Sectas Sexo Ummo
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UMMO: SECTAS, OVNIS, SEXO Y SERVICIOS SECRETOS (II)
Num 25 – Abril 2005
Visité por primera vez Aluche y San José de Valderas en 1988. El objetivo de mi visita a los supuestos lugares de los avistamientos ummitas -como el de todos los investigadores que visitaron antes que yo la zona- era reconstruir los hechos e intentar localizar a otros testigos de los incidentes además de los ya conocidos.
Recuerdo que, al interrogar a los nuevos propietarios del Bar Palencia (el bar había sido traspasado poco antes), en Aluche, se produjo una conversación de lo más pintoresca:
-«¿Recuerda usted -pregunté- lo del Platillo Volante?»
-«Sí señor, cómo no, ¡hasta se escribió un libro y todo!». (Se refería a Un Caso Perfecto).
-«¿Conoce a alguien en el barrio que lo viese?»
-«¡Claro!, lo vio mucha gente. Un tal Vicente Ortuño, un tal José Luis Jordán… mucha gente, ¡hasta se escribió un libro!»
-«Ya, ya -insistí-, ¿pero recuerda a alguien más?».
-«Buff, mucha gente. Ortuño… este, Jordán… mucha gente, ¡hasta se escribió un libro!».
-«Que sí. Ya se que se escribió un libro. ¿Pero no recuerda usted a alguien más que lo hubiese visto?»
-«¡Que le digo que lo vio mucha gente!. El tal Vicente Ortuño, y otro señor que pasaba de casualidad por allí y que se llamaba José Luis Jordán… y… vamos, que lo vio todo el mundo… ¡si hasta se escribió un libro…!».
Nada, que no hubo manera de obtener ningún otro nombre. El hecho de que se hubiese escrito un libro sobre el tema era, para estos trabajadores, prueba irrefutable de que el caso era auténtico, «¿cómo iban a escribir un libro si fuese mentira?».
En mis visitas a San José de Valderas ocurrió exactamente lo mismo. Al menos en las visitas anteriores al 7 de abril de 1990, fecha en que Antonio José Ales organizó una multitudinaria «Alerta OVNI» en los Castillos de Valderas. Aquella noche se congregaron allí cientos de personas, muchas de ellas fanáticos de los OVNIS dispuestos a cualquier cosa por salir en la foto, y los investigadores que asistimos a aquella reunión pudimos conocer a numerosos «contactados con UMMO». Sin embargo aquellos testimonios no nos merecieron ninguna credibilidad. Todos los supuestos contactados con UMMO conocían los libros sobre el tema, y podían perfectamente fabular su historia.
En una de mis visitas a Valderas -repito- anteriores a 1990, llegué a localizar, por uno de esos caprichos del destino, a una ex-alumna del colegio situado en los famosos palacios de Valderas, en la época del supuesto aterrizaje. Aparentemente, fueron infinidad los testigos del avistamiento, y los testimonios recogidos entre las alumnas de las monjitas de la Orden del Amor de Dios (que entonces ocupaban el actualmente derruido Castillo de los Marqueses de Valderas).
Pues bien, Mª Pilar Martín-Maestro Barea era alumna del citado colegio de las monjitas del Amor de Dios en junio de 1967. Y como cada día, había asistido a clase con sus compañeras. Al preguntarle si conocía a alguien en San José de Valderas que hubiese visto la nave me confirmo lo que me temía:
-«¿Tu llegaste a ver algo?»
-«No, la verdad es que yo no vi nada, pero debió verlo mucha gente, porque al día siguiente salió en el periódico».
-«¿Conoces a alguien que viese la nave?»
-«La verdad es que no sabría decirte un nombre concreto, pero debió verlo mucha gente, porque al día siguiente salió en el periódico».
-«Ya, pero algún vecino tuyo debió comentar algo…»
-«¡Claro!, lo comentó todo el barrio, pero se comentaba lo que decía el periódico. Yo, ahora que lo pienso, la verdad es que no le escuché a nadie decir «Yo lo vi».
-«Pero, según se ha escrito, compañeras de tu colegio, y supongo que profesoras también, vieron el platillo. Según las fotos se paseó por encima de vuestro colegio a pleno día».
-«Sí, eso parece por las fotos, pero la verdad es que ninguna compañera de mi clase lo vio».
-«¿Y de otras clases?»
