

El primer presunto milagro es aquel, cuando alimenté a miles de hambrientos escuchadores, que no tenían alimento, y que a través de mis supuestos poderes recibieron pan y agua, en la ocasión de mi prédica a ellos en las colinas de Trans-Jordania. Bien, tengo que decir que las muchas personas que comieron conmigo esta merienda, comieron pescado, pan y vino, e incluso higos y también dátiles, los que el Nuevo Testamento no menciona, pero este alimento había sido traído por ellos, o, en el caso del pescado, había sido pescado por la barca de mis discípulos, y luego cocido por algunas de las mujeres presentes en este tiempo; en otras palabras, la comida de la que todos disfrutamos en ese momento, fue substancial y fue retenida en el recuerdo de mis actividades en Trans-Jordania por escritores posteriores, quienes recibieron el relato por mis discípulos, pero esta merienda no estuvo nada milagrosa, excepto que todo el alimento es milagroso, porque viene del Padre Celestial para el sustento de Sus hijos, pero no fue un milagro en el sentido como el Nuevo Testamento la interpreta y la concibe.

Para continuar con el mismo relato, deseo agregar que mis discípulos, durante esta noche, tomaron su barca de pesca y regresaron en su camino a Galilea a la vecindad de Capernaum, y yo me quedé atrás para despedir a la multitud, que no fue formada por cuatro o cinco mil personas, sino de considerablemente menos, y luego me retiré para orar. Más tarde, tomé una de las muchas lanchas ancladas cerca de la orilla y me encaminé con ella esta noche. Y como el viento sopló fuertemente, con el tiempo pude alcanzarles. Se alegraron verme y me acogieron en su barca de pesca, pero con la luz de la luna brillando en mis vestiduras blancas, pareció como si fuese un fantasma, como después me contaron, y que yo parecía caminar encima de las olas cuando estaba parado cerca del mástil del bote. De este episodio se deriva la historia desafortunada de que yo caminaba encima de las olas, y digo que también esto tuvo un efecto disuasivo sobre mi misión como el Mesías para todos los hombres.

En cuanto a la mujer atrapada en el adulterio, eso realmente sucedió, y yo hablé con sus acusadores verdaderamente, como se lo retrata en el Nuevo Testamento, y es un hecho que confundí a los Judíos quienes la llevaron ante mí. Podría continuar relatando muchos incidentes en mi vida durante mi ministerio, algunos de ellos son reales, otros falsos, y volveré para revelarte lo que realmente tomó lugar.

II

Quisiera informarte más de los absurdos en el Nuevo Testamento. Otro es el supuesto milagro del agua transformada en vino en la boda de Caná. En este tiempo, un primo mío de parte de mi madre se casó, y cuando el vino estaba por terminarse, pude conseguir vino de un comerciante de vino cercano, simplemente pagando por ello y usando las tinajuelas de agua mencionadas en el Nuevo Testamento.

Un incidente en la Biblia más de acuerdo con la verdad es la historia de la piscina de Bethesda, donde el hombre paralítico fue curado por su fe en que yo podía curarle. Además, yo sí dije a mis discípulos a orillas del lago Genezaret que bajasen sus redes en un cierto lugar para lograr una gran pesca, lo que ellos hicieron, y esto sucedió como resultado de mi conocimiento síquico de que una gran escuela de peces acababa de llegar a esta zona, y mis discípulos, sobre todo Pedro Simón, se asombraron especialmente.

También en los Evangelios de Marcos y Mateo, se menciona mi regreso de Bethania a Jerusalén el día Lunes de la Semana de la Pasión. Ellos declaran que yo, teniendo hambre, paré donde una higuera con las hojas recién brotando, pero como no encontré fruto, maldije el árbol, el que, según el Evangelio de Mateo, se secó de inmediato.

