Urantia book y J.J. Benítez
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Descripción
Urantia book y J.J. Benítez
POR QUÉ URANTIA NO DENUNCIA EL PLAGIO DE JUAN JOSÉ BENÍTEZ
El plagio descarado que Juan José Benítez hizo del Libro de Urantia para sus libros La rebelión de Lucifer, Sueños y, sobre tdo, Caballo de Troya (la serie) fue reconocido por el propio editor de Planeta, el señor Lara. (1)
Pero la cuestión es por qué la Fundación Urantia no ha demandado al señor Benítez.
Puesta al habla con Olga López, presidenta de la Asociación Urantia de España (2), ésto fue lo que nos comentó:
Querida Mar: ante todo, quisiera aclararte que la asociación que
actualmente presido, la Asociación Urantia de España, pertenece a la
Asociación Urantia Internacional, que desde hace dos años es independiente
de la Fundación Urantia, legítima propietaria de los derechos del Libro de
Urantia. Tenemos una relación excelente con la Fundación y apoyamos sus
objetivos, pero no dependemos de ellos ni ellos de nosotros. Los objetivos
de la Fundación son publicar, traducir y proteger el texto del Libro. Los
objetivos de nuestra asociación son dar a conocer el LU y difundir la
revelación que contiene, así como fomentar la creación de grupos de estudio.
Dicho esto, paso a responderte sobre el asunto del supuesto plagio.
Si alguien tuviera derecho a hacer una denuncia por una supuesta violación
de los derechos de autor, ésa sería la Fundación Urantia, como propietaria
de los derechos de autor del texto en español. Nos consta que la Fundación
no va a hacer nada en ese sentido, que tiene sus razones y las comprendemos
totalmente. Te expongo aquí las razones más importantes.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que muchos lectores
hispanohablantes del Libro (entre los cuales me incluyo) supieron
precisamente de la existencia de éste a través de los libros de Benítez,
algunos de los cuales mencionas en tu correo. Esto le ha dado una publicidad
al LU que, paradójicamente, no tiene entre los angloparlantes, y ha hecho
que en poco tiempo las ventas de ejemplares del LU en español igualen a las
ventas del original en inglés.
En segundo lugar, la «publicidad» que ha hecho Benítez del LU al incluir
partes de éste en sus libros, no desvirtúa el mensaje que transmite. En
otras palabras: las enseñanzas del LU se muestran en los libros de Benítez
sin desvirtuarse.
En tercer lugar, me consta que ha habido contactos entre los responsables de
la Fundación y Benítez, y que éstos han sido cordiales. Desconozco si
Benítez ha hecho donaciones a la Fundación como gesto de buena voluntad.
Teniendo en cuenta que la Fundación respeta el anonimato de los donantes que
así lo deseen, es posible que esas donaciones se hayan hecho efectivas y que
no lo sepamos. También, por supuesto, sería posible que no hubiera hecho
ninguna donación. En este caso sí que sería reprobable la actitud de
Benítez, pero allá cada cual con su conciencia.
Dadas las razones anteriores, y puesto que la difusión del LU no se ha visto
perjudicada (antes al contrario), la Fundación ha preferido no emprender
acciones legales que supondrían un gasto económico que necesita para
empresas mucho más constructivas.
En definitiva: si la Fundación Urantia no desea «hacer sangre» de este tema,
nosotros (la Asociación Urantia de España) tampoco.
Saludos cordiales,
Olga López
Presidenta de la Asociación Urantia de España
Jueves, 01/12/2005
Del plagio de Troya al montaje lunar
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Juan José Benítez ha aprovechado la promoción de su última novela, Caballo de Troya 7. Nahum, para salir en la revista Enigmas en defensa de lo que hizo hace casi dos años en Televisión Española (TVE): presentar un montaje de animación como si fuera una película rodada en la Luna en 1969. Las imágenes, en las que se veía a dos astronautas explorando unas ruinas extraterrestres en el satélite, se incluían en la penúltima entrega de Planeta encantado, la serie del periodista navarro que emitió TVE tanto en tiempos del PP como del PSOE.
El fondo de la historia era que los astronautas del Apollo 11 se toparon en la Luna, según el ufólogo, con ruinas extraterrestres que exploraron y luego Estados Unidos destruyó con bombas atómicas. La prueba era una película que había dado al periodista un militar estadounidense al que identifica como Mirlo rojo. «Yo puedo recrear lo que considere oportuno, pero la información que estoy aportando en ese documental es lo realmente importante, y nadie me dice absolutamente nada ¡Qué casualidad! Lo que he defendido y siempre defenderé es que mi fuente de información era buena», argumenta Benítez. Y lo que algunos siempre hemos dicho es que todo es mentira. Así, claramente.
Cuando hace mes y medio volví de vacaciones, me encontré en mi mesa del periódico un ejemplar del último Caballo de Troya. Me lo había dejado Iñaki Esteban, uno de los responsables de Divergencias. Unos días antes, él había contado en esa bitácora de que a Jorge Bucay, el psiquiatra argentino estrella de los libros de autoyuda, le habían cazado en plagio. Entonces, recordé que a Benítez ya le habían pillado en una parecida hace tres lustros y que ahí sigue, como siguen Ana Rosa Quintana y tantos otros. España es un país en el que, como dice Esteban, «a los plagiadores no se les pasa factura ni se les echa a los leones». Al contrario, ascienden en el escalafón profesional y, por supuesto, es de mal gusto recordar después que se han apropiado del trabajo de otros. De mal gusto para otros; para mí, es de justicia. El caso de Benítez es llamativo porque el editor Fernando Lara reconoció en su momento que el novelista había copiado páginas enteras de un libro en varias entregas de Caballo de Troya y en La rebelión de Lucifer, y que en Planeta lo sabían; aunque quitó hierro al asunto con justificaciones tan peregrinas como las que ahora utiliza el periodista para intentar convencernos de que en Planeta encantado no trató de dar gato por liebre.
“Reconozco que, evidentemente, todas estas obras están inspiradas en documentos de Urantia publicados en Estados Unidos y que, en algunos párrafos, el autor Benítez ha transcrito literalmente lo que dice ese libro”, declaró a Interviu, el 3 de febrero de 1988, Fernando Lara, hijo, entonces consejero delegado de Planeta. Admitía la copia, pero rechazaba el plagio con maestría de malabarista: «No es plagiar, si, como es el caso de Urantia, ese libro es para la fundación que lo ha publicado como la Biblia para los cristianos. Se trata del catecismo de una secta religiosa y está siendo copiado, de un modo u otro, por la mayoría de los escritores que creen en él. Es un libro, según la citada fundación, «revelado», lo que lo convierte en materia de fe para sus creyentes». Y añadía que en la editorial estaban al corriente de la actividad copista de Benítez: «Sabíamos que estaba copiando, pero no si lo estaba haciendo con tres párrafos o con ocho páginas seguidas». El novelista retaba a demostrar la existencia de copia -había quedado probada en los dos reportajes previos- y decía que, aunque así fuera, tenía todo a su favor: «La naturaleza de tales textos, de origen extra-humano, me autoriza a beber o inspirarme en ellos, de la misma forma que podría hacerlo (y otros muchos lo han hecho) con cualquier libro sagrado o de inspiración divina. Legal y moralmente, el asunto del copyright es, cuando menos, discutible».
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Escrito por Luis Alfonso Gámez a las 04:33 pm |