-«Yo estudié en ese colegio muchos años, y lo cierto es que nunca conocí a nadie, alumna o profesora, que dijese haber visto la nave. Pero la verdad es que debió verla mucha gente, porque al día siguiente salió en el periódico…»
Estos dos ejemplos nos enfrentan a la esencia del affaire UMMO; ha sido tan extraordinaria la repercusión social del caso, y su divulgación internacional, que pocos aficionados a los OVNIS se han cuestionado seriamente su autenticidad, y menos aún han invertido tiempo y dinero en su investigación.
Yo confieso mi impotencia para localizar, tanto en Aluche como en San José de Valderas, otros testigos de los supuestos macro-avistamientos, que los citados en la obra Un Caso Perfecto, libro en que se cita un tercer avistamiento de una nave ummita en España por aquellas mismas fechas. Con respecto a ese supuesto avistamiento en la carretera de Betanzos (La Coruña) a Villalba (Lugo), los resultados de mis pesquisas fueron igual de improductivos.
Oscar Rey Brea, que fue el primer ufólogo español, investigó en su día este caso, pero se equivocó; realizó su investigación en la carretera Nacional VI entre Betanzos y Lugo. Interrogó a muchas personas y autoridades, y no consiguió localizar ningún testigo del supuesto avistamiento, lo que más tarde reforzaría su escepticismo en torno a UMMO. Sin embargo esa no es la carretera a que se refería el supuesto testigo, ya que desde el oeste de Betanzos parte la Comarcal 640 que lleva directamente a Villalba, y ésa es la carretera a la que se refería Pedro Pablo Barrios.
No obstante ese error de Rey Brea no cambia en absoluto las cosas. Yo personalmente realicé la investigación en esa carretera, interrogando a vecinos de diferentes pueblos en los 58 Km. de su trayecto entre Betanzos y Villalba. E incluso visité los cuartelillos de la Guardia Civil de ambas poblaciones, pero todo fue inútil. A pesar de localizar muchos casos de avistamientos OVNI inéditos en esa zona, anteriores y posteriores al año 67, nadie recordaba un platillo volante con el símbolo ummita en su panza… No obstante, unos años después se produciría un aterrizaje con huellas, fotos, etc, de una platillo volante con el símbolo )+( en La Coruña, dejando huellas en el pasto quemado tras su «aterrizaje», tumbando la vegetación a su paso…
Ufológicamente, en mi opinión, había poco que investigar en el affaire UMMO. A excepción de ciertos avistamientos de OVNIS con el famoso símbolo ummita )+(, o algo muy parecido, en su «fuselaje». Poseo testimonios e incluso fotografías de OVNIs, que no me han autorizado a publicar por el momento, en que algo muy parecido al símbolo )+( aparece sobre el objeto. Pero a mi juicio esos avistamientos, algunos anteriores a 1950, nada tienen que ver con los informes ummitas recibidos a partir de los años 60. Por ejemplo, en verano de 1917 una familia de Peñascosa (Albacete) avistó una especie de «sombrero del que salían 4 patas», con un símbolo similar a una H en su panza (ver ENIGMAS nº 20, Pág. 24).
Puedo demostrar que el famoso símbolo )+( existe en ambientes esotéricos y paranormales mucho antes de 1950, fecha de la supuesta llegada de los ummitas a la Tierra, sin embargo, sí es verdad que se popularizó universalmente a partir de 1966, cuando Fernando Sesma comenzó a recibir las cartas ummitas.
El caso español más universal
Jamás, en la historia de la ufología española, un caso de supuesto contactismo OVNI ha tenido una repercusión mayor, y esa repercusión social es muy importante para comprender las utilizaciones del caso. Tras los avistamientos de Aluche, Valderas y Galicia, las reuniones de Fernando Sesma en La Ballena Alegre, y por tanto los informes ummitas, comenzaron a ser divulgados a nivel nacional. El NODO, los artículos de Sesma en Diez Minutos, y sus conferencias públicas comenzaron a popularizar UMMO.
Antonio Ribera publicó sus libros ¿De veras los OVNIs nos vigilan? (Plaza y Janés, 1975), El Misterio de UMMO (Plaza y Janés, 1979), UMMO: La increíble verdad (Plaza y Janés, 1985) y UMMO informa a la Tierra (Plaza y Janés, 1987), que terminaron de difundir por todo el mundo la pasión por UMMO, al ser traducidos a diferentes idiomas, en diferentes países.
El padre López Guerrero publicó también su monumental Mirando a la lejanía del Universo (Plaza y Janés, 1978), y el entrañable Dr. Juan Aguirre se ocupaba de imprimir en tres tomos todos los informes ummitas conocidos hasta la fecha. En varios países sudamericanos y europeos, la «ummología» se convertía en una especialización ufológica con cuerpo propio. En Argentina llegaban a construir un «hospital» integrado por médicos alternativos, basado en la supuesta medicina ummita.
