Santiago Apostol Año 813. Sepulcro en Iria Flavia Pelayo
- Descripción
Descripción
Santiago Apostol Año 813. Sepulcro en Iria Flavia Pelayo
Discípulo predilecto de Jesús, fue testigo de su vida terrena y de su divina humanidad. Después de la Ascensión del Señor, emprendió su viaje apostólico, que le llevó a predicar el Evangelio hasta la Península Ibérica. Su tumba que fue hallado en el año 813 d.C. por un ermitaño llamado Pelagio en el conocido Campo Stellae, en una pequeña necrópolis. Corrió a comunicarlo al obispo de Iria Flavia, Teodomiro quien lo describió como los auténticos restos del apóstol, en una pequeña necrópolis.
El continuo peregrinar por el camino de Santiago, o la llamada ruta jacobea, tiene una historia de mil años. La Meca de estos peregrinos es la ciudad gallega de Santiago de Compostela, que alberga un misterio sagrado, alimentado tanto por su historia como por la leyenda. Muchos peregrinos han viajado a pie gastando los caminos y levantando polvo de centurias. Hoy todavía hay quienes lo hacen y son muchos los que han incorporado la bicicleta como medio de transporte. Paran en hostales y santuarios a lo largo del hermoso camino.
Muchos son turistas, atraídos por la fama de los paisajes, pero también por la fuerza del mito; otros son deportistas que se prueban a sí mismos, y no son escasos los que lo recorren con la reverencia del antiguo sentido religioso del peregrinaje. Todos ellos tienen algo en común: al llegar al fin del camino, lloran y ríen por haber cumplido la prueba. El fin del viaje es la plaza de la catedral de Santiago de Compostela. Santiago es el nombre español del apóstol Jacobo, hijo de Zebedeo, hermano de San Juan Evangelista y patrón de España. Junto con Juan y Pedro, contempló la transfiguración de Cristo, de quien era uno de los discípulos predilectos. La leyenda cuenta que Santiago fue decapitado por Herodes Agripa en Jerusalén, en el año 44. Fue así el primer mártir entre los apóstoles.
LA CATEDRAL DE COMPOSTELA |
La primera catedral la mandó a construir el rey Alfonso II donde se encontraba un antiguo altar dedicado a Júpiter; sobreviviente de la ocupación romana. Mientras se iba haciendo común la llegada de peregrinos, el santuario fue creciendo y ampliándose poco a poco. Implicó el trabajo de varias generaciones llegar a lo que es, en nuestros días, la catedral de Santiago de Compostela. Su aspecto actual empezó a tomar forma en el año 1078. Una guía del siglo XII, escrita por un francés llamado Picaud (las guías para viajeros no son un invento reciente), la describe con estas palabras: No tiene ningún defecto, está admirablemente construida, es grande, espaciosa, de dimensiones armoniosas y bien proporcionada en longitud, anchura y altura”. La catedral y su belleza, por lo visto, alcanzaron fama de inmediato, atrayendo, junto con la leyenda, la fe en la tumba de Santiago Apóstol. Fue una tarea de varias generaciones. Por ejemplo, la fachada, a todas luces barroca, fue desarrollada en el siglo XVIII, detrás de ella, el imponente Pórtico de la Gloria pertenece al siglo XII. |
QUIEN FUE EL APÓSTOL SANTIAGO:
Cuentan las confusas narraciones de los primeros años de la cristiandad que a él le fueron adjudicadas las tierras españolas para predicar el Evangelio, y que en esta tarea llegó hasta la desembocadura del río Ulla. Sin embargo con poco éxito y escaso número de discípulos, por lo que decidió volver a Jerusalén.
Cuando regresó a Palestina, en el año 44, fue torturado y decapitado por Herodes Agripa, y se prohibió que fuese enterrado. Sin embargo sus discípulos, en secreto, durante la noche trasladaron su cuerpo hasta la orilla del mar, donde encontraron una barca preparada para navegar pero sin tripulación.
Allí depositaron en un sepulcro de mármol el cuerpo del apóstol que llegaría tras la travesía marítima, remontando el río Ulla hasta el puerto romano, en la costa Gallega, de Iria Flavia, la capital de la Galicia romana. Allí enterraron su cuerpo en un compostum o cementerio en el cercano bosque de Liberum Donum, donde levantaron un altar sobre el arca de mármol.
Tras las persecuciones y prohibiciones de visitar el lugar, se olvidó la existencia del mismo, hasta que en el año 813 el eremita Pelayo observó resplandores y oyó cánticos en el lugar. En base a este suceso se llamaría al lugar Campus Stellae, o Campo de la Estrella, de donde derivaría al actual nombre de Compostela.
