Abducción año 1957 de Antonio Vilas-Boas (Brasil)
- Descripción
Descripción
Abdución en 1957 de A.Vilas-Boas (Brasil)
Abduction 1957,Vilas Boas-1,FSR1965V11N1
Abduction 1957,Vilas Boas-2,FSR65V11,N 2
Abduction 1957,Vilas Boas-3,FSR65V11N3
Abduction 1957,Vilas Boas-4,FSR65V11N4
Abduction 1957,Vilas Boas-5,FSR66V12N4
Abduction 1957,Vilas Boas-6,FSR66V12N5
Abduction 1957,Vilas Boas-7,FSR66V12N6,
Abduction 1957,Vilas Boas-8,FSR67V13N1
Abduction 1957,Vilas Boas-9,FSR67V13N3
Abduction 1957,Vilas Boas-10,FSR67V13N4
Abduction 1957,Vilas Boas-11,FSR68V14N1
Abduction A.Vilas Boas,1957,FSR-2
Abduction A.Vilas Boas,1957,FSR-3
Abduction A.Vilas Boas,1957,FSR-4
Abduction A.Vilas Boas,1957,FSR-5
Abduction A.Vilas Boas,1957,SBEDV-1
Boceto de los humanoides observados por Villas Boas. Sobre el pecho tenía un «emblema» o circulo rojo que reflejaba la luz. Todo el traje estaba lleno de «rayas» oscuras a semejanza de escamas. Los guantes fueron descritos como muy gruesos e incomodos para poder mover los dedos con total facilidad. Las botas eran muy gruesas por la base y puntiagudas.
Por Jose Antonio Caravaca
Uno de los casos clásicos por excelencia de la ufología mundial estuvo durante algún tiempo en “cuarentena” debido a las connotaciones sexuales del encuentro, lo que hizo que los investigadores se mostraran reacios a darlo a conocer públicamente de una manera generalizada. Durante años el suceso fue mantenido en un discreto segundo plano, hasta que la popularización de las abducciones, a finales de la década de los años sesenta, con la publicación del libro “El viaje interrumpido” de John G. Fuller hizo que la experiencia vivida por un joven brasileño por fin fuera conocida en todo el mundo. Aunque en un principio la divulgación solo incluía las iniciales del informador o un seudónimo Adhemar.
El incidente sucedió el 15 de octubre de 1957, cerca de Sao Francisco de Sales, en el Estado de Minas Gerais (Brasil), el protagonista un campesino de 23 años llamado Antonio Villas Boas. Se encontraba trabajando con su tractor de noche para evitar el calor, cuando cerca de su posición vio descender un extraño OVNI en forma de «pájaro» o “insecto”, mientras su vehículo se detenía misteriosamente. Antes de que pudiera reaccionar dos pequeños humanoides, con escafandras y unas “mochilas” a sus espaldas intentaron atraparle, pero Villas Boas tras golpearlos pudo escapar. En su carrera, varios seres le agarraron fuertemente consiguiendo inmovilizar al joven tras una buena “refriega”.
Villas Boas describió a los ocupantes del OVNI como de estatura baja de aproximadamente 1´60 metros de altura, ataviados con un extraño mono blanco formado con “escamas metálicas” que le dañaron en el forcejeo. Sobre la cabeza tenían unos cascos opacos con solo dos aberturas redondas a la altura de los ojos, un cinturón ancho, guantes gruesos y zapatos de tacón alto. Lo introdujeron en el estrafalario artefacto subiendo por una escalera metálica. En el interior del OVNI, Villas Boas comprobó que todo estaba fuertemente iluminado, existiendo una columna de metal lustroso que unía el suelo con el techo. Tras tomarle muestras de sangre de su barbilla con un extraño aparato en forma de pipa luminosa conectada a un no menos enigmático recipiente en forma de cáliz, los seres le condujeron a otra estancia donde había una «cama» de plástico negra. En ese instante el campesino Boas pudo ver unos signos rojos sobre una de las puertas de la estancia, que cuando estaba cerrada no dejaba de ver ningún tipo de señal, ni marca visible de la existencia de la misma. En esos momentos los humanoides, con gran agilidad y destreza le quitaron toda la ropa al joven mientras le restregaban por el cuerpo con una “esponja” impregnada en un líquido refrescante que le hizo vomitar. “Al igual que una ducha, había varios agujeros, a través del cual se produjo un humo gris, que se disolvió en el aire. De ahí el olor. Me sentí muy mal y tuve arcadas, fui a una esquina y vomité. Entonces podría respirar sin dificultad, sin embargo, seguía sintiéndome mal por ese olor” relató Villas Boas.