La verdad del asunto es, que yo acababa de regresar de la casa de Lázaro, donde había disfrutado de un buen desayuno, que Marta me sirvió y María preparo, y que no tenía hambre, sino solamente curiosidad porque, como recién eran comienzos de Abril, no era el tiempo para que las higueras cargasen frutas, y viendo hojas en el árbol, esperé ver higos. Deseo dejar claro que nunca maldije nada o a nadie, jamás, ni una higuera, ni Corazín o Capernaum, la ciudad a orillas del lago Genazaret, porque vine para salvar y no para destruir. Además, el árbol no comenzó a secarse milagrosamente, y no fue Mateo quien escribió estas palabras, sino otra persona muchos años después, con el interés de demostrar mi divinidad a través de la única manera como podía entender mi tarea como el Mesías, poderes sobrenaturales más que el desarrollo del alma.

Te doy aquí hechos reales para que los uses con absoluta seguridad, con respecto a la verdad de estos eventos, en tu libro sobre el Nuevo Testamento.

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 19: Una conexión es necesaria para la curación espiritual

Mensaje recibido el 28 de Noviembre de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

La pregunta fue puesta por uno de los miembros de la Foundation Church of the New Birth (Fundación Iglesia del Nuevo Nacimiento), de la que yo soy el Líder, con respecto a las demoras ocurriendo en la curación, y la posibilidad de que la muerte suceda antes de que se logre esta sanación por parte de los espíritus asignados a esta tarea.

Una curación puede realizarse como resultado de una conexión entre la persona enferma y el espíritu sanador; ya que, cuando la conexión se haya establecido de esta manera, el espíritu puede intervenir directamente en la persona enferma sin la necesidad de la mediación de un sanador para lograr la curación.

La persona enferma, sin embargo, tiene que elevarse a sí misma, a través de la fe y de la oración, por encima del plano terrenal, y obtener una condición espiritual en un nivel libre de espíritus ligados a la tierra, y facilitar el contacto entre el espíritu sanador y el paciente. En la curación espiritual de esta naturaleza, el paciente se eleva realmente a un plano espiritual superior a aquel en donde vive, y llega a la conexión con los espíritus sanadores. El Amor Divino no es necesario para esta curación, porque muchos de los espíritus sanadores carecen de El, pero a pesar de estar en un nivel moral y espiritual alto, es difícil para ellos contactar a mortales, quienes no hayan sido capaces, por la falta de fe y de oración, subir más arriba de su condición del plano terrenal para establecer la conexión con estos espíritus sanadores. Esto se logra por una operación del alma, y no es solamente una operación mental que no proviene del corazón. Por esta razón, los médiums comunes y auténticos del plano terrenal, que no tienen fe ni comprensión de esta ley, no pueden hacer más que atraer a espíritus subdesarrollados del plano terrenal, que no tienen poderes de curación.

Otra vez, el paciente puede curarse por un médico o un sanador, cuyo estado de alma es de una naturaleza que pueda atraer espíritus sanadores, sin embargo, el sanador mortal no puede hacer mucho o nada, a menos que la fe positiva de la persona enferma le haya elevado encima de la condición terrenal, como lo mencioné, para que el espíritu sanador pueda conectarse con él.

Cuando la conexión se haya establecido, las fuerzas y energías terapéuticas del mundo de los espíritus pueden trabajar a través del médico o sanador mortal, y por la transmisión de estas fuerzas y energías por ellos a la persona enferma, esto puede llegar a ser el medio a través de que se realiza la curación. La curación por espíritus es en realidad una terapia o un tratamiento terapéutico transmitido por los espíritus sanadores al paciente, e interviene en los órganos enfermos para restablecer su salud, pero la transmisión es posible exclusivamente por la fe, actuando como un conductor de estas fuerzas y energías curativas.

Por eso verás, que la fe en que Dios ayudará y sanará, no sólo pondrá en moción a estas fuerzas y energías del mundo de los espíritus, si Dios así lo quiere, sino acondiciona al paciente permitiendo a estos sanadores que hagan su trabajo, de manera directa o a través de la mediación de un mortal, quien pueda atraerles por su propia condición espiritual. La fe es la realidad que permite al sanador y al paciente que establezcan el contacto con las fuerzas espirituales. Por esta razón fui capaz de curar a muchos pecadores, por su fe en mis poderes curativos, y no pude curar a personas justas que no tenían esta fe. Quien tenga fe, crea una condición por la que los espíritus malos — que intensifican y causan la persistencia del mal — son separados de su control sobre y su contacto con el paciente, así que los espíritus sanadores puedan establecer la conexión e intervenir.