Rafael Farriols organizaba en Junio de 1971, en el Hotel Osasuna, de Barajas, el Primer Simposio UMMO en España; tres días de conferencias, coloquios y debates con la participación de numerosos investigadores, durante los cuales -y a lo largo de 30 horas- un locutor profesional leía a la audiencia (que lo resistía) todos los informes ummitas que se poseían. Dos años después, en mayo de 1973, el mismo Farriols organizaba en el Hotel Ritz de Barcelona el segundo Congreso sobre el mismo tema. Más tarde se organizaría un tercer Congreso en Alicante, con aún mayor repercusión internacional.
Científicos de sobrado prestigio, como el astrofísico francés Jean Pierre Petit, se jugarían su credibilidad académica publicando libros sobre UMMO en sus países de origen, o incluyendo «guiños» ummitas hasta en sus trabajos de divulgación exclusivamente científica; como sus fascinantes cómics infantiles sobre Les Aventures d`Anselme Lanturlu (Paris, 1985) donde Petit retrata a Hoyle en la página 61 con una corbata llena de símbolos ummitas. Otros, como el norteamericano Wendelle Stevens, grababan documentales monográficos sobre el tema, lo que llevó a UMMO a otras pantallas televisivas además de las españolas. Ya en 1969 el Canal 13 de la Televisión Argentina había hecho lo mismo, visitando las tertulias de Sesma en La Ballena Alegre.
En Japón, Canadá, Italia, etc, surgían auténticos clubs de fans de UMMO. Y autores de esos y otros países del mundo comenzaron a escribir libros monográficos sobre UMMO. Sin ir más lejos, en mayo de 1997 yo mismo podía comprar en unos grandes almacenes de Bucarest el libro Comentariu la misteriul UMMO, de Dan Mirahorian, que con esta obra difundía entre el pueblo rumano, como antes lo hizo OZN, Afacerea UMMO, de Renaud Marhic, el caso OVNI español más famoso del mundo.
El conocido actor y director de cine Jacinto Molina -más conocido como Paul Naschy- llegó a preparar un guión que tituló: �El hombre que vino de UMMO�, protagonizado por Patty Shepard y Michael Rennie, el protagonista de �Ultimátum a la Tierra� y, posteriormente, de �Los Invasores�. Tal y como me narró Jacinto Molina durante una de las entrevistas que mantuvimos en su casa madrileña, �El hombre que vino de UMMO�, producida por Jaime Prades, S.A. en 1969, terminó siendo re-titulada como �Los Monstruos del Terror�, título mucho más comercial, y narraba la historia de un extraterrestre -Michael Rennie- que llegaba de UMMO para dominar la Tierra, utilizando para sus planes a los monstruos clásicos: Drácula, Frankeinstein, el Hombre-Lobo, etc.
Naturalmente la cinta no tiene nada que ver con la historia «auténtica» de los ummitas, pero sí es un nuevo ejemplo de la repercusión social que ha tenido el affaire UMMO.
El símbolo de UMMOELEWE )+(, se ha hecho absolutamente universal. En los años 70 comenzó a ser asumido como símbolo extraterrestre por contactados de todo tipo, y empezó a encontrarse en psicografías de la Misión Rama, en mensajes revelados de Fraternidad Cósmica, o visiones «telepáticas» de docenas y docenas de contactados OVNI de todo el mundo. Más aún, cuando se produjo el celebre avistamiento de un OVNI en la ciudad rusa de Voronezh, que dio la vuelta al mundo divulgado por la agencia oficial soviética TASS, algunos de los testigos entrevistados por los periodistas describían el símbolo de UMMO en el fuselaje de la nave que, supuestamente, había aterrizado en Voronezh. Este caso fue la guinda que terminó de «autentificar» el origen extraterrestre de las naves ummitas.
Sin duda UMMO se ha convertido, en los últimos treinta años, en el caso de contactismo español de mayor repercusión mundial. Y algunos de sus elementos, como el famoso simbolito )+(, han trascendido ya su propio origen ummita, para ser asumido por los contactados de todo el planeta, como un auténtico «sello de autenticidad» alienígena…
Ese símbolo comenzó a hacerse famoso en 1967, con las fotos tomadas en San José de Valderas. Así que hemos de retroceder en el tiempo.