Minutos mas tarde, hacia su aparición en escena, una pequeña «mujer» con larga cabellera rubia y grandes ojos azules rasgados, totalmente desnuda, según Villas Boas «su cuerpo era el más hermoso que había visto en mi vida». No hizo falta mucho tiempo ni mucho ingenio, para que el joven brasileño se diera cuenta de las «intenciones» de su anfitriona. Realizaron el acto sexual sobre la «cama» y todo se desarrollo con «normalidad», exceptuado un ligero detalle, Villas Boas afirmó que la «mujer» gruñía como un animal. Muy mal no debió desenvolverse el muchacho cuando la “dama” pidió otra entrega fogosa del brasileño. Una vez terminado el «trance», la ardiente «tripulante» se dirigió hacia la salida, no sin antes señalar con el dedo índice su vientre y luego el cielo, en clara alusión al lugar donde nacería el «hijo» de ambos.
Tras su “aportación a la causa” el joven fue invitado a visitar los entresijos de la aeronave, donde pudo observar una habitación donde había tres seres sentados, en sillas giratorias y se comunicaban entre ellos emitiendo “gruñidos” ininteligibles. Manipulaban unos controles y le llamó la atención una mesa que tenía una especie de pequeña caja de cristal, con un contador similar a un reloj y en lugar de los números 3, 6 y 9, tenía una marca negra y en el sitio donde se emplaza el número 12, poseía “cuatro símbolos negros pequeños seguidos”.
Antes de abandonar el artefacto el campesino brasileño intento robar éste pequeño artilugio, que debía pesar unos dos kilos, pero fue descubierto por los ocupantes del OVNI que no con muy buenas maneras le enseñaron la puerta de salida.
Ya desde el exterior el testigo pudo ver como la nave se elevaba en medió de un fuerte viento y desaparecía en la fría noche. Había estado más de 4 horas a bordo de la aeronave.
LA INVESTIGACION
El Dr Olavo Fuentes, ufólogo brasileño examinó a conciencia el caso de Antonio Villas Boas concluyendo que parecía estar diciendo la verdad. En su examen médico, Fuentes señaló que a raíz de su encuentro el joven tenía dificultades para dormir, que los primeros días vomitaba con frecuencia y apenas tenía ganas de comer. Durante varios días tuvo picores en los ojos y una suave irritación. Curiosamente tras el aparente ataque de insomnio de las primeras jornadas durante aproximadamente un mes fue victima de una pesada somnolencia. Durmiéndose con extremada facilidad en cualquier hora del día. En varias partes de su cuerpo aparecieron extrañas heridas y hematomas sin razón aparente. Los principales síntomas fueron denunciados en los tres días posteriores al encuentro, aunque tuvo secuelas durante meses. Algunos expertos están convencidos que las molestias de Villas Boas fueron provocadas inequívocamente por una exposición a una radiación desconocida a saber; migrañas, vómitos, insomnio, falta de apetito, irritación en los ojos, manchas cutáneas, etc
El caso llamó la atención de las autoridades y tal y como me indicó el periodista y aventurero Pablo Villarrubia; “el asustado campesino fue trasladado a Estados Unidos por orden del servicio secreto de la Marina de Guerra de Brasil o por el Ejército del Aire –entonces muy involucrados en la investigación del fenómeno OVNI– por indicación de João Martíns, un ingeniero aeroespacial y, especialmente, por el médico Olavo Fontes, miembro de la hoy desaparecida Aerial Phenomena Research Organization –APRO–, entonces con sede en Tucson –Arizona– y dirigida por el matrimonio formado por Coral y Jim Lorenzen”.