Aquellos que no tengan fe y por eso mueran como resultado de la demora, no murieron por la injusticia o por la falta de misericordia o amabilidad amorosa del Padre, sino porque su propia falta de fe en Su habilidad de ayudar y curar, le impidió a Dios cumplir con Su ministerio que tan amorosamente confió a sus ángeles ayudantes. Las oraciones y la fe de un ser querido por una persona enferma, con frecuencia beneficia mucho al enfermo, porque el amor sincero por parte de un mortal no sólo atrae a los espíritus sanadores, sino también hace posible que la fuerza curativa alcance a la persona enferma a través del amor comunicado al enfermo, y te puede parecer raro, pero es cierto que muchas veces el mejor médico es aquel, quien con toda la seriedad de su amor, simpatía y pena manda sus oraciones al Padre con la plena fe en que Él realizará lo que el hombre y la medicina no pueden lograr.

Y así se establece esta conexión entre los espíritus obedientes a la palabra de Dios y el alma en oración, y las fuerzas de curación se transmiten a través de él a la persona enferma a la que ama. Aquí tenemos un caso del desarrollo del amor natural humano operando en un plano alto para lograr el contacto espiritual por razones de sanación sin el Amor Divino. Pero con Su Amor trabajando a través del hombre, como in mí propio caso en Palestina, cuando curaba, la sanación es mucho más eficiente y rápida, y fui capaz de realizar curaciones instantáneas.

En resumen, quiero mostrar que el amor, la fe y la oración del alma sincera son realidades, logrando curaciones imposibles de obtener bajo situaciones donde prevalecen el intelecto frío y condiciones del plano terrenal.

II

Mensaje recibido el 7 de Febrero de 1956

La pregunta que se da cuando ocurre la muerte a un ser querido, a pesar de las oraciones al Padre por Su Amor, es importante para una mayor comprensión del maravilloso Amor y la Misericordia del Padre. El proceso curativo depende, aparte de las fuerzas espirituales dedicadas a este trabajo, de la condición del órgano o de la parte del cuerpo mortal por curarse. Un órgano en un buen estado de funcionamiento cuando no está bajo un ataque patológico, puede ser restaurado a su salud original, no importa de que desórdenes patológicos sufra. Es decir, un órgano sano, cuando es atacado por una enfermedad o por una condición que causa un funcionamiento defectuoso, puede ser restaurado al uso normal por el método de la curación espiritual, que ya he mencionado en mis otros escritos para ti sobre el tema. Pero cuando un órgano, a través de su uso normal, ha alcanzado una condición de endeblez o funcionamiento defectuoso por este uso, esto simplemente significa que el órgano respectivo ha llegado a un punto en la vida mortal, done ya no puede ser restaurado a una condición de salud de la que ya no está disfrutando, y cualquier esfuerzo de parte de los espíritus sanadores para restaurar este órgano será en vano y sin sentido.

Es cierto, la curación espiritual puede retrasar a la muerte y restaurar órganos a un estado de salud anterior, pero la curación espiritual no es capaz de proveer nuevos órganos al cuerpo para reemplazar a los que dejaron de funcionar, por el desgaste normal, como es necesario para mantener la salud corporal. Esto se lo puede describir como la vejez en el mundo mortal, un proceso normal para todos, excepto que puede ocurrir en diferentes tiempos con diferentes individuos, lo que depende de muchos factores, que no necesitamos discutir aquí. Cuando se llega a esta condición, sencillamente significa que ha llegado la hora de abandonar el cuerpo cansado y desgastado y entrar en la nueva vida en el mundo de los espíritus. Vuelvo a repetir, los espíritus no pueden rejuvenecer un órgano y restaurar este órgano a una condición de salud, que no ha poseído previamente al ataque fatal de la enfermedad, debido a una degeneración y un decaimiento por el desgaste normal durante la vida mortal.

