Moorjani Anita Mi viaje espiritual (2006)

Descripción

Moorjani Anita Mi viaje espiritual (2006)

 

Morir para ser yo

Mi viaje espiritual
desde casi morir de cáncer
a la verdadera curación.

Anita Moorjani


El libro «Morir para ser yo», de Anita Moorjani, editado en español, será puesto en circulación por la Editorial Alfa Omega en torno al mes de marzo de 2013.

La presente Web cubre la función de darlo a conocer, así como el facilitar los medios a través de los cuales el libro estará disponible para su adquisición una vez editado.

A continuación se exponen contenidos muy significativos del libro, a fin de mostrar lo que iremos encontrando en la lectura del mismo.

 


ÍNDICE.-  Presentación   ///   PRÓLOGO  por el Dr. Wayne W. Dyer  ///   PRÓLOGO (de Anita Moorjani) – EL DÍA EN QUE “MORÍ”   ///   Párrafos escogidos del libro   ///   Índice del Libro    ///    Lecturas relacionadas    ///   Vídeo – Entrevista a Anita Moorjani ///

 


 

Presentación

Para los que estamos sumergidos en el estudio e investigación del trasfondo que mueve los hilos sutiles del proceso de nuestra Humanidad terrena, es de gran satisfacción el conocer que por fin pueda disponerse en habla hispana de la historia de Anita Moorjani, por cuanto la misma aporta un conocimiento más allá de lo que toda Ciencia tiene en sus posibilidades ofrecernos de la realidad vivencial en la que estamos inmersos.

El propio lenguaje de Anita, con una dialéctica sencilla, surgida desde el sentir natural que guía el recuerdo de sus vivencias, hace muy asequible el entendimiento de cuanto trata de transmitirnos en este tan preciado libro.

Anita nos cuenta en su libro cómo fue dando lugar en su organismo a un proceso de cáncer (Linfoma de Hodgkin) que le condujo a una degradación casi completa de aquel, en cuyo proceso final pasó por una experiencia cercana a la muerte (ECM), de la que nos informa con detalles lo vivenciado en ese «otro plano» y cómo esto le sirve para retornar a su cuerpo y llevar a éste a una recuperación fuera de todo lo que se podría esperar de su situación.

En esa ECM percibió algunos aspectos de lo que podría ser su vida futura, comprendiendo que una de las razones por las que decidió regresar a su vida en el cuerpo fue por el aporte que significaría a nivel humano el dar a conocer su experiencia en tal estado, y que esta labor no requeriría de hacer nada especial, sino ser sólo ella misma y permitir ser instrumento para aquello que tuviera que suceder a su través.

Comienza la historia con su niñez y el marco social donde la desarrolla, mezcla de oriente y occidente, donde convergían diversas culturas y religiones, con creencias a veces contradictorias, y en la que en ocasiones tiene que negarse a sí misma para no contradecir  las expectativas que sobre ella sus padres esperaban desde su tradición hinduista, sintiendo que no tendría la oportunidad de cumplir ninguno de sus sueños, esperanzas y deseos. Al mismo tiempo, se sentía marginada por sus compañeros de escuela al ser su región colonia británica, hasta el punto de que en ocasiones se hacía las siguientes preguntas: «¿Por qué soy siempre la diferente dondequiera que vaya? ¿A dónde pertenezco?  ¿Por qué siento que no pertenezco a ningún lugar?». O bien esto otro ante situaciones familiares: «¿Por qué estoy siempre disculpándome? ¿Por qué tengo que disculparme sólo por ser yo?».

En el verano de 2001 se entera de que una amiga ha sido diagnosticada de cáncer, y dos meses más tarde ocurre otro tanto a un cuñado de su marido.  A partir de entonces y tras lo que fue en su inicio una búsqueda de conocimientos sobre el cáncer para poder ayudar a su amiga, mientras más leía sobre ello más miedo fue desarrollando sobre todo lo que pudiera causarlo.  Hasta el punto de que creía que todo producía cáncer, por lo que empezó a tenerle miedo a la vida misma.

