Correo con Fraile sobre Ummo
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Descripción
Estimado amigo:
Acabo de ver sus tres mensajes, a los que he echado sólo
un vistazo por encima. Me los llevaré a casa y los leeré con
la atención que se merecen -en mi despacho de la Universidad
me es imposible concentrarme.
Estoy preparando una carta, que presumo relativamente larga,
para Vd., y que incluirá un informe sobre la persona que he
conocido -a través de José Luis Camacho- que dice estar en
contacto -mental- con los ummitas; con YU 1, para más señas
(quien, por tanto, no habría muerto ni mucho menos).
Le adelanto que se trata de una psíquica que reside en EEUU,
de cuyos poderes paranormales Camacho y yo hemos tenido personalmente
pruebas que rayan en lo espectacular. Le he de rogar, eso sí, que toda
la información que le dé -en realidad, verá que también es de naturaleza
«elusiva»- la mantenga reservada y no salga de su archivo; mucho menos
debería aparecer ninguna referencia al respecto en el Ummocat. Rafael
Farriols está al corriente de este asunto (que creo que le tiene más
perplejo que convencido, como nos pasa en gran medida a José Luis
Camacho y a mí).
Y por cierto, no me extrañaría nada, visto lo visto,
que nuestra amiga (es una mujer) *ya sepa* que yo tengo intención
de contarle la historia…
Quiero incorporar también a mi carta las reflexiones que se me
ocurran después de leer sus últimos mensajes, por lo que probablemente
aún me demoraré algo en responderle. (Tengo un problema de
estrés y ansiedad, por lo que procuro tomarme las cosas con calma; dado
que normalmente me desborda el trabajo en la Universidad, a veces me
retraso mucho en despachar otros asuntos, por lo que ruego que me
perdone).
Sobre la integral le diré que, aparte de los profesores del Dpto.
de Matemática Aplicada de mi Universidad -en los que
no pongo muchas esperanzas-, dos de mis hermanos son matemáticos.
Desgraciadamente, mi hermano José María, profesor de la Complutense y
enormemente brillante (mi otro hermano también es muy inteligente, pero
mucho más vago…), se está muriendo de cáncer de pulmón, y sólo Dios
sabe si es
mañana o dentro de 4 meses cuando me van a llamar para comunicarme la
noticia…
Le pasaré el problema, porque él sigue con ganas de luchar, y desempeñar
una actividad «normal» le es muy beneficioso; pero es muy posible que
tal vez no tenga ni la energía suficiente de interesarse en él. Se lo
pasaré
también a mi hermano Ramón.
Antes de acabar, una pregunta que quería formularle desde hace tiempo;
no
sé si podrá ayudarme:
Verá, cuando fui con Antonio Ribera a comer con Rafael Farriols,
saliendo ya al anochecer de casa de éste, le pregunté a Antonio: «¿Qué
es de esa historia de que los ummitas curaron a la ex secretaria de
Farriols de un cáncer?» Antonio, que iba sentado a mi derecha, bajó la
voz
-había una tercera persona en el coche- y me dijo: «Sí, es cierto…
Pero
no se puede hablar de eso…» Le pregunté: «¿Y cómo lo hicieron? ¿La
curaron
a distancia o algo así…?» Bajó aún más la voz, y me dijo casi en un
susurro:
«No, no… Vinieron aquí, vinieron DOS de ellos…»
Le aseguro que la sinceridad, casi «candidez», de Ribera no me
dejó lugar a dudas. Una persona anciana, entrañable, buena, sin nada que
perder ni ganar ya, totalmente «inocente» y desinteresada… ¿Para qué
iba a
inventarse semejante trola? Bien sabe que murió sólo un año después…
Él ya no estaba para juegos. Que Antonio sin duda *creía* lo que me
contó
tiene certeza absoluta para mí.
Cuando le comenté abiertamente la frase de Ribera al bueno de Rafael
en una carta, me respondió de una forma extrañamente ambigua y esquiva.
Se limitó
a decirme algo así como: «Mira, todos deseamos encontrar una prueba
definitiva
sobre la identidad de los ummitas. Desgraciadamente, ni siquiera yo he
tenido tal evidencia». Bonita y hábil forma de NO responder a una
pregunta
directa, ¿no cree?
Un comentario mío en la misma carta sobre la segunda supuesta
abducción
de J.-P. Petit [«el Humilde» 😉 ], que tuvo lugar en la mismísima
casa de Farriols…, sencillamente lo ignoró: no hizo meción alguna
al tema en su contestación.
Evidentemente, está totalmente fuera de lugar insistir y hacer una
especie
de «tercer grado» a Rafael, porque ni procede ni tengo derecho alguno a
ello
(sin mencionar que me mandaría a tomar por culo…, con perdón).
Bastante
consideración ha tenido conmigo. Pero ¿qué opina Vd?
Un atento saludo,
J. Fraile