Les estoy exhortando tanto a ti y al Doctor, como a todos los interesados sincera e incondicionalmente en ayudar y curar a un ser querido o a sí mismos, obedecer las leyes espirituales de la realidad del alma, y buscar al Padre, Su Misericordia, Su Amabilidad Amorosa, y superior a estas, Su Esencia y Naturaleza misma en Su Amor Divino, el que desea derramar sobre quien lo anhela por su ansia sincera del alma. Y este poder que fue mío y de mis discípulos, cuando estuve en la tierra, tú lo puedes poseer pidiéndolo en seriedad. Ora y vuelve a orar por el Amor del Padre y por la unión con Él.

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 20: La reencarnación es una doctrina oriental

Mensaje recibido el 10 de Marzo de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

Yo estoy aquí otra vez para escribirte sobre un tema que ha creado interés entre tú, el doctor y otras personas, y este es el artículo sobre la reencarnación. En los mensajes Padgett, varias comunicaciones trataron con la falsedad y el absurdo de esta doctrina oriental, que afirma que el alma humana puede reencarnar de un cuerpo carnal en otro sucesivamente por períodos de tiempo, y que como resultado el alma tiene la oportunidad de disminuir su deseo por pecar y así por fin puede lograr la purificación mientras esté en la carne.

Si examinarás la pregunta un poco más de cerca, verás la imposibilidad de que el alma en el mundo de los espíritus reencarne en un cuerpo material, por la razón de que el alma, para este supuesto fenómeno, tendría que salirse del cuerpo espiritual para entrar en un cuerpo mortal, ya que el alma está encerrada en un cuerpo espiritual, físico en su naturaleza pero no de la materia burda de lo que los mortales llaman el mundo material, y este cuerpo espiritual, que es la envoltura y el protector del alma, es lo que le da la individualidad como una entidad consciente, y permanece con el alma mientras el alma vive. En el mundo de los espíritus, ningún cuerpo espiritual ha sido despojado de su alma, jamás, y ningún cuerpo espiritual así hipotéticamente carente de su alma ha muerto y ha sido desintegrado, jamás, o desaparecido de su ambiente, excepto como avanza de una esfera a otra durante su progreso o a la Sexta Esfera, o paraíso espiritual, o a los Cielos Celestiales y a la Inmortalidad.

En cuanto ahora conocemos en el mundo de los espíritus, el espíritu, es decir, el alma y su cuerpo espiritual, pueden vivir por toda la eternidad, si Dios así lo requiere, incluso si no posee la consciencia de su inmortalidad a través de la posesión del Amor Divino, y ciertamente continuará viviendo a través de toda la eternidad — el alma y su cuerpo espiritual indisoluble — si posee el Amor Divino, la Inmortalidad y la unión con el Padre.

Como el alma no puede ser quitada de, o arrancada de — o de ninguna otra manera despojada de — su cuerpo espiritual, una vez que haya llegado al mundo de los espíritus, igualmente sería imposible para el cuerpo espiritual entrar en un cuerpo humano de otro ser humano, porque solamente un alma sin un cuerpo espiritual puede entrar en un cuerpo humano, y cuando este cuerpo muere, el alma manifiesta su cuerpo espiritual. La doctrina de la reencarnación carece, por lo tanto, absolutamente de fundamento, porque es imposible, permíteme repetirlo, que una alma con su cuerpo espiritual entre en un cuerpo humano para volver a nacer en la carne.

Cuando un ser humano muere en la carne, su alma ya ha logrado, bajo circunstancias normales, el propósito de su creación, es decir, la individualización y la creación de recipientes de almas, y en su cuerpo espiritual, en su tamaño, forma y aspecto, yace la completa creación sin la envoltura de carne.

