Urantia book y J.J. Benítez

Descripción

Urantia book y J.J. Benítez

 

 

Urantia y J.J.Benitez

 

 

POR QUÉ URANTIA NO DENUNCIA EL PLAGIO DE JUAN JOSÉ BENÍTEZ

Escrito por: mardelanuhr el 21 Ago 2007 – URL Permanente

 

El plagio descarado que Juan José Benítez hizo del Libro de Urantia para sus libros La rebelión de Lucifer, Sueños y, sobre tdo, Caballo de Troya (la serie) fue reconocido por el propio editor de Planeta, el señor Lara. (1)
Pero la cuestión es por qué la Fundación Urantia no ha demandado al señor Benítez.
Puesta al habla con Olga López, presidenta de la Asociación Urantia de España (2), ésto fue lo que nos comentó:

Querida Mar: ante todo, quisiera aclararte que la asociación que
actualmente presido, la Asociación Urantia de España, pertenece a la
Asociación Urantia Internacional, que desde hace dos años es independiente
de la Fundación Urantia, legítima propietaria de los derechos del Libro de
Urantia. Tenemos una relación excelente con la Fundación y apoyamos sus
objetivos, pero no dependemos de ellos ni ellos de nosotros. Los objetivos
de la Fundación son publicar, traducir y proteger el texto del Libro. Los
objetivos de nuestra asociación son dar a conocer el LU y difundir la
revelación que contiene, así como fomentar la creación de grupos de estudio.

Dicho esto, paso a responderte sobre el asunto del supuesto plagio.

Si alguien tuviera derecho a hacer una denuncia por una supuesta violación
de los derechos de autor, ésa sería la Fundación Urantia, como propietaria
de los derechos de autor del texto en español. Nos consta que la Fundación
no va a hacer nada en ese sentido, que tiene sus razones y las comprendemos
totalmente. Te expongo aquí las razones más importantes.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que muchos lectores
hispanohablantes del Libro (entre los cuales me incluyo) supieron
precisamente de la existencia de éste a través de los libros de Benítez,
algunos de los cuales mencionas en tu correo. Esto le ha dado una publicidad
al LU que, paradójicamente, no tiene entre los angloparlantes, y ha hecho
que en poco tiempo las ventas de ejemplares del LU en español igualen a las
ventas del original en inglés.

En segundo lugar, la «publicidad» que ha hecho Benítez del LU al incluir
partes de éste en sus libros, no desvirtúa el mensaje que transmite. En
otras palabras: las enseñanzas del LU se muestran en los libros de Benítez
sin desvirtuarse.

En tercer lugar, me consta que ha habido contactos entre los responsables de
la Fundación y Benítez, y que éstos han sido cordiales. Desconozco si
Benítez ha hecho donaciones a la Fundación como gesto de buena voluntad.
Teniendo en cuenta que la Fundación respeta el anonimato de los donantes que
así lo deseen, es posible que esas donaciones se hayan hecho efectivas y que
no lo sepamos. También, por supuesto, sería posible que no hubiera hecho
ninguna donación. En este caso sí que sería reprobable la actitud de
Benítez, pero allá cada cual con su conciencia.

Dadas las razones anteriores, y puesto que la difusión del LU no se ha visto
perjudicada (antes al contrario), la Fundación ha preferido no emprender
acciones legales que supondrían un gasto económico que necesita para
empresas mucho más constructivas.

En definitiva: si la Fundación Urantia no desea «hacer sangre» de este tema,
nosotros (la Asociación Urantia de España) tampoco.

Saludos cordiales,

Olga López
Presidenta de la Asociación Urantia de España

Jueves, 01/12/2005
Del plagio de Troya al montaje lunar

Juan José Benítez ha aprovechado la promoción de su última novela, Caballo de Troya 7. Nahum, para salir en la revista Enigmas en defensa de lo que hizo hace casi dos años en Televisión Española (TVE)presentar un montaje de animación como si fuera una película rodada en la Luna en 1969. Las imágenes, en las que se veía a dos astronautas explorando unas ruinas extraterrestres en el satélite, se incluían en la penúltima entrega de Planeta encantado, la serie del periodista navarro que emitió TVE tanto en tiempos del PP como del PSOE.