COMO NACIÓ LA PEREGRINACIÓN A SANTIAGO DE COMPOSTELA:
Pelagio era un ermitaño, un hombre religioso y poco amigo de la compañía, aficionado a las chozas y a los insectos como alimento principal, que vivió en el siglo IX y según la leyenda fue protagonista de un auténtico milagro. Ignoramos si Pelagio resultó afortunado por sus continuos rezos y ayunos en su ermita, por no cambiarse jamás de vestimenta y dialogar sólo con los pájaros (tal era la vida usual de un ermitaño y aunque parezca mentira, en aquellos tiempos esta era un carrera prestigiosa que se ganaba el respeto de todos). No sólo el ermitaño Pelagio eligió una ocupación con cierto prestigio o el respeto ganado por su vida piadosa y sacrificada, sino también un destino de leyenda.
Pelagio vio una noche, solitaria como todas sus noches, luces misteriosas en el cielo. Entonces no se hablaba de ovnis sino de mensajes divinos. El ermitaño observó que las luces se desplazaban, señalándole un camino a seguir. Y lo siguió. Caminó un tiempo, no sabemos cuánto, siguiendo las señales luminosas hasta que se detuvieron y titilaron, temblorosas, pero decididas.
Un haz de luz descendió mágicamente, iluminando a Pelagio y lo que había a pocos pasos de él: una tumba de mármol. Pelagio salió de su ostracismo habitual, contando la noticia a cuántos encontró en su camino, alborozado. No tardó en llegar la historia al obispo de la diócesis, el cuál se hizo presente en el lugar de los hechos para ver la tumba, ya con cierta fama milagrosa. El obispo llegó, vio y anunció: es nada menos que la tumba de Santiago apóstol.
El emblema distintivo de laperegrinación a Santiago es la concha que en otro tiempo fue símbolo de Venus, la diosa del amor. Nadie sabe cómo llegó a convertirse en emblema de los peregrinos, pero desde el siglo XII viene apareciendo tallada en las iglesias del camino de Santiago. Este relieve representa la llegada a España del cuerpo del apóstol portado desde Palestina.
Y la noticia corrió como un reguero de pólvora por los caminos españoles hasta que le fue comunicada al rey Alfonso II, quien no tardó en proclamar, emocionado, a Santiago santo patrono de España. Ahora bien, la emoción de Alfonso no excluía el cálculo político, o la visión militar si se quiere: la naciente España zozobraba, amenazada por el ejército moro. Desde la península arábiga, Mesopotamia, Siria, Egipto y el norte de África hasta Marruecos, el Islam se expandía rápidamente y parecía dispuesto a devorar Iberia. Santiago, como patrono, no sólo iba a proteger el reino con sus milagros, sino que también sería un factor de cohesión y de aliento frente al peligro para las huestes españolas, escasas de esperanza para enfrentar a un enemigo que parecía tenerlas todas consigo.
Los soldados se sentían inspirados por leyendas milagrosas que en la desesperación última de entrar en combate los mantenían en pie. Pronto Santiago empezó a demostrar que estaba presente, en los gritos del combate y según algunos relatos populares, en los combates mismos.
Una vez que la noticia del descubrimiento de la tumba del apóstol circuló por España, empezó a conocerla también el resto de la cristiandad y eso propició las peregrinaciones y se inició la historia del Camino de Santiago.
La fiesta de Santiago
Los ciudadanos de Compostela y de las demás poblaciones de la zona celebran con gran fervor la fiesta de Santiago. Desde la víspera, la plaza del Obradoiro, la más majestuosa de España, rebosa de gente, mucha de ella llegada de fuera. Hay bandas de música y desfiles de gigantes y cabezudos, procesiones religiosas y bailes folclóricos. En la medianoche del 24 de julio se quema una mezquita de madera frente a la catedral, en medio de aplausos, fuegos artificiales y más cánticos y danzas.
El día de Santiago tiene lugar el segundo momento culminante de las fiestas, cuando en la misa de la catedral se enciende el botafumeiro: es éste un gigantesco incensario manejado por ocho hombres que oscila a través de toda la nave, al que se le hace describir un inmenso arco que se dibuja desde el suelo hasta el techo.
La celebración es aún más solemne en los años jacobeos, cuando el día de Santiago cae en domingo. Sólo quedan dos de ellos en este siglo, 1993 y 1999, y la ciudad recibirá entonces una afluencia mayor de peregrinos. Al igual que sus incontables predecesores, estos peregrinos habrán seguido la ruta más histórica de Europa occidental para llegar a su destino, aun cuando el origen de la ciudad y de las peregrinaciones continúe envuelto en el misterio.
Fuentes Consultadas: Lugares Misteriosos de Paula Riggeri – Sitio Web: www.red2000.com – La Biblia Explicada Tomo I