Esta alma aparece en el mundo de los espíritus cargada con las fallas en la armonía de su vida terrenal, pero, como tiene la oportunidad de eliminar esta falta de armonía y llegar a ser una alma purificada en el mundo de los espíritus a través del ejercicio de su voluntad, su fuerza moral y el arrepentimiento, o convertirse en un Angel Divino por a oración al Padre por Su Amor Divino y Misericordia, transformando el alma en la Esencia misma del Padre, no es necesario en absoluto que el alma regrese a la carne para tener otra oportunidad de purificarse, porque el amoroso y misericordioso Padre Celestial ya había provisto un plan, que le permitía al alma — el hombre verdadero — obtener la purificación, y aquí Dios demostró ser más misericordioso de lo que hubiese sido al decretar pruebas sucesivas en la carne para el proceso de la purificación, porque el hombre que trata de purificar su alma de esta manera, tendría que luchar al mismo tiempo contra la influencia pecaminosa de la carne, y su purificación definitiva se rezagaría por eso sin fin, o tal vez, no se lograría nunca hasta el fin del tiempo mismo. Por eso puedes ver que Dios ha demostrado Su Amor por Sus hijos creados, proveyéndoles un camino para limpiarse de sus pecados, mientras sean libres de las influencias perniciosas de la carne, las que solamente obstaculizarían, y harían más difícil, su progreso tortuoso hacia la purificación.

En cuanto a las expresiones en el Nuevo Testamento, lo primero es que nunca pensé en la reencarnación al preguntar a mis discípulos, en especial a Pedro, «¿Quién dicen los hombres que soy yo?», porque esta pregunta la formulé simplemente para que declaren si me consideraban el Mesías, lo que algunos de ellos ya hicieron, aunque no en el sentido espiritual o en la comprensión exacta de que yo había traído la inmortalidad a la tierra en mi alma.

Otra vez, tuviste razón al pensar que yo dije: «Mas os digo, que ya vino alguien como Elías» — y no — «Mas os digo, que ya vino Elías», porque me referí a Juan Bautista, quien en su tipo de sermón y en su temperamento, incluso en su manera de vestir y en su alimentación, se parecía mucho a Elías — pero con eso ya se terminó la similitud, porque cada uno de los dos vivía su vida propia, y ellos son almas individuales, y ambas viven en los Cielos Celestiales al mismo tiempo, y eso es una imposibilidad física con la reencarnación, porque, en esta doctrina, si Elías fuese Juan Bautista, solo una alma y solo un cuerpo espiritual estarían involucrados.

El niño que nace ciego no pecó, tampoco sus parientes, sino sufre de la ceguera por el defecto físico en su madre, que impidió el desarrollo perfecto del feto en su matriz, y por ende, este defecto no permitió la manifestación perfecta de la obra de creación de Dios. Este defecto es uno entre muchos, a los que el mundo imperfecto de la carne está sujeto, y esa es la razón porque la purificación del alma, mientras está en la carne, sería una tarea de incontables siglos, y un castigo peor que los más malignos infiernos en el mundo de los espíritus en su duración. La cita de Apocalipsis, capítulo 3, versículo 12, «y nunca más saldrá fuera», con referencia al «Templo de mi Dios» es una alusión al alma poseyendo el Amor Divino, en un grado que la inmortalidad es su posesión consciente, y su casa para siempre son los Cielos Celestiales, aunque el escritor mismo comprendió muy poco de esto, y tuvo en mente una alma purificada, y no una Alma Divina, con su habitación en la sexta esfera.

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

Revelación 21: Comentarios sobre la Biblia Oahspe

Mensaje recibido el 17 de Octubre de 1955

Yo estoy aquí, Jesús

Me gustaría escribirte sobre un tema, que tú y el Doctor esperaron obtener por algún tiempo de mí o de un Espíritu Celestial, acerca del tema de la «Biblia Oahspe», y cuál sería su importancia para la humanidad respecto a las verdades, que he entregado a través del Sr. Padgett.

Esta Biblia es importante en varios aspectos, y el primero es, que proviene directamente del mundo de los espíritus, y revela las condiciones de los espíritus mismos por la manera cómo escriben. Dan evidencia de un gran mundo de espíritus, poblado por seres que en tiempos pasados eran mortales en la carne, y que hoy, aunque despojados de sus atavíos mortales, siguen teniendo mucha vida — de hecho, más de la que tenían cuando vivían en la tierra. Tienen el poder de informar al hombre condiciones en la tierra en el tiempo, o antes, cuando vivían, y de impartir su información en los términos, imágenes e incluso falsas nociones, las que abrigaban cuando estaban en la carne, y a las que, a pesar del transcurso de los siglos, todavía se aferran en el mundo de los espíritus. Si alguien desea una prueba de la existencia del mundo de los espíritus, sólo tiene que consultar este volumen gordo de información y desinformación, este curioso conjunto desordenado, que vino a este mundo a través de un médium Anglosajón del siglo pasado.