El 26 de abril del siguiente año, 2002, en que acudió a una consulta médica para saber del diagnóstico de una protuberancia surgida en su hombro derecho,  le fue informado de lo siguiente: “Usted tiene un linfoma lo cual es una forma de cáncer del sistema linfático”. A partir de entonces comenzó un amplio peregrinaje en busca de criterios de salud donde encontrar ayuda, incluyendo terapias orientales y muy diferentes modalidades de sanación, e incluso viajando a la India por un periodo de 6 meses donde pareció que había recuperado la salud.

Mas cuando regresó a casa su contento duró poco. Al contar a aquellos que querían saber de su estado lo que había hecho en la India, comenzaron a manifestar su desconfianza y a sumergirla en un mar de dudas, sembrando de nuevo el miedo en su interior. En tal situación, recurrió a terapias alternativas de occidente, donde percibiría contradicciones entre unas y otras, y esto no solamente aumentó su confusión sino sus miedos, y su salud se deterioró rápidamente.

Por su tradición hinduista creía en el karma, creyendo ser merecedora de tal situación, y ante tal idea se percibía impotente. De esta forma se sintió encerrada en su propia jaula de temor y desesperación, donde su salud se deterioraba por día, hasta que la mañana del 2 de febrero de 20006 tuvo que ser llevada rápidamente al hospital, donde comenzó todo el proceso en el cual surge su ECM, y del cual ella extrae como lo más esencial la importancia de tratar de percibir nuestra magnificencia, la que trasciende todos nuestros condicionantes generadores de sufrimientos y limitaciones de la felicidad que ansiamos.

Angel Baña

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PRÓLOGO del Dr. Wayne W. Dyer

Todo lo que se cuenta en este libro me llega directamente al corazón. Y más aún lo hace mi relación personal con Anita Moorjani, que entró en mi vida gracias a una serie de coincidencias que sólo puede calificarse de divina y providencial. A lo largo de más de cuatro años el avance implacable de un cáncer llevó a Anita a las puertas de la muerte e incluso más allá, ya pasado el umbral y el vestíbulo por así decirlo, a lo más profundo de la propia morada de la muerte. Anita describe todo ese proceso minuciosamente en este libro, un libro escrito para conmover el alma. Animo encarecidamente a todo el mundo a que lo lea con atención y con la mente absolutamente abierta, aunque en él encuentre cosas que pongan en cuestión algunas de sus más arraigadas creencias sobre lo que hay después de este mundo, en eso que solemos llamar «más allá».

Rodeada de sus seres queridos y del equipo médico que la trataba, que esperaban que exhalara su último aliento en cualquier instante, Anita permanecía sumida en un coma profundo. Entonces se le dio la oportunidad de volver a su cuerpo arrasado por el cáncer, desafiando todas las probabilidades, para después protagonizar una curación increíble propiciada únicamente por el amor incondicional. Más que eso: volvió desde la antesala de la muerte para poder contarnos a todos cómo es la vida más allá del mundo corpóreo y, lo que es más importante, qué sensaciones se tienen allí.

Esto es una historia de amor, de un amor enorme e incondicional, con una visión revolucionaria de lo que somos en realidad, de por qué estamos aquí y de cómo podemos superar cualquier miedo o impulso negativo que esté marcando nuestras vidas. Anita nos habla del cáncer con una franqueza poco habitual y cuenta por qué cree que se ha visto sometida a la dura prueba que supone la enfermedad, por qué se ha curado y por qué ha vuelto a este mundo desde la antesala del que hay más allá. Yo personalmente no tengo ninguna duda de que la misión de su vida está plasmada en la crónica de su experiencia que están a punto de leer y de que en alguna parte estaba escrito que yo tenía que ayudarla a que este mensaje crucial llegara a todo el mundo.

Lo que Anita descubrió durante esas 24 horas en las que estuvo en coma y cruzó el umbral hacia lo desconocido está en extraordinaria consonancia con todo lo que yo he percibido en diversos momentos de inspiración mientras escribía mis libros o daba charlas. Ambos estamos convencidos de que la intervención divina ha movido las piezas necesarias para que esta mujer, que vivía al otro lado del mundo, en una cultura totalmente distinta a la mía, llegara hasta mí y conectara a la perfección con mi experiencia y con mi vida.