Villas Boas ocultó algunos datos de su experiencia por pudor, como el hecho de que tras la segunda cópula con la tripulante, ésta le tomó una muestra de semen.
Pero existen otros puntos oscuros en el caso de Villas Boas que nos tememos nunca llegaran a ser aclarados. PabloVillarrubia acompañado por el notable ufólogo Claudio T. Suenaga consiguieron entrevistar, en 2002, a Ordécia Villas Boas hermana del protagonista del incidente, que a los 70 años de edad aún recordaba vivamente muchos detalles de lo ocurrido en 1957. La noche de marras, su hermano regresó a casa muy asustado, tembloroso y con la piel muy amarilla. Tenía una mancha morada en la frente y en el mentón (marcas que según el investigador brasileño Walter Buhler fueron visibles durante al menos 3 años). Al cabo de un rato vomitó una sustancia amarilla.
La hermana aportó un detalle bastante extraño a toda la trama: “Vinieron en una camioneta y se lo llevaron (unos hombres con uniformes) para hacerles exámenes médicos y averiguar si mentía o no. Antonio me dijo que la NASA le sometió a varios exámenes, entre ellos, la máquina de la verdad”. La parte mas controvertida del viaje a los Estados Unidos, es cuando en California, las personas uniformadas que lo visitaron durante algunos años, le mostraron a Villas Boas los restos de un “platillo volador” junto a otro en perfecto estado, que tenían dentro de un hangar…
El investigador Pablo Villarrubia insistió en esta cuestión: «Se le sometió a interrogatorio y el detector de mentiras en California. Fue llevado a un área abierta donde los restos de un platillo volante se habían encontrado. A continuación, le mostraron otro, en buen estado, dentro de un área cerrada como un museo, preguntándole si era idéntica a la que había visto. Me dijo que era muy similar. Él siempre estuvo acompañado de un periodista, que había un nombre extranjero y actuó como intérprete, y siempre estaba rodeado de personal uniformado estadounidense «.
João Francisco de Queiroz sobrino del famoso abducido habló con los investigadores sobre éste aspecto: “Comentó que, pasados unos meses, unos hombres se lo llevaron a Estados Unidos para ser sometido a unos análisis. Me dijo que prácticamente le forzaron a ir. Le llevaron supuestamente para que observara un aparato volador semejante al que vio aquí. Además, Antonio había tallado en madera un platillo, una replica de lo que había visto. Se encerró varios días y no salió hasta que terminó”.
Incluso al parecer le regalaron algunas propiedades en California para comprar su silencio…
Un final inesperado para un encuentro de alto voltaje…
Fuente: http://caravaca.blogspot.com/
LA ABDUCCION DE
ANTONIO VILLAS BOAS
El caso que se inicia con estas líneas fue considerado durante mucho tiempo como el suceso ovni más representativo de Brasil, y a punto estuve de meterlo en la sección Ovnis del Mundo, pero en la actualidad el relato de Antonio Villas Boas es profusamente cuestionado, incluso por los mismos investigadores del fenómeno ovni, ya que está basado sólo en las apreciaciones subjetivas del abducido, sin ningún tipo de prueba más.
Para muchos, que repitiera su experiencia bajo hipnosis no tiene validez, pues consideran que este tipo de declaración expresa lo que el sujeto hipnotizado “cree” que le ocurrió, haya sido verdad o no.
Sí es significativo que lo relatado por el testigo se haya ido repitiendo en otros casos de secuestros por extraterrestres.