José Luis Jordán Peña
José Luis Jordán Peña, ha sido el único personaje omnipresente a lo largo de toda la historia del affaire UMMO. Precisamente él, amén de ser el principal testigo del Caso Aluche, junto con un vecino de la zona que «casualmente» vio la nave desde su domicilio (Vicente Ortuño), fue el principal investigador del Caso Valderas (en cuya investigación «casualmente» también colaboró Ortuño).
Coincidentemente José Luis Jordán entrevistó también a Pedro Pablo Barrios, testigo del avistamiento de la nave ummita entre Betanzos y Villalba. Y más aún, el segundo apellido de Jordán es Peña. Y él, y no otro, era el famoso Sr. Peña que comenzó a frecuentar las tertulias de Sesma en La Ballena Alegre hacia 1966, liderando el sector escéptico del grupo, y terminando por fundar su propia asociación: Eridani.
En su día yo tuve la fortuna de «heredar» la mayoría del archivo del primer ufólogo que existió en España: Oscar Rey Brea. Rey Brea, que comenzó a estudiar los OVNIs en 1945, como la mayoría de los españoles tuvo la primera noticia sobre la «colonia ummita en España» gracias a las escandalosas declaraciones que Enrique López Guerrero hizo al ABC el 17 de septiembre de 1968. Sin embargo, en una carta de Antonio Ribera a Rey Brea, fechada el 9 de diciembre de 1967, el ufólogo catalán escribía:
«Sobre los tipos de humanoides, yo creo que, a grosso modo, los podemos reducir a dos categorías: «enanos» y «seres humanos normales»… Una información que ahora no puedo detallar, pues nos llevaría demasiado tiempo, da el punto de origen de los «humanos»; éste sería un planeta que gira en torno a la estrella Wolf-424, una estrella roja enana -luego muy vieja- que se halla a 14,6 años luz de la Tierra. Se trata de una «pista» que hemos empezado a seguir, y que no sabemos donde nos llevará». Esa fue la primera referencia a UMMO que recibió Rey Brea, aunque no lo supo hasta mucho después.
Sin más datos, y solo con ese mínimo párrafo, Rey Brea comenzó ya a cuestionarse la autenticidad del caso, al escribir a Ribera en su carta de respuesta -fechada el 16 de enero de 1968-:
«Ignoro cuáles son los antecedentes que le hacen a Vd. sospechar que los OVNIs vengan tripulados, en parte, por humanoides procedentes del sistema solar Wolf 424. Es difícil el pensar que una estrella de tal grado de decadencia, con una temperatura superficial no superior a los 2.500 ºC, pueda albergar en sus planetas seres que tan poco difieran de nuestra propia constitución física. Igualmente difícil es pensar que ellos y nosotros seamos productos de evoluciones distintas desligadas por esa distancia».
Aún sin saberlo, Rey Brea empezó su relación con UMMO con el mismo espíritu crítico con que la terminó. En carta a Ribera, del 2 de octubre de 1968, escribía:
«Un día de esos cinco, leí unas manifestaciones de un cura sevillano, sobre colonias extraterrestres y evidencias sobre su lugar de procedencia. Con relación a lo último, recuerdo que Vd. me dijo algo similar. ¿Cuales son esas evidencias?».
Y si he de ser exacto del todo, su labor de investigación activa en algo referente a UMMO se inició el 30 de agosto del 68, ya que, por el hecho de ser el único ufólogo gallego conocido, Antonio Ribera le había pedido que investigase el supuesto avistamiento en la carretera de Betanzos a Villalba, al que ya me he referido.
En 1969 Antonio Ribera envió a Oscar Rey Brea un ejemplar de su libro �Un Caso Perfecto�, y el ufólogo gallego realizó un estudio sobre las fotografías de San José de Valderas que ilustraban el libro. Los márgenes de las fotografías en el ejemplar de Oscar Rey están llenas de anotaciones, cálculos y ecuaciones.
Finalmente su dictamen fue que las fotografías del OVNI de San José de Valderas eran un fraude. Se trataba, según los cálculos de Oscar Rey, de dos series de fotos tomadas por un mismo fotógrafo, que utilizó un trípode, y una maqueta de un platillo volante. Podemos imaginar cómo cayeron las declaraciones de Oscar Rey en la comunidad ufológica española.
La correspondencia entre Rey Brea y otros ufólogos de la época deja muy clara su opinión al respecto: «Particularmente creo que en Valderas hubo algo, pues son muchos los testigos, pero en cuanto a las fotografías puedo certificar rotundamente que se lograron con trípode, que son, vamos, una falsificación». Rey a Ballester Olmos, 17 febrero 1970. «Las fotografías de Valderas, desde luego, son un trucaje, pero por otro lado me llama la atención la rapidez con que se realizó y, sobre todo, los dichosos tubitos», Rey a Osuna, 10 abril 1970.
