Entrevista a Jose Atin Balbas por Moises Garrido
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Descripción
Entrevista a Jose Atin Balbas por Moises Garrido
Llegamos puntuales a la cita con Enrique Villagrasa Novoa y su encantadora esposa,
Elena. Nos acomodamos en un elegante salón de su hogar para realizar la entrevista, ante varios carpetones con informes ummitas originales que amable-
mente extrajo de sus archivos para nuestro deleite. Enrique, ingeniero de obras públicas hasta su jubilación, fue uno de los asiduos a las tertulias de La ballena alegre. Tuvo ocasión de mantener extensas conversaciones telefónicas con los supuestos ummitas. Charlaban de asuntos muy diversos, preferentemente científicos, y días después recibía informes mecanografiados –estampados con el signo ummita– sobre todas aquellas cuestiones que a él le interesaban. “Una de las veces estuve dos horas y media hablando por teléfono con un ummita. Hablábamos de muchos temas y me contestaba a todo lo que preguntaba. Solía telefonearme un señor que se llamaba Dei-98”, recuerda. Él llegó a las tertulias antes de que surgiera el tema Ummo. Era la época en la que Sesma leía los extravagantes mensajes de Saliano, que tanta risa despertaban entre los contertulios. “Fue en los años 50. Leí en un periódico que había unas reuniones en La ballena alegre sobre el tema de los platillos volantes. No recuerdo si eran los martes. Cuando yo asistí estaba de moda el caso de la piedra de Sanmartín Luego empezó lo de Saliano y más tarde, en 1966, lo de Ummo”.
–¿Recibió usted muchas cartas ummitas?
–Muchas, pero no sé precisar el número. Las cartas me llegaban con una frecuencia semanal, a veces cada tres días. Luego se leían en público en las tertulias y se fotocopiaban.
–¿Qué le parece la autoinculpación de Jordán Peña?
–Es imposible que Jordán Peña haya podido hacer todos esos informes.
–¿Qué le lleva a estar tan seguro?
–Los ummitas advirtieron de que si en alguna ocasión tenían dificultades tratarían de desacreditar todo lo de Ummo. Esto lo tenían previsto ellos. Jordán Peña actuó por indicación de los de Ummo.
Otro de los protagonistas
Otra persona muy ligada al caso Ummo es José Atín Balbás, doctor en Ciencias Físicas. Nos citamos con él en el mismo lugar en el que estuvo ubicado el café Lyon, en la calle Alcalá, 59, muy cerca de Cibeles. Hoy es la acogedora taberna irlandesa The James Joyce Irish Pub.Mientras tomamos un aperitivo, comienza a relatarnos su periplo por La ballena alegre: –Empecé a ir a las reuniones en 1966. Me atrajo la personalidad de Sesma y el colectivo que le rodeaba. Pero no me interesó tomar contacto con el “grupo de Madrid”. El trasfondo mágico no me atraía. Mi único interés era estudiar los informes ummitas para extraer mi propio criterio. Y era imposible obtener datos si no te metías en el grupo, comprometiéndote a hacer lo que el grupo quería, y yo no estaba por la labor.
–¿Y cómo se convenció de la realidad de todo aquello?
–Yo estaba haciendo la tesis doctoral en Física sobre la coherencia temporal del láser. Te hablo de los años 1968-1970. Pues bien, resulta que en un informe de Ummo explicaban cómo almacenaban ellos la información y cómo la obtenían. Y coincidía, aunque con sus palabras, con lo que yo estaba investigando. Lo que ahí se describía era una aplicación de lo que yo estaba estudiando, y era una idea original. Te puedo asegurar que en la literatura divulgativa científica no había nada sobre este tema, salvo en la bibliografía muy especializada a la que yo recurría. Y me cuesta creer que Jordán Peña supiera nada de eso.
–¿Duda, por tanto, que Jordán Peña haya perpetrado esta historia?