LOS HECHOS
El rapto de Antonio Villas Boas, campesino de 23 años de edad, ocurre el 15 de octubre de 1957 en la localidad de San Francisco de Sales, estado de Minas Gerais (Brasil).
Con fecha anterior a los sucesos que le acontecieron, el 5 de octubre sobre las 23:00 horas, cuando iba a acostarse, vio desde la ventana de su dormitorio una luz blanca y brillante que parecía provenir de arriba, aunque no se veía nada. La luz empezó a acercarse hacia donde él estaba y, junto con su hermano, pudo contemplar cómo la luz se dirigía la techo de su habitación, sobrevolando la casa, para luego desaparecer.
El 14 de octubre acontece un segundo suceso en el que nuevamente son testigos los dos hermanos. Sobre las 22:00 horas están arando el campo y una luz de color rojo que brillaba intensamente, aparece, permanece estática unos minutos y desaparece súbitamente.
Y llega la noche del día 15. Sobre la 1:00 horas de la noche Antonio se encontraba arando, como de costumbre. Una luz roja, en el cielo, empieza a cercarse a él hasta poder distinguir un objeto de forma ovoide con tres aguijones de metal en la punta. Aterrizó a unos 10 ó 15 metros del tractor sustentándose sobre tres patas metálicas.
Antonio intentó huir pero el motor de su tractor no funcionaba y no había forma de hacerlo arrancar. Saltó del vehículo y salió corriendo campo a través. Dos seres pequeños salieron tras sus pasos y fue capturado pero, ante la resistencia que ofrece, otros dos seres se presentaron en ayuda de los primeros. Vestidos con monos verdes y casco del que salían unos tubos que iban hasta la espalda, introducen al asustado prisionero dentro de la nave a través de una escalerilla.
La nave estaba repleta de gran luminosidad. Antonio se vio dentro de una habitación de paredes brillantes de metal pulido. Luego lo llevaron a otra donde pudo escuchar el extraño sonido que emitían los seres al hablar y que se asemejaban a «gruñidos de perros».
Pronto volvieron a sujetarlo y lo desvistieron. Uno de los seres desparramó un líquido espeso y transparente con una esponja por su cuerpo. Posteriormente le extrajeron sangre de la barbilla con una especie de tubos que le dejaron un fuerte picor.
Antonio fue conducido a otros sitio y dejado solo en la nueva habitación, que comenzó a ser invadida por un gas que entraba por unos orificios que había en la pared y que le hizo sentir nauseas llegando a vomitar dentro de la nave.
A continuación se desarrollan los hechos más llamativos de esta historia. Según relata Antonio: «Apareció una mujer cuyo cuerpo era el más hermoso que había visto en mi vida. Era esbelta y sus pechos se mantenían erguidos y bien separados. Su cintura era estrecha, el vientre plano, las caderas bien desarrolladas, los muslos robustos, tenía las manos largas y delgadas, y su tamaño era bajo llegando solo a la altura de mis hombros, su olor corporal era femenino y su piel blanca como la de las mujeres rubias de aquí y cubierta de pecas en los brazos, si bien, la extraña era lampiña tenía cabello rubio y pelo púbico rojo… sus pómulos eran muy altos, haciendo la cara muy ancha, a la vez que se afinaba hacia abajo bruscamente, terminando en un mentón muy fino, unos ojos achinados y una boca en la que casi no se veían sus labios».
La mujer extraterrestre se acercó entonces, abrazando al campesino y frotando su cara y cuerpo contra él, Villas Boas excitado cumplió con su papel de macho copulando con la extraterrestre en dos oportunidades. Luego, ésta perdió interés en Antonio, quien se sintió utilizado y molesto.
Antonio se percató entonces de que lo que realmente querían estos seres era, según sus propias palabras, «un buen semental para mejorar su raza».