Esta Biblia Oahspe también es importante, porque constituye un vasto depósito de estas ideas intelectuales y leyes morales, que se encontraban en el estado de formación por muchos siglos antes de la alborada de lo que llamamos nuestra civilización, y que demuestra un crecimiento estable hacia un estándar de conducta, que fue preservado por seres humanos de muchas sociedades diversas y centros de la civilización y cultura; y todos exhiben la misma adherencia a las leyes de Dios, que gobiernan el desenvolvimiento del amor natural humano, y conducen en su estado puro al Paraíso de los Hebreos. En esencia, entre todos los pueblo de diferentes razas, regiones y épocas, el hombre pugnó conscientemente o inconscientemente por la expresión y el cumplimiento de estas leyes de conducta, que fueron dadas al hombre, cuando Dios le implantó su alma. La Biblia Oahspe evidencia este desarrollo lento por muchas edades, pueblos y manifestaciones hacia una consciencia mayor de y obediencia a estos mandamientos de Dios, hasta el tiempo, cuando Dios en Su comprensión suprema sintió que había llegado el momento para hacer asequible Su Amor Divino a Su suprema creación, el hombre, y me envió a los Hebreos para proclamar las buenas nuevas de que este Amor, que brinda inmortalidad al hombre por la unión con el Padre, fue disponible para quienquiera lo busque en el camino prescrito. La Biblia Oahspe, entonces, por la gran antigüedad de las materias tratadas y por los patrones espirituales que revela, solo trata de aquella gran fase del giro despacio y arduo por el hombre hacia el conocimiento del verdadero Dios y la obediencia de Sus leyes, las que Él fijó para su felicidad y salvación como almas creadas a Su imagen; pero no tocan, ni siquiera conciben, de ninguna manera, el advenimiento de la nueva y más importante ley de todas — el Amor del Padre. Sólo en el Antiguo Testamento de los Hebreos, una obra de personas armonizadas con la voz de Dios a través de Sus ángeles, contiene el mensaje espiritual prediciendo mi venida y mis enseñanzas; y quisiera destacar que en ninguna parte de toda la Biblia Oahspe, que fue entregada directamente al hombre por espíritus del mundo de los espíritus, uno encontrará la intensidad del sentimiento espiritual, evocando el amor del hombre por Dios y presagiando el Amor de Dios por el hombre, que caracteriza el Antiguo Testamento de los Hebreos.

La Biblia Oahspe, sin embargo, mostrando que la versión de Génesis del Antiguo Testamento es sólo simbólica y no se debe tomar al pie de la letra, como muchos todavía lo hacen, también tiene importancia, por dar un relato de las vastas edades a través de las que la tierra, tuvo que pasar antes de llegar a condiciones de ser poblada por criaturas vivientes y proveer el sustento para ellas; y algunos de estos espíritus que escribieron la Biblia, son de mucha antigüedad, y después de su fallecimiento, han dedicado sus esfuerzos a la historia de la tierra en su relación al espacio exterior del universo.

Contiene muchas verdades, tratando de las vivencias y etapas experimentadas por la tierra durante las vastas edades de su existencia, como el hombre las entiende; y aquí, los espíritus, tratando con fenómenos objetivos, como así lo hacen, fueron mucho más capaces de proveer un relato de la vida y de los hechos de espíritus en su existencia; porque esto depende de variadas nociones preconcebidos y experiencias de una naturaleza subjetiva, que trajeron consigo partiendo de sus vidas terrenales. Y muchos de ellos permanecieron y han permanecido por largos siglos en los planos inferiores, y han retenido las creencias, supersticiones y conceptos erróneos, que poseían al entrar en el mundo de los espíritus, y no pueden desembarazarse de sus ideas, por sus convicciones arraigadas, las que persisten aun cuando estos espíritus hayan progresado, intelectualmente y en su naturaleza moral, a esferas superiores.