La primera vez que oí hablar de Anita fue cuando, a través de Mira Kelly (una mujer de Nueva York que más tarde se convirtió en mi amiga y que fue quien me hizo la regresión a una vida pasada de la que hablo en mi libro Wishes Fulfilled) me llegó una copia de una entrevista que le habían hecho sobre su experiencia cercana a la muerte (ECM). Tras leer la entrevista de Anita sentí una necesidad irresistible de hacer todo lo que estuviera en mi mano para que el mensaje cautivador que encerraban sus palabras se difundiera y llegara a todo el mundo. Llamé a Reid Tracy, el presidente de Hay House, y le pedí que encontrara a Anita Moorjani y la convenciera para que escribiera un libro en el que narrara su experiencia con todo lujo de detalles. Y añadí que me encantaría, no, que me sentiría honrado, de escribir un prólogo para el libro si ella quería comprometerse con el proyecto. Gracias a una serie de esos increíbles y maravillosos caprichos del universo (entre ellos una llamada de Anita desde Hong Kong a mi programa de radio semanal que se emite en www.hayhouseradio.com, que me dio la oportunidad de hacerle una entrevista que se retransmitió a todo el planeta) ambos conectamos a nivel profesional y personal.

Anita me contó que ella siente que todos nosotros somos puro amor; que no sólo estamos conectados de alguna forma con todos los demás seres humanos y con Dios, sino que a un nivel más profundo todos somos Dios; que hemos permitido que nuestros miedos y nuestro ego dejen a Dios fuera de nuestras vidas y eso tiene una relación directa no sólo con las enfermedades de nuestro cuerpo sino también con las de nuestro mundo. Me habló de aprender a apreciar nuestra grandeza y vivir como seres de luz y amor y también de las propiedades curativas inherentes a la mente humana. Anita describió cómo fue experimentar la ausencia de tiempo y espacio y sentir por primera vez que la unicidad es más que un concepto intelectual, que verdaderamente todo está ocurriendo a la vez. Me dijo que se sentía bañada por un aura de amor puro y feliz y que ese sentimiento ha demostrado tener un ilimitado potencial para curar. Ella vio hacerse realidad en su vida las palabras de Jesús: «Con Dios todo es posible», y entendió su verdadero significado, que lo engloba todo y no deja nada al margen, ni siquiera el pasado. Anita comprobó personalmente lo que yo había escrito en Wishes Fulfilled: que ante la auténtica presencia de Dios no son aplicables las leyes de lo material (incluidas las de la medicina).

Tenía que conocer a esa mujer. A partir de nuestras conversaciones telefónicas empecé a sentir vivamente la esencia espiritual de Anita y su mensaje de esperanza, que había llegado para sustituir al miedo. La animé no sólo a que escribiera este libro, sino también a que apareciera conmigo en la cadena PBS y contara su historia de amor, esperanza y curación a todo el mundo.

Le envié la entrevista sobre la ECM de Anita a mi madre, que tiene 95 años y vive en una residencia de ancianos. Mi madre ve la muerte con bastante frecuencia, ya que muchos de sus nuevos amigos de avanzada edad fallecen mientras duermen o se van para siempre de alguna otra forma. He tenido muchas conversaciones con ella sobre lo que piensa del gran misterio que llamamos muerte, que es el destino de todos los seres vivos: todo lo material debe en algún momento perder ese estado. Todos conocemos racionalmente esta verdad, pero lo que nos espera al abandonar este estado sigue siendo un gran misterio.

Después de leer la entrevista de Anita mi madre dijo que la había embargado una gran sensación de paz que había acabado con todo su miedo, ansiedad y estrés por lo que podía traer esa gran desconocida que es la muerte. De hecho todos los que han leído lo que Anita cuenta de su experiencia cercana a la muerte, incluidos mis hijos, han sentido una esperanza renovada y han decidido que, por encima de todo, se van a amar a sí mismos, que intentarán apreciar su grandeza y eliminar todos los pensamientos que puedan atraer la enfermedad a su vida diaria. Mientras yo escribía sobre estas ideas, Anita las demostraba a través de su propia experiencia.

Anita logró curar su cuerpo gracias a todo ello y me ha comentado en muchas ocasiones que siente que ha vuelto para enseñar a todo el mundo esta sencilla pero poderosa lección que no sólo puede curarnos a todos, sino también transformar el mundo entero. Y por eso, estoy seguro, es por lo que Dios nos unió a Anita y a mí. Siempre he sentido que es mi dharma mostrarle a todo el mundo su propia divinidad, para que sepan que lo más importante que hay en ellos es Dios. Nosotros no somos estos cuerpos, ni tampoco nuestros logros ni nuestras posesiones; nosotros somos uno con la fuente de toda la vida que es Dios. Mientras escribía todo esto en Wishes Fulfilled, Anita Moorjani llegaba a mi vida, la culminación de todo lo que yo estaba sintiendo y escribiendo automáticamente. Ella lo había vivido y lo contaba con tanta belleza… Y ahora podemos disfrutar de la bendición de leer todo lo que Anita llegó a aprender en su furiosa lucha contra un cáncer muy avanzado y su sereno viaje de vuelta gracias a la experiencia directa de la curación divina, lo que nos brinda la oportunidad de aplicarlo en nuestras vidas.

Y yo tengo el honor de representar un pequeño papel en la gran misión de trasmitir este esperanzador mensaje de que el amor es la cura definitiva. Espero que las palabras de Anita se conviertan en un instrumento para eliminar todas y cada una de las enfermedades de nuestro cuerpo, de nuestras relaciones, de nuestro país, sea el que sea, y de nuestro mundo. Como dijo muy poéticamente una vez Elizabeth Barrett Browning: «La Tierra está llena de Cielo y Dios arde en cada arbusto». La curación y el cielo en la tierra están en nuestras manos y en manos del amor.

Disfruten de este valioso e increíble libro de Anita. Todo mi amor está con este libro y con ella.

—Doctor Wayne W. Dyer

Maui, Hawaii, Estados Unidos

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PRÓLOGO (de Anita Moorjani) – EL DÍA EN QUE “MORÍ”

(traducción provisional)

¡Ay, Dios mío, me siento increíble!  ¡Estoy tan libre y tan ligera!  ¿Por qué ya no estoy sintiendo más dolor en mi cuerpo?   ¿Dónde se ha ido todo esto?  ¿Por qué parece que todo a mi alrededor se está alejando de mí?  ¡Pero no estoy asustada!  ¿A dónde se ha ido mi miedo?  ¡Ya no puedo encontrar el miedo!

Estos fueron algunos de mis pensamientos cuando estaba siendo llevada de urgencia al hospital.  El mundo a mi alrededor empezó a parecerme irreal, como un sueño y podía sentir cómo me alejaba cada vez más de mi consciencia y me adentraba en un coma.  Mis órganos empezaron a dejar de funcionar  a medida que sucumbía al cáncer que había, más que acabado, devorado mi cuerpo durante los últimos cuatro años.

Era el 2 de febrero de 2006, el día que va a grabarse para siempre en mi memoria como el día en  que “me morí”.

Aunque estaba en un coma, yo estaba consciente y con gran lucidez de todo lo que estaba pasando a mi alrededor incluyendo el sentido de urgencia y el frenesí  emocional de mi familia mientras era llevada rápidamente al hospital. Cuando llegamos, en el momento en que la oncóloga me vio, su cara estaba horrorizada.

“El corazón de su esposa puede seguir latiendo” le dijo ella a mi esposo Danny, “pero ella no está ahí realmente.  Es demasiado tarde para salvarla”.

¿De quién está hablando la doctora?, me pregunté. ¡Nunca me había sentido mejor en mi vida! Y, ¿por qué mi mamá y Danny parecían tan asustados y preocupados?  Mamá, por favor, no llores. ¿Qué está pasando? ¿Estás llorando por mí? ¡No llores! ¡Yo estoy bien, querida mamá, de verdad lo estoy!

Pensé que yo estaba diciendo esas palabras en voz alta, pero nada se oyó.  No tenía voz.