Pronto otros ufólogos españoles, como el pionero andaluz Manuel Osuna, se unieron a la opinión de Rey Brea:
«En cuanto al affaire UMMO, mi posición es -y lo fue siempre- tan radicalmente negativa como la suya. Me resulta vegetativamente imposible admitirlo como extraterrestre. Es superior a mi buena voluntad. Así lo vengo discutiendo desde un principio con Ribera. Año y medio antes de la aparición del libro de Valderas, le induje repetidas veces que fuese cauto y no se lanzara a respaldar el asunto. Después vi, con asombro, que, incluso, dedicaba su obra al «hermano» DEI-98. El tendrá sus razones particulares. El VED de Valderas supone un grave compromiso con una verdad apenas comprobada», Osuna a Rey, enero de 1970.
«Ignoro en absoluto quiénes o quién puede estar comprometido en el affaire UMMO. Quizás un grupo de místicos, quizás un arma más en este guirigay internacional que padecemos. ¿Quién lo sabe? Pero rotundamente niego el carácter que pretende dársele. No tiene sentido.» Rey a Osuna, 25 enero 1970.
Pero lo más fascinante de todo, es que ya en 1971 Oscar Rey comenzó a apuntar hacia un posible culpable:
«…por la circunstancia de que Jordán fue uno de los artífices de �Un Caso Perfecto» Rey a Osuna, 20 marzo 1971; «Aparte del tal Jordán, los que vieron la insignia esa, tan extraña, que relacionan con UMMO, son gente que queda en el anonimato. El resto de los testigos, los que dan la cara, y algún otro que no, solo vieron el objeto y, todo lo más, un algo oscuro en su parte inferior». Rey a Ballester Olmos, 8 abril 1970; «Es extraño que Pardo realice una labor investigadora tan similar a la de Jordán y, sobre todo, que ambos se encuentren con un enigmático ingeniero llamado Ramírez para uno, y supuestamente Ramírez, para otro». Rey a Ribera, 19 abril 1970; «El material más importante para �Un Caso Perfecto� se lo dio a Antonio el farsante de Jordán Peña». Osuna a Rey, 14 abril 1970; «…amen de lo mucho que Jordán Peña ha rehuido mis preguntas…», Rey a Ribera, 10 julio 1971.
Con el paso del tiempo otros investigadores, como el colectivo IVAN o Carlos Berché, realizarían extraordinarios trabajos apuntando a Jordán como probable implicado, pero faltaba obtener pruebas.
En este sentido, el destino se pondría de nuestra parte, y en 1988 la fortuna nos traería un importante descubrimiento en relación a Jordán Peña y los casos Aluche y Valderas. Por esos azares de la vida el padre de José Juan Montejo, quien en aquella época trabajaba con Javier Sierra en una investigación conjunta sobre Aluche, recordó que hacia 1966 compartía pensión con José Luis Jordán Peña… ¡y Vicente Ortuño!. Es decir, que Ortuño y Jordán, los únicos testigos conocidos del OVNI de Aluche, se conocían antes del citado incidente, en contra de lo que habían declarado siempre… Esa increíble coincidencia, un regalo del destino a la tenacidad incombustible de Montejo, nos puso a todos sobre la pista del la naturaleza real del caso Aluche, y por ende, del affaire UMMO.
Y fue precisamente una discusión con Montejo la que me motivó a reconducir mis investigaciones sobre UMMO en otro sentido. Por un lado existía la posibilidad de que Jordán formase parte de un colectivo, o que hubiese sido el único autor. Confieso que personalmente, a diferencia de Montejo y de la mayoría de «ummólogos», yo era partidario de la segunda opción, y lo era porque había tenido la oportunidad de investigar un caso de enorme paralelismo como el affaire UMMO en su génesis: el caso DARO, lo que pudo haber sido el otro affaire UMMO, y que resultó ser un fraude elaborado por un solo individuo.
Así que, condicionado por mi experiencia personal con el caso DARO, que me llevó 3 años desenmascarar, centré mi investigación en Jordán partiendo de la hipótesis de trabajo de su autoría única del affaire UMMO.
En su día tuve acceso a los datos policiales sobre el enigmático Sr. Peña. En su ficha policial consta un dato curioso:
D. José Luis Jordán Peña.
Hijo de Dionisio y Rogelia.