Una vez finalizada la cópula apareció otro ser en busca de la extraterrestre, entonces la mujer se toca el vientre y luego señala en dirección del cielo.
Villas Boas en tanto, fue invitado a vestirse, si bien, en un momento, quiso robar algo parecido a un reloj para dar fe de su testimonio pero los tripulantes de la nave no se lo permitieron.
Fue conducido nuevamente al exterior, donde le enseñaron detalles de la nave. Acabada la visita, ya desde tierra, observó como la nave empezó a girar y a subir lentamente, luego, se perdió en la oscuridad del cielo a gran velocidad, quedando Antonio abandonado en el campo.
Villas Boas padeció tras el episodio algo más de una semana con erupciones cutáneas, náuseas, falta de apetito, molestias oculares, insomnio y episodios de sopor profundo.
Veintiún años después, Antonio Villas Boas, convertido en un respetable abogado y padre de familia, aseguraría que la mujer, durante la segunda cohabitación, le extrajo una muestra de esperma para uso posterior.
Un des premiers hommes enlevé de l’histoire moderne des ovnis.
Dans la nuit du 15 au 16 Octobre 1957 à 1 h du matin, à Sao Francisco de Sales (Brésil), après 2 observations les jours précédents et alors qu’il est au volant de son tracteur et labourait les terres familiales, Villa Boas voit d’abord comme une étoile rouge puis, alors que la lumière s’approche, un objet en forme d’oeuf, qui se pose à proximité. Son tracteur cale et ses phares s’éteignent aussitôt.
Il tente de fuir, mais quelqu’un lui saisit le bras. Se retournant, il voit un petit être qu’il pousse violemment ; il sera cependant maîtrisé par 3 autres petits personnages, en scaphandre avec un casque élevé, qui le traînent dans l’objet.
Ils le déshabillent de force, l’aspergent d’un liquide, et l’emmènent dans une petite pièce carrée où il est rapidement rejoint par une entité femelle. Elle mesure 0,90 m, possède de longs cheveux blancs et brillants, de grands yeux bleus plus allongés que ronds et remontant vers les tempes, et un nez étroit ni pointu ni volumineux. La forme de son visage frappe Antonio :
Ses pomettes étaient très hautes, ce qui faisait que sa face était très large. Mais elles s’amincissaient vers le bas, donnant au visage une forme triangulaire. Ses lèvres étaient très fines, difficilement visibles. Ses oreilles étaient petites, mais pas tellement plus que celles de femmes que je connais. Les deux pommettes très hautes donnaient l’impression qu’il y avait un os en dessous mais, au toucher, il n’en était rien.
Elle lui fait clairement comprendre qu’elle est là pour s’accoupler. Antonio ne refuse pas ; ils le feront 2 fois. Les cheveux de l’entité sont soyeux. Une fois terminé, la créature s’éloigne, sourit et pointe son doigt vers son ventre, puis vers les étoiles. Villa Boas est ensuite débarqué sans ménagement, et l’engin disparaît rapidement dans le ciel.
Séquelles
Pendant 1 mois, Villas Boas souffre de nausées et a une irrépréssible envie de dormir. En Novembre de la même année, il se confieà un journaliste, Joao Martins, qui l’emène voir le docteur Olavo Fontès. Ce dernier lui fait subir un certain nombre d’examens et découvrit deux petites ponctions, de part et d’autre du menton. Il étudie plus généralement le cas avec le plus grand soin.
A la mort de Villa Boas en 1992, des rumeurs indiquent alors qu’il se serait rendu aux Etats-Unis au début des années 1960s après y avoir été invité pour étudier les restes d’une soucoupe volante détenue par les militaires. La société Brésilienne d’étude des soucoupes volantes produisit même la lettre d’invitation. Le fils de Villas Boas confirma quant à lui que son père était bien parti aux Etats-Unis à cette époque, mais qu’il avait toujours refusé de dire à sa famille ce qu’il y avait fait