Quería abrazar a mi madre, consolarla y decirle que yo estaba bien y no podía comprender por qué no era capaz de hacerlo.  ¿Por qué mi cuerpo físico no cooperaba?  ¿Por qué simplemente yacía allí, sin vida y sin energía cuando todo lo que quería era abrazar a mi amado esposo y a mi madre y asegurarles que yo estaba bien y ya sin dolor?

Mira, Danny, puedo moverme sin mi silla de ruedas. ¡Esto se siente tan increíble! Y ya no estoy conectada al tanque de oxígeno. ¡La respiración ya no se me dificulta y las lesiones de mi piel se han ido! Ya no son dolorosas ni están supurando. ¡Después de cuatro años agonizantes, estoy finalmente sanada!

Estaba en un estado de pura felicidad y júbilo. Finalmente, estaba libre del dolor causado por el cáncer que devastó mi cuerpo. Quería que ellos se sintieran felices por mí.  ¿Por qué no estaban felices de que mi lucha finalmente había acabado?  ¿Por qué ellos no compartían mi júbilo?  ¿No podían ver ellos la felicidad que estaba sintiendo?

“Por favor, debe haber algo que usted pueda hacer”, Danny y mi Madre le rogaban al médico.

“Es cuestión de sólo unas horas” argumentó la oncóloga.  “¿Por qué sus otros doctores no nos la remitieron antes?  Sus órganos ya están  dejando de funcionar y es por esto que ha caído en un coma.  Ella no va a lograr pasar la noche; ustedes están pidiendo lo imposible.  Cualquier cosa que le administremos en este estado puede ser demasiado tóxica y fatal para su cuerpo, ¡ya que sus órganos ni siquiera están funcionando!

“Bueno, puede ser”, Danny insistió, “pero, ¡yo no me voy a dar por vencido!”

Mi esposo sostenía con fuerza mi mano débil, mientras yo yacía allí, consciente de la angustia y desesperación en su voz. Yo quería más que nada, relevarlo de su sufrimiento. Quería que él supiera qué tan maravillosamente me estaba sintiendo, pero fui  incapaz de comunicarlo.

No escuches a la doctora Danny,  por favor, ¡no la escuches! ¿Por qué está diciendo eso?  Yo todavía estoy aquí y estoy bien.  Mucho mejor que sólo bien – en verdad, ¡me siento grandiosa!

No podía entender por qué, pero experimenté todo lo que cada uno estaba sintiendo –tanto los miembros de mi familia como la doctora.  Realmente, podía sentir su miedo, ansiedad, impotencia  y desesperación.  Era como si sus emociones fueran mías.  Era como si yo me volviera ellos.

Estoy sintiendo  tu dolor querido – puedo sentir todas tus emociones.  Por favor no llores por mí y dile a mamá que no llore por mí, tampoco. Por favor, ¡díselo!

Tan pronto empecé a sentirme apegada emocionalmente al drama que tenía lugar a mi alrededor, me sentí siendo halada simultáneamente hacia afuera de allí, como si hubiera un cuadro más grande, un plan mayor  desenvolviéndose.  Podía sentir mi apego a la escena que desaparecía a medida que me daba cuenta que todo era perfecto y se desenvolvía de acuerdo con el plan, en un entramado mayor.

Fue ahí que entró el entendimiento de que realmente me estaba muriendo.

Ah… me estoy muriendo! ¿Es esto lo que se siente?  No se parece a nada de lo que me había imaginado.  Siento una paz bellísima y una calma….y finalmente, ¡me siento sana!

Y ahí entendí que aunque mi cuerpo físico dejara de funcionar, todo continúa siendo perfecto en el grandioso tapiz/entramado de la vida, ya que realmente nunca morimos.

Todavía estaba consciente y lúcida de cada detalle que se desenvolvía ante mí, cuando observaba al equipo médico transportando mi cuerpo casi sin vida a la unidad de cuidados intensivos. Ellos me rodeaban en un frenesí emocional, conectándome a las máquinas, e insertándome  agujas y tubos.

No sentí ningún apego a mi cuerpo casi inerte mientras yacía en la cama del hospital.  No sentía que fuera mío.  Se veía demasiado pequeño e insignificante como para contener aquello que yo estaba experimentando.  Me sentí libre, liberada y magnificente!  Cada dolor, molestia, tristeza y sufrimiento habían desaparecido.  Estaba completamente libre de cargas  y no podía recordar haberme sentido así nunca antes.

Luego tuve la sensación de estar abarcada (contenida) por algo que sólo puedo describir como puro amor incondicional; pero inclusive la palabra amor no le hacía justicia. Era la más profunda forma de dar amor que nunca antes había experimentado.  Iba mucho más allá de cualquier forma de afecto físico que podamos imaginarnos y era incondicional: era mío,  sin importar lo que yo hubiera hecho jamás.  No tenía que hacer nada o comportarme de cierta manera para merecerlo.  ¡Este amor era para mí, sin que nada importara!

Me sentí completamente bañada y renovada en esta energía que me hacía sentir como si yo perteneciera, como si finalmente hubiera llegado después de años de lucha, dolor, ansiedad y miedo.

Finalmente, ¡había llegado a casa!

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Diversos párrafos del libro
que orientan sobre la manera en que Anita
nos cuenta su experiencia cercana a la muerte
y las enseñanzas que ésta le aportan.

Se han distribuido aquí de manera que se enmarquen
dentro de los contextos «Cuerpo», «Mente» y «Alma»,
a fin de captar de manera más precisa sus aplicaciones.

(traducción provisional)

—————————————————- CUERPO —————————————————-

“No hay nada que podamos hacer por su esposa, Sr. Moorjani. Sus órganos ya dejaron de funcionar. Tiene tumores del tamaño de un limón por todo su sistema linfático desde la base de su cráneo hasta la parte inferior del abdomen. Su cerebro está lleno de líquido al igual que sus pulmones.  Su piel ha desarrollado lesiones que supuran toxinas.  Ella ni siquiera va a pasar de esta noche”.

… En este estado cercano a la muerte, yo estaba más lúcida que nunca de todo lo que estaba pasando a mi alrededor, mucho más de lo que alguna vez había estado en un estado físico normal.  No estaba usando mis 5 sentidos biológicos ni mis órganos físicos; sin embargo, estaba entendiendo todo más claramente.  Era como si otro tipo de percepción completamente diferente, entrara en mí y más que simplemente percibir, era como si yo abarcara todo lo que estaba pasando; como si estuviera lentamente fusionándome con todo.

Era como si hubiera estado prisionera en mi propio cuerpo por los últimos 4 años mientras el cáncer devoraba mi forma física y, por fin, estaba siendo liberada.  ¡Estaba saboreando la libertad por primera vez!  Empecé a sentirme tan liviana y consciente que podía estar en cualquier sitio a cualquier hora… y no me parecía nada raro. Se sentía como algo normal, como si esta fuera la forma real de percibir las cosas. Ni siquiera me pareció extraño que estuviera consciente de que mi esposo y el doctor hablaran en ese momento en el pasillo, a unos 13 metros de la unidad de cuidados intensivos.

Así como mis emociones estaban siendo retiradas de lo que me rodeaba, empecé a darme cuenta como continuaba expandiéndome para llenar cada espacio, hasta que ya no hubo separación entre  todo lo demás y yo.  Yo abarcaba ,no, yo me volvía todas las cosas y todas las personas. … sentía cómo caían lentamente todos mis apegos y emociones hacia mis seres amados y hacia lo que me rodeaba.

No se sentía como que físicamente me hubiera ido a otro lugar; era algo más, como si hubiera despertado. Quizás, finalmente me estaba despertando de un mal sueño.  ¡Mi alma finalmente estaba conociendo su verdadera magnificencia! Y haciéndolo, se expandía más allá de mi cuerpo y de este mundo físico.  Se extendía más y más hacia afuera hasta que abarcaba no sólo esta existencia, sino que continuaba expandiéndose en el otro reino más allá del tiempo y el espacio y al mismo tiempo, los incluía.