La narración de la contienda entre los espíritus, exponiendo el estado deplorable en el que se encontraban, o todavía siguen, está llena de graves imprecisiones, las que sencillamente reflejan la profunda condición de ilusiones a las que están sujetos, y muchos de ellos todavía creen que siguen persiguiendo la vida de guerras y conquistas, a la que se dedicaron como mortales. Esto es una gran equivocación y no concuerda con las realidades del mundo de los espíritus, porque no existen guerras en el mundo de los espíritus entre las diferentes esferas, porque son distintas y separadas la una de las otras, y aquellos en las esferas inferiores no pueden ingresar a las superiores, tampoco intentan aquellos en los planos superiores, como se alega en la Biblia Oahspe, conquistar y esclavizar a los habitantes de los planos inferiores, ya que esto es contrario a la ley del mundo de los espíritus, por la que aquellos en los niveles superiores tratan de ayudar a los inmediatamente debajo de ellos.

Así ves, que estos espíritus, hablando de guerras y conquistas, están hablando de su propio triste estado de ilusión, en el que quedaron estancados por muchos siglos. La guerra real, en la que se encuentran o en la que estarán involucrados, es aquella entre sus memorias y su consciencia, que, cuando despierte, les lleva a perder estas ilusiones de todavía seguir en la vida mortal, y les obliga afrontar las duras realidades de una condición de alma en la vida como espíritu, susceptible a las tormentas de la inexorable ley de compensación en su trabajo de purificación. La única excepción permitiendo la esclavitud, para expresarlo así, es aquella que permite a los espíritus terrenales, obsesionar y perjudicar a mortales, pero como estos espíritus malignos despertarán en la plenitud del tiempo a la ley de compensación, y sufrirán esas penalidades, las que sus memorias les obligan a sufrir, ellos relajarán su agarre en los mortales, y luego incluso pueden tratar de ayudar a los que primero intentaron herirles.

En las edades, en las que los espíritus de la Biblia Oahspe vivían como mortales, las condiciones de una naturaleza moral e intelectual, en especial aquellas de los períodos tempranos, fueron lo que llamarías espantosas, y muchos de ellos, hasta este día, puede parecer sorprendente, no pueden liberarse de estas condiciones horribles, que envenenaban sus vidas terrenales, y no han progresado en su concepto de lo que significa la verdadera vida espiritual del alma. Estos espíritus de los planos superiores intelectuales y morales han escrito, con una gran riqueza en detalle, acerca de las fases religiosas en la vida humana cuando ellos vivían, sin embargo, incluso ellos están impregnados por su propio culto estrecho en particular y por su secta, y de veras, son numerosas y graves las inexactitudes presentes de principio a fin.

No puedo, en este mensaje, escribir sobre todas estas falsedades, tampoco fuese beneficioso hacerlo, sino sencillamente me refiero a esta parte de la «Biblia Oahspe», que erróneamente me describe como haber sido apedreado igual que Esteban, y también al absurdo de que los espíritus de la Transfiguración bajaron del cielo para encontrarse conmigo en un barco celestial Egipcio. En verdad, la locomoción por espíritus es un asunto de la voluntad, y no de medios de transporte, ni materiales ni espirituales. Es interesante para ti y para quienquiera lea este mensaje, que el espíritu, quien describió este evento, todavía absorbido de los conceptos particulares de este culto, inyectó estas creencias imposibles en la descripción de un evento, que tuvo lugar muchos siglos después de su fallecimiento y pasada al mundo de los espíritus, y de las que, en este tiempo, fue incapaz de zafarse.

Pienso haber escrito suficiente sobre el tema de la «Biblia Oahspe», y fue apropiado hacerlo, aunque sea solamente para indicar algunos de los errores manifestados de principio a fin, y también para indicar su importancia relativa, y te acicateo que no dediques tu tiempo a la lectura de esta obra voluminosa, porque no conduce, como te lo he explicado, al Amor del Padre a través de las ansias de alma y la oración. Esto es lo importante por obtenerlo y esto es lo que te exhorto que continúes buscando — el Amor del Padre y la unión con Él. Así, con mi amor por ti y el Doctor, concluiré y me suscribo,

Jesús de la Biblia
y
Maestro de los Cielos Celestiales

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