Nacido en Alicante, el 13 de enero de 1931.
Estado civil: casado, con Dª Maite —- *
Con domicilio en la calle Bruselas, nº –, piso –, Izquierda, de Madrid. Está reseñado su paso por el Gabinete de Identificación (Gabinete de Policía Científica), siéndole tomadas las huellas digitales el 4 de marzo de 1974, tras ser detenido por el delito de «Amenazas».
Consta su denuncia de un robo de coche, marca SEAT-124. Matrícula B-V…
Como mera curiosidad añadiré que la detención de Jordán Peña fue reflejada por la prensa al día siguiente. Y el periódico �Informaciones� la publicaba el 5 de marzo de 1974.
Sorprendentemente en la ficha policial de Jordán Peña no se menciona su relación con un expediente del Grupo de Sectas de la Policía Nacional en relación a una secta llamada: �Los Amigos de los Hermanos de UMMO�. Esta secta, liderada por dos hermanas, hijas de un diplomático sudamericano, han sido autores de alguna carta ummita, pero su actuación más conocida fue la publicación, el 5 y el 20 de mayo de 1989, de sendos anuncios en El País, afirmando que J. J. Benítez había sufrido un accidente y estaba en coma. Los aficionados al tema recordarán el incidente. La autora de esos anuncios fue Sonia Cronfel, cabecilla de Los Amigos de los Hermanos de UMMO, actualmente en Colombia.
En los archivos policiales, según pude averiguar, tampoco se conserva la foto de DEI-98 -líder de los ummitas infiltrados entre los humanos, según las cartas- pretendidamente confiscada a Enrique de Vicente tras una detención rutinaria en aquella época a manos de la Brigada Político Social. Es otro de los mitos que rodean el tema UMMO sin fundamento, ya que Enrique de Vicente, tras salir de la comisaría madrileña, y dirigirse a la estación de metro de Sol, continuaba teniendo la foto en su cartera.
Sin embargo, y dejando al margen esas anécdotas policiales, lo verdaderamente interesante en la confesión completa que Jordán Peña hizo a fuentes cercanas al Grupo de Sectas de la Policía, y a las que hemos tenido acceso.
(continuará)
Manuel Carballal
manuelcarballal@alotrolado2002.com
Num 26 – Mayo 2005
La confesión
Según esas fuentes cercanas al Grupo de Sectas de la Policía, y según los documentos, fotos y pruebas relacionadas con la génesis de UMMO a que hemos tenido acceso, José Luis Jordán Peña fue el único responsable del fraude, aunque contó con varios colaboradores esporádicos, a los que también he interrogado personalmente y por separado, que nos han ampliado informaciones de capital importancia para comprender el cómo, cuándo, quién y porqué de UMMO.
Estos son los hechos:
En 1966 José Luis Jordán conoció la existencia de la asociación BURU, y las reuniones de Fernando Sesma en «La Ballena Alegre». Asistía a las tertulias, como otros muchos jóvenes universitarios de la época, y decidió tomar un papel más activo, así que telefoneó a Sesma y se presentó como Dei-98, un supuesto habitante del planeta UMMO.
«Quería inspirar con este fonosimbolismo la falsedad de su contenido -ha dicho Jordán- UMMO evoca a Humo». Sin embargo, yo tengo razones para pensar que Jordán, consciente o inconscientemente, se inspiró en UMMA, una de las denominaciones de la columna vertebral en los cultos tántricos hinduistas, por donde asciende la supuesta energía Kundalini despertando los hipotéticos chakras.
«Para simular la peculiar voz ummita utilizaba un aparato distorsionador eléctrico que me fabriqué yo mismo, y que daba a mi voz, o a la de cualquiera que lo usase, una apariencia metálica y gangosa». Recordemos que Jordán Peña posee suficientes conocimientos de electrónica, como demostró creando casi todos los aparatos del laboratorio de la Sociedad Española de Parapsicología.
«Elegí al azar la estrella Wolf 424. Ya que mi objetivo real no era desarrollar un mundo extraplanetario creíble». Sin embargo ese mundo sí resultó creíble para muchos seguidores de Sesma, ya que las cartas de los ummitas, a diferencia de las provenientes de Saliano, Lao Tze, y demás «contactos» de Sesma, estaban llenas de tecnicismos y cientificismos. Lo que pocos saben es que José Luis Jordán Peña fue profesor de física y matemáticas en el Instituto de Enseñanza Media «Lope de Vega», donde dirigía precisamente el área de física. Además, Jordán Peña siempre ha seguido puntualmente las publicaciones científicas, y ha mantenido contactos con científicos de diferentes países.
«Recuerdo que redactaba los informes los sábados y domingos por la tarde, y aprovechaba mis viajes a Francia, Inglaterra, etc, o los de amigos, para enviar desde allí las cartas». Jordán confiesa haber utilizado además de su propia máquina de escribir, las máquinas de su oficina, o de otros amigos.
Los informes ummitas eran leídos con sumo interés en «La Ballena Alegre», pero faltaba darles un golpe de efecto que aumentasen su credibilidad; y en febrero de 1966 ideó un aterrizaje ummita en Madrid. «En compañía de dos amigos hicimos unas huellas utilizando un molde de plástico que enterramos bastante profundamente, quemamos la huella y alrededor dejé tierra radiactiva». Este último detalle era desconocido incluso por sus cómplices. Y lamentablemente -o por fortuna- nadie utilizó un Geiger en Aluche, sino habrían descubierto el típico incremento radiactivo alrededor de una huella OVNI.
Su principal cómplice en Aluche y San José de Valderas fue Vicente Ortuño, tal y como me confesó personalmente en su propio domicilio de Aluche. Ortuño, además, fue el famoso mecanógrafo ummita que visitó a Sesma para entregarle las legendarias «fotos tridimensionales», unos simples hologramas «estereogramas sin dispositivo óptico -recuerda Jordán- que representaban unas esferas amarillas rodeadas de niebla» y que se fabricaban en Japón, donde acababan de ser patentados, pero que en aquella época no eran conocidos en España.
Tras hacer las huellas, Jordán entró dando gritos en la finca «El Regajal», e hizo salir a varias personas para verlas. La voz se corrió por el barrio y algunos llegaron a afirmar haber visto una luz extraña esa noche. «Me sorprendió a mí mismo -confesaría Jordán- entrevistar a gente de Aluche que decía haber visto el OVNI que yo me había inventado, pero que al contar eso podía disfrutar de su dosis de protagonismo en la prensa».
Jordán eligió al periodista Antonio San Antonio para facilitarle la noticia del aterrizaje, porque San Antonio ya había publicado alguna información sobre OVNIs, y tanto él como Ortuño, cada uno por separado como si no se conociesen, describieron al periodista el mismo objeto. Más tarde redactaría una nueva carta ummita en la que los extraterrestres certificaban haber aterrizado durante unos minutos en Aluche ese día, con lo cual Sesma quedó convencido.
Durante un año Jordán explotó el caso Aluche, pero en 1967 decidió superarse a si mismo. Para ello fabricó -siempre según su confesión- una maqueta de un platillo volante utilizando dos platos de plástico y una semiesfera transparente. Una tarde de mayo de 1967 se desplazó a San José de Valderas en compañía de su amigo Vicente Ortuño, y con su ayuda realizó varios carretes de fotos: «Utilizamos la maqueta colgada de un hilo de nylon muy delgado. Recuerdo que usamos una velocidad muy rápida, 1/1000 para que el platillo y el fondo de la foto saliesen más o menos igual de enfocados, y el platillo pareciese más grande».
Una vez hechas las fotos fueron reveladas por el mismo Jordán, que era aficionado a la fotografía y poseía un laboratorio propio, pero sólo sabía revelar en blanco y negro. En el laboratorio pudo forzar el revelado y el gránulo de la emulsión para hacer aún más invisible el hilo de nylon. Después seleccionó las mejores fotos, para lo que tubo que cortar los negativos, ya que en algunos inevitablemente aparecía la mano de Ortuño, el hilo, etc, y así pudo enviar negativos sueltos, en lugar de la característica tira, al periodista. Siguiendo sus indicaciones, nosotros fabricamos una maqueta similar, utilizamos el mismo hilo, un carrete blanco y negro de igual sensibilidad y exactamente 30 años después, en mayo de 1997, a la misma hora, repetimos las fotos de Valderas.
Después Jordán fabricó personalmente unas fundas de termómetro de níquel, y un troquel de acero en el que imprimió, en un taller metalúrgico, el famoso símbolo )+(. Ese troquel de acero es conservado por Jordán en el mismo cajón de su mesa donde conserva el sello original con que acuñó todas sus cartas ummitas. «Yo había conocido -recuerda Jordán- a un ingeniero americano de la NASA que estaba por aquellas fechas en España, y él me facilitó unas tiras de un plástico que no se conocía entonces aquí, pero que la NASA utilizaba en las juntas de sus cohetes. En España se conocía el cloruro de polivinilo, pero no el fluoruro, que es lo que yo usé, y en esos plásticos imprimí el símbolo de UMMO con el troquel que me había hecho. Por supuesto él no sabía para qué iba a utilizar yo el plástico».
Utilizando ese mismo troquel nosotros hemos reproducido unas láminas de plástico idénticas a las de Valderas.
Mas tarde «los ummitas» advirtieron a Sesma de que una nave ummita llegaría pronto a la Tierra, y así, con toda la puesta en escena preparada con antelación, «los ummitas» cumplieron su promesa. El 1 de junio de 1967 Jordán, usando a otro de sus amigos, volvió a acudir a Antonio San Antonio para darle la primicia. San Antonio jamás conoció al fotógrafo, ya que de haber visto a Jordán o a Ortuño, los habría reconocido del año anterior, así que Jordán encargó copias en papel de sus negativos, y se las dejó a San Antonio en un laboratorio fotográfico de Madrid.
Después Jordán se inventaría algunos testigos anónimos, que a través de carta o teléfono, como el ficticio fotógrafo Antonio Pardo, corroborarían las fotos. «Lo más increíble -declara Jordán- es que llegué a entrevistar a gente que decía haber visto el platillo, pero que no estaban pagados por mí. Me acuerdo de un ingeniero, un caradura, que llegó a decirme que el símbolo de la nave, que naturalmente había visto en las fotos publicadas por San Antonio, le recordaba el cambio de marchas de un coche… Para mí era alucinante entrevistar a ese gente que, por salir en la prensa, se arrogaba el caso que yo había inventado…».
Avisada la prensa, Jordán dejó en San José de Valderas algunas de las láminas y tubos que había fabricado, para que fuesen encontrados por los vecinos del barrio y enviados a los ufólogos. Pero como no estaba muy seguro de que la gente no se los quedase, él mismo se ocupó de enviar una de las láminas, que posteriormente sería analizada en el INTA por el tío de Rafael Farriols, el General Calvo.
Algunos ummólogos han pretendido involucrar a Rafael Farriols Calvo en el fraude a causa de su formación química y de su profesión, pero debo decir que, en mi opinión, Rafael Farriols es absolutamente inocente de tales acusaciones. Él es una pieza clave en el asunto UMMO, sobre todo a partir de 1993, pero es un hombre sincero que jamás ha mentido en relación a UMMO, ni ha obtenido beneficio económico alguno con el tema.
En San José de Valderas, Jordán no utilizó globos ni paracaídas para producir un OVNI que apoyase las fotos, siendo avistado por testigos imparciales. No hizo falta. Según afirma la gente del barrio, fascinada por los reportajes de prensa, se apropió el caso. Años después los ufólogos pudimos entrevistar a varios testigos que recordaban haber visto un OVNI por aquellas fechas, aunque no exactamente el de las fotos. La explicación quizás se encuentra en el expediente OVNI 660603 del Ejército del Aire Español, en el que se recoge un incidente OVNI espectacular protagonizado por pilotos, dos días después del supuesto caso Valderas en Montanchez. Es posible que por aquellas fechas OVNIs fuesen avistados en Madrid, o en cualquier otro punto de España, y con el paso del tiempo, y por la influencia de la prensa, los testigos identificasen su experiencia con el caso que leyeron en los periódicos.
En 1993 Jordán Peña remitió dos cartas a Rafael Farriols confesándose único autor del fraude, cosa que Farriols no acepta. La confesión de Jordán se produjo por dos razones: «Empecé a indignarme al ver que la secta «Edelweis» marcaba a fuego con mi símbolo a unos inocentes niños. Y luego recibí una invitación anónima de Cuba, para asistir a no sé qué reunión ummita en casa de Farriols, así que decidí cortar el experimento que llevaba haciendo 25 años».
Jordán se refiere a una carta ummita recibida por Farriols desde Cuba que tengo razones para suponer, ha marcado una nueva época en el affaire UMMO.
El servicio secreto y Ummo
El poder de los mitos es incontrolable, y UMMO es un buen ejemplo. Jordán Peña confiesa haber creado UMMO. Pero su criatura creció y escapó a su control: «estoy arrepentido de haber creado un experimento, que considero inmoral, que se ha vuelto contra mí». Sectas peligrosas como «Edelweis», o «Los Amigos de los Hermanos de UMMO» utilizaron sus informes, las fotos de Valderas y su símbolo para crear sus propios grupos de culto.
En ciudades como La Coruña o Granada surgieron imitadores que utilizaron el mito para, