Polo Grinyan Psicobiografia de Margarita Ruiz de Lihory UMMO

Descripción

Puede ser casualidad -o no-, puede tener algo de misterio, o también de esoterismo. El caso es que Cándido Polo, sin buscarlo, se ha sentido relacionado en esporádicas ocasiones con la vida y vivencias de Margarita Ruiz de Lihory, hasta el punto de estudiar su carrera en una buhardilla de un amigo ubicada en una vivienda de Valencia donde vivió esta ‘Mata Hari’ a la española. Toda una serie de coincidencia y azares han conducido a Cándido Polo a escribir un libro cuasi biográfico sobre una mujer que de tanto luchar por la razón, llegó a perder la suya.
-La historia de la marquesa que nunca lo fue. Suena a cuento de princesas rosas.
-Ni fue marquesa ni baronesa. Sí pertenecía a una estirpe aristocrática, de la que siempre presumió, que se remonta a la conquista del Rey Jaume. Margarita fue la segunda hija del barón José Ruiz de Lihory y de María Soledad Recino y la Bastida. El marquesado de Villasante y la baronía de Alcahalí le correspondían a su hermana María de la Soledad, con quien mantuvo un litigio judicial toda la vida.
-¿Y a qué obedeció ese empeño en ostentar un título nobiliario que, por herencia, no le correspondía?
-Fue por el carácter rebelde de Margarita a aceptar un destino que la perjudicaba. Sostenía que su hermana no tenía ni su gracia ni sus dones y llegó a dejarla hasta en la ruina por los litigios. Es una lástima que una mujer tan polémica e interesante se conozca hoy por alguna de las actuaciones más execrables que cometió en la última etapa de su vida.
-Se refiere al ‘caso de la mano cortada’.
-Margarita Ruiz saltó a la fama en 1954 partir de un suceso muy estrambótico para la España de la época. Entonces no era normal que los aristócratas salieran en ‘El Caso’.
-No me discutirá que el suceso tiene su morbo.
-La denunció el menor de sus hijos. Al principio ella lo niega todo y acusa a su hijo que, además, tenía antecedentes penales. Cuando el juez ordenó que se realizara el registro en su casa, se encontraron restos de la profanación del cadáver de su hija. Fue cuando arrestaron a Margarita, a su segundo marido y a su hijo. Cuando procedieron a la exhumación del cadáver y certificaron los hechos, la mandaron a Carabanchel, donde pasó un mes hasta que los informes psiquiátricos diagnosticaron que no tenía enfermedad mental. Fue cuando salió a la calle y, en su defensa, argumentó que si Franco tenía el brazo incorrupto de Santa Teresa, por qué ella no podía tener el de su hija. Apenas se levanta el escándalo, se advierte que Margarita era una famosa en los años 20 que pintaba, escribía y fue modelo de artistas, protofeminista capaz de abandonar a su marido, dejar a sus cuatro hijos a cargo de la abuela y marcharse a Marruecos disfrazada de supuesta periodista para entrevistar al Sultán. Era una mujer muy atrevida, fue hasta capaz de visitar al temido Ab del-Krim.
-Ella confesó que profanó el cadáver de su hija.
-Sí, al final confesó. Lo anterior no era más que una estrategia para prolongar el caso en el tiempo y pagar menos.
-¿Y porqué dedica un capítulo de su libro a ‘la mentira’?
-En este amplio capítulo no abordo los aspectos necrofílicos de su conducta, sino los aspectos paranormales que surgieron a raíz de la muerte de Margarita. De manera reiterada se han emitido seriales en prensa, radio y televisión acerca del famoso ‘Caso de la mano cortada’ que mantienen la vigencia del enigmático personaje en el imaginario colectivo, hasta extenderse hoy su difusión masiva a través de internet. Todavía hoy pervive un culto a su aureola mítica alimentado por creencias mágico-supersticiosas difíciles de neutralizar. Se ha consolidado un bulo que da credibilidad a rollos esotéricos y paranormales. Me choca que un personaje así se esconda detrás de cosas que no tienen ni pies ni cabeza.
-Pero no negará que está mujer estaba enferma.
-Yo no trato de justificar un hecho tan aberrante. Margarita estaba instalada en un trastorno delirante. En Psiquiatría, el delirio es una novela en la cual el paciente es el protagonista principal y va por la vida así. Popularmente se conoce como paranoia, con la que el afectado es capaz de convivir con la realidad cotidiana. Los paranoicos son capaces de convertir la fantasía en realidad.
-¿Y por qué los psiquiatras de su época diagnostican que no tiene enfermedad mental?
-Se elaboró un informe parcialmente interesado porque esta patología le habría costado peores consecuencias.
-¿Dicen que era una mujer muy excéntrica?
-Y es verdad. Su última excentricidad fue alimentar a 80 animales de raza y que uno de ellos llevara un collar de oro, aunque estaba en la más absoluta ruina. Toda su vida estuvo fascinada por el tema de la muerte y por eso disfrutaba en la frontera entre la vida y la muerte. Tenía una inmensa colección de perros y cuando alguno moría le gustaba investigar en sus tripas.
-Usted es de Albacete y nacido en los 50, ¿llegó a conocerla personalmente?
-Recuerdo que de niño pasábamos miedo por su calle porque creíamos que era bruja de verdad. Luego ella improvisó un rastro antes de morir. Yo tenía 16 años y fui con mis ahorrillos a comprar libros. Compré una bicha de Balazote de terracota y algunos ejemplares de la Editorial Prometeo que aún conservo. Estaba arruinada y había vendido todo, pero nunca perdió la dignidad.
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