–Jordán Peña era un tío que razonaba bien. Merecía la pena escucharle, aunque tenía un ego muy marcado. Pero no me creo que sea el autor del tema Ummo. Era inteligente, pero no tenía ideas propias con las que fabricar los informes ummitas.
–Entonces, ¿cuál es su opinión a día de hoy sobre el caso Ummo?
–Yo creo con seguridad que Ummo puede ser la representación teatral de seres inteligentes que están aquí y ahora. Ellos están tecnológicamente más evolucionados que nosotros. Tienen que haber utilizado una vía espacio-temporal que no está a nuestro alcance. Coincido con Ignacio Darnaude (MÁS ALLÁ, 241) en que no hay que buscar explicaciones racionales para justificar su presencia. Pensamos que están por el comportamiento singular que tienen. Con Juan Aguirre y José Ariznavarreta quedamos en una cafetería de la madrileña calle de Arturo Soria. El primero de ellos, que fue médico traumatólogo, realizó una gran aportación al recopilar todos los informes ummitas existentes hasta 1985 en tres tomos (1.189 páginas en total), haciéndolos asequibles a cualquier interesado.
–Fue un trabajo de locos –recuerda–. La gente se resistía a darte nada. Hasta tal extremo que, como no me dejaban hacer copias, yo leía los informes en voz alta, los grababa y luego los transcribía a máquina. Hoy ya están en Internet los tres tomos (www.ummo-ciencias.org).
–¿Cómo se enteró de las reuniones de La ballena alegre?
–Era el año 1957 o 1958. Yo acababa de llegar a Madrid después de terminar la carrera de Medicina. Un día cogí el periódico y vi el anuncio con las reuniones de Sesma. Por las tardes terminaba a las seis la consulta y un día me acerqué al café Lyon. Bajé al sótano y allí estaban Fernando Sesma, Alicia Araujo, Alfonso Paso…Había bastante gente. Se hablaba de lo humano y de lo divino. Asistí por morbosa curiosidad. Sucedió lo de la piedra de Sanmartín y me interesé por el tema, haciéndome asiduo de las tertulias. Durante dos o tres años frecuenté La ballena alegre.
–Tal vez recopilar los informes y divulgarlos masivamente no entraba en los planes de los autores del affaire Ummo…
–Cierto. El experimento me lo he podido cargar yo. Eso era una siembra realizada a boleo. Pero el hecho de recopilarlo, ordenarlo y publicarlo haciéndolo accesible a otras personas que no eran los destinatarios elegidos por la fuente no entraba en los planes del experimento.
–¿Piensa que detrás de ese experimento podría estar Jordán Peña?
–Jordán Peña para mí siempre ha sido un psicópata de órdago. Aparte, no tiene nivel para realizar esos informes. En todo caso, podría haber colaborado en la elaboración de los dibujos, pues se le daba muy bien dibujar.
–Entonces, ¿cuál es su opinión personal a día de hoy?
–Creo que puede existir una causa exógena detrás del caso Ummo. A José Ariznavarreta, cámara de profesión en su día, le ocurrió una curiosa experiencia que no tuvo inconveniente en relatarnos: –El signo ummita lo conozco desde mucho antes de 1965. Por lo menos desde 1961. Por la plaza de Callao unas jóvenes de la Cruz Roja me pusieron un alfiler de oro cuyo símbolo no sabía qué podía significar. Al cabo de los años, comencé a ir a La ballena alegre. Yo me reía de todo aquello, pero cuando vi el signo de Ummo me quedé alucinado. Era el mismo del alfiler que me regaló aquella joven.
–¿Qué piensa hoy del caso Ummo?
–Estoy convencido de que su origen es extraterrestre.
–¿Y qué opina de Jordán Peña?
–Jordán Peña está loco. No hay que hacerle el menor caso. Miente totalmente. Cuando salimos de la cafetería, Ariznavarreta nos llevó hasta su vehículo. Como demostración de su fidelidad a Ummo, nos mostró las pegatinas con el signo ummita que lleva colocadas en los laterales y en la parte trasera de su coche.