El tiempo se sentía diferente en ese reino también, sentía todos los momentos simultáneamente.  Estaba consciente de todo lo relacionado conmigo -pasado, presente y futuro simultáneamente.  Estaba consciente de lo que parecían vidas simultáneas actuando. … Parecía que tuviera un hermano menor en una encarnación y yo lo protegía. … Aunque la escena pareciera del pasado en ese reino, era como si estuviera pasando en este momento, aquí y ahora. … En otras palabras, el tiempo no corre linealmente del modo que lo experimentamos aquí.  Es como si nuestras mentes terrestres convirtieran lo que pasa en torno a nosotros en una secuencia, pero  en la realidad, cuando no nos expresamos a través de nuestros cuerpos, todo pasa simultáneamente: pasado, presente y futuro.

«…el  concepto  de  reencarnación  en  su  forma  convencional  de  una progresión de vidas, una tras otra, no  fue apoyado durante mi  ECM.  Noté que  el tiempo no  se mueve linealmente, a menos que usemos el filtro de nuestros cuerpos físicos y mentes (pág. 108). En el estado ECM, observé que cada momento en todas nuestras vidas –pasadas, presentes, futuras, conocidas, desconocidas y sin conocer– existen simultáneamente, como si existieran fuera de lo que nosotros conocemos como el tiempo».

—————————————————-  MENTE —————————————————-

En ese estado de total claridad, entendía también que no soy quien siempre pensé que era: aquí estoy, sin mi cuerpo, raza, cultura, religión o credo… sin embargo, continúo existiendo. Entonces, ¿qué soy yo? ¿Quién soy yo?  Claramente, no me siento de ningún modo reducida o empequeñecida.  Al contrario, nunca he sido tan inmensa, tan poderosa o tan abarcante. ¡Ah, nunca antes me había sentido así! … Me sentía eterna, como si siempre hubiera existido y siempre fuera a existir, sin principio ni final. ¡Era plena con el conocimiento de ser sencillamente magnífica! ¿Cómo no me había dado cuenta de esto antes?, me pregunté.

Simplemente observé el camino de mi  vida. ¿Ah, por qué he sido tan dura conmigo misma? ¿Por qué siempre me he maltratado tanto? ¿Por qué siempre he renunciado a mí misma? ¿Por qué nunca me defendí y le mostré al mundo la belleza de mi propia alma?

¿Por qué he escondido siempre mi propia inteligencia y creatividad para darle gusto a otros?  ¡Me traicioné a mí misma cada vez que decía sí cuando quería decir no! ¿Por qué me he traicionado al buscar siempre la aprobación de los demás sólo para poder ser yo? ¿Por qué no he seguido mi propio y hermoso corazón ni he hablado mi propia verdad?

«Se  me ocurrió preguntarme algo como esto: ¿Por qué algo  tan grande –como este cáncer terminal– me pasó por no darme cuenta de mi propia magnificencia? Simultáneamente  tuve  este  entendimiento:  ¡Ah, ya veo, no me pasó a mí por haber sido una víctima;  el cáncer no era más que mi propio poder y energía no expresados! Se volvió hacía mi interior, en contra de mi cuerpo, en lugar de hacerlo hacia afuera. Sabía que no era un castigo o algo por el estilo. Era sólo mi propia fuerza de vida expresándose a sí misma como cáncer porque no le permití manifestarse como la magnificente fuerza poderosa de Anita».

Empecé a darme cuenta que mi habilidad para juzgar y discernir se habían  “debilitado”. Ya no era capaz de hacer distinciones definidas entre lo que era bueno o malo, correcto o incorrecto, porque yo no fui juzgada por nada durante mi ECM.  Sólo hubo compasión y el amor era incondicional. Todavía lo sentía por mí y hacia todos a mi alrededor.

—————————————————-  ALMA —————————————————-

Para mi gran sorpresa, fui consciente de la presencia de mi padre quien había muerto hacía 10 años y tuve una increíble sensación de comodidad al sentirlo conmigo. … «Si aquí estoy, mi amor, y siempre he estado aquí, para ti y para toda nuestra familia» -mi padre me comunicó-.  No había palabras, sólo emociones,  pero yo entendía claramente. … También estaba consciente de otros seres a mi alrededor; no los reconocí, pero sabía que me amaban mucho y me estaban protegiendo.

«…, entendí que me debía a mí misma, a todos los que conocí y a la vida misma: soy una expresión de mi esencia propia y única. Tratar de ser algo o alguien distinto no me hacía  mejor, simplemente me privaba de mi verdadero ser y no permitía que otros me experimentaran como yo era y me privaba de interactuar auténticamente con ellos. El  no ser auténtica, también privaba al universo de mi propio ser y de lo que vine a expresar aquí «.

«Divagué por mi recién encontrado entendimiento en el otro reino y gocé explorando esa consciencia que lo abarcaba todo. Al hacerlo, fui consciente que tenía que hacer una elección.» … … (pág. 60) «Supe que aun si no escogía regresar, todo era exactamente como debía ser en el gran tapiz de la vida».

«Era como si cada momento tuviera posibilidades infinitas y allí adonde yo estaba en ese punto en el tiempo, era la culminación de cada decisión, cada escogencia y cada pensamiento de mi vida entera».

«Ya que el tapiz de todo tiempo está ya tejido, todo lo que yo pudiera desear alguna vez que pasara en mi vida ya existe en ese plano infinito y no físico. Mi única tarea es expandir mi ser terrenal lo suficiente  para  permitirlo  en  este  reino.  Así  que  si  hay  algo  que  desee,  la  idea  no  es  salir  a conseguirlo,  sino  expandir  mi  propia  consciencia  para  permitir  que  la  energía  universal  me  lo traiga, aquí en mi realidad «.

Ahora sostengo un punto de vista sobre la vida que muy pocos, cuando mucho uno de mi círculo social, comparten o practican.  Y ya no le tenía miedo a nada. No le temía a la enfermedad, a envejecer, a la muerte, a perder plata o a cualquier cosa. Cuando no hay horror en la muerte, no quedan muchas cosas a las cuales temerles porque ella siempre es considerada como lo peor. Y si lo peor ya no te perturba, entonces ¿qué queda?

… debido a mi ECM, pasé de observar la realidad de afuera-hacia adentro a mirarla de adentro-hacia afuera. O sea, que solía pensar que el mundo externo era real y que yo tenía que trabajar dentro de sus confines; esto es muy parecido a lo que la mayoría de la gente piensa. Con este punto de vista, yo le daba mi poder al mundo externo y los eventos externos tenían la habilidad de controlarme.

Entendí que la verdadera felicidad y gozo sólo los podría encontrar amándome a mí misma, entrando en mi interior, siguiendo mi corazón y haciendo aquello que me diera alegría. Descubrí que cuando mi vida parece no tener dirección y me siento perdida (lo cual todavía me sucede con frecuencia) lo que realmente significa es que he  perdido mi Sentido de Ser Yo Misma.

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A título orientativo, éste será el Índice de los contenidos del Libro:

Dedicatoria [Dedicatoria de Anita]
Prólogo       [de Dyner W Dyer]
Introducción [por Anita]
Parte I -Prólogo- El día en que «morí».
Capítulo 1  Creciendo de una manera diferente.
Capítulo 2  Muchas Religiones, muchos Caminos.
Capítulo 3  Pasos en falso para Matrimonios arreglados.
Capítulo 4  Mi verdadero Amor.
Capítulo 5  Diagnóstico de miedo.
Capítulo 6  Buscando salvación.
Parte II -Capítulo 7- Dejando el Mundo atrás.
Capítulo 8  Algo Infinito y totalmente Fantástico.
Capítulo 9  Realizando el Milagro.
Capítulo 10  Prueba de sanación.
Capítulo 11  Usted debería estar muerta.
Capítulo 12  Viendo la Vida con nuevos ojos.
Capítulo 13  Encontrando mi Camino.
Capítulo 14  La Sanación es sólo el comienzo.
Parte III -Capítulo 15- Por qué me enfermé… y sané.
Capítulo 16  Seres infinitos y Energía universal.
Capítulo 17  Permitiendo y siendo Tú mismo.
Capítulo 18  Preguntas y Respuestas.
Conclusión

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