Un astronauta explorando las ruinas alienígenas de la Luna, en el vídeo presentado por Benítez.Después de casi dos años de silencio desde que Magonia denunció el engaño, Benítez recurre a la misma tonta explicación que dieron algunos de sus delfines para justificarle: «En esas imágenes, si no recuerdo mal, se decía Imágenes inéditas. ¿Qué significa eso? Imágenes que no se han editado, que no se han publicado, que no son conocidas. Al final de documental venían los créditos, y estaba toda la gente que había participado en la grabación. Lo que a la gente le llama la atención y le preocupa es si ese documental era o no verdad», le dice a David E. Sentinella. Y advierte ante la falta de la palabra recreación: «Y soy muy dueño de poner lo que considere oportuno, sin faltar a la verdad. Lo que han hecho algunas personas es coger el rábano por las hojas, porque el fondo de esa historia era muy distinto».

El fondo de la historia era que los astronautas del Apollo 11 se toparon en la Luna,  según el ufólogo, con ruinas extraterrestres que exploraron y luego Estados Unidos destruyó con bombas atómicas. La prueba era una película que había dado al periodista un militar estadounidense al que identifica como Mirlo rojo. «Yo puedo recrear lo que considere oportuno, pero la información que estoy aportando en ese documental es lo realmente importante, y nadie me dice absolutamente nada ¡Qué casualidad! Lo que he defendido y siempre defenderé es que mi fuente de información era buena», argumenta Benítez. Y lo que algunos siempre hemos dicho es que todo es mentira. Así, claramente.

El módulo lunar visto a través de la muy humana ventana de las ruinas alienígenas de Benítez.Puede decir el novelista lo que quiera; pero, para que creamos sus sorprendentes afirmaciones, tendrá que presentar pruebas. Recuerden cómo sentó a Jesús en el Coliseo romano años antes de que el edificio se construyera, por citar sólo uno de los disparates incluidos en Planeta encantado. Benítez puede ser muy dueño de rotular las imágenes cómo quiera. Sin embargo, cuando algo es una recreación, se advierte para no llevar a equívoco a los espectadores. La calificación de imágenes inéditas suele reservarse para material real, no para montajes como el hecho por Dibulitoon Studio.

Cuando hace mes y medio volví de vacaciones, me encontré en mi mesa del periódico un ejemplar del último Caballo de Troya. Me lo había dejado Iñaki Esteban, uno de los responsables de Divergencias. Unos días antes, él había contado en esa bitácora de que a Jorge Bucay, el psiquiatra argentino estrella de los libros de autoyuda, le habían cazado en plagio. Entonces, recordé que a Benítez ya le habían pillado en una parecida hace tres lustros y que ahí sigue, como siguen Ana Rosa Quintana y tantos otros. España es un país en el que, como dice Esteban, «a los plagiadores no se les pasa factura ni se les echa a los leones». Al contrario, ascienden en el escalafón profesional y, por supuesto, es de mal gusto recordar después que se han apropiado del trabajo de otros. De mal gusto para otros; para mí, es de justicia. El caso de Benítez es llamativo porque el editor Fernando Lara reconoció en su momento que el novelista había copiado páginas enteras de un libro en varias entregas de Caballo de Troya y en La rebelión de Lucifer, y que en Planeta lo sabían; aunque quitó hierro al asunto con justificaciones tan peregrinas como las que ahora utiliza el periodista para intentar convencernos de que en Planeta encantado no trató de dar gato por liebre.

El plagio de Troya protagonizó, a finales de 1987 y principios de 1988, tres entregas de la revista Interviu y hasta se publicó un libro al respeto: lo escribieron el ufólogo Antonio Ribera y Jesús Beorlegui, y se tituló El secreto de Urantia. (Ni caballos ni troyanos.). Lo que se demostraba en los tres reportajes de Interviu, obra de Jesús Beorlegui, Jesús Francés y Francisco Mora, es que Benítez había copiado en sus novelas páginas enteras de El Libro de Urantia, así como párrafos de otras dos obras del contactado Fernando Sesma y del ufólogo Antonio Ribera. El Libro de Urantia es un tocho infumable que recoge las revelaciones presuntamente hechas por Dios en los años 40 a un grupo de estadounidenses que formaron en torno a la obra la Fundación Urantia. Los trabajos de Sesma y Ribera –Ummo, otro planeta habitado (1967) y El misterio de Ummo (1979), respectivamente- recogen los llamados informes de Ummo, que llegaron por correo a un grupo de españoles en los años 60 y 70, y cuya autoría se atribuye a unos extraterrestres, los ummitas. Los reportajes de Interviu presentaban los originales y cómo partes sustanciales de ellos habían sido copiadas literalmente en la obra del periodista navarro. «Un capítulo entero, de más de 7.000 palabras, lo copia el autor J.J. Benítez casi al pie de la letra», escribían Beorlegui y Francés el 25 de noviembre de 1987.

“Reconozco que, evidentemente, todas estas obras están inspiradas en documentos de Urantia publicados en Estados Unidos y que, en algunos párrafos, el autor Benítez ha transcrito literalmente lo que dice ese libro”, declaró a Interviu, el 3 de febrero de 1988, Fernando Lara, hijo, entonces consejero delegado de Planeta. Admitía la copia, pero rechazaba el plagio con maestría de malabarista: «No es plagiar, si, como es el caso de Urantia, ese libro es para la fundación que lo ha publicado como la Biblia para los cristianos. Se trata del catecismo de una secta religiosa y está siendo copiado, de un modo u otro, por la mayoría de los escritores que creen en él. Es un libro, según la citada fundación, «revelado», lo que lo convierte en materia de fe para sus creyentes». Y añadía que en la editorial estaban al corriente de la actividad copista de Benítez: «Sabíamos que estaba copiando, pero no si lo estaba haciendo con tres párrafos o con ocho páginas seguidas». El novelista retaba a demostrar la existencia de copia -había quedado probada en los dos reportajes previos- y decía que, aunque así fuera, tenía todo a su favor: «La naturaleza de tales textos, de origen extra-humano, me autoriza a beber o inspirarme en ellos, de la misma forma que podría hacerlo (y otros muchos lo han hecho) con cualquier libro sagrado o de inspiración divina. Legal y moralmente, el asunto del copyright es, cuando menos, discutible».

Bonitas justificaciones, pero El Libro de Urantia lleva en sus primeras páginas un copyright como la copa de un pino que Benítez ignoró, aunque Planeta parece tomarse un poco más en serio, dijera lo que dijera en su día Fernando Lara, hijo. ¿Cómo se explica, si no, que no haya intentado poner Caballo de Troya en el mercado estadounidense? ¿No será por miedo a que la Fundación Urantia muerda en el cuello al equino de Benítez y le quite a la editorial española una sustanciosa tajada? «En España, un escritor llamado J.J. Benítez ha estado plagiando durante años El Libro de Urantia al incorporar extensos fragmentos del libro en sus cuatro novelas fantásticas, con otra en camino. La Fundación se muestra impotente para luchar contra esto», escribió Martin Gardner en su obra Urantia. ¿Revelación divina o negocio editorial?, publicada en Estados Unidos en 1992 y en España en 1995. Visto lo visto con el plagio de Troya, lo del montaje lunar del novelista es una cosa menor que, con el tiempo, sus partidarios achacarán a maniobras de los malvados escépticos. Es la lógica paranormal, si a algún experto le pillan en haciendo trampas, la culpa la tiene quien le pilla.

Escrito por Luis Alfonso Gámez a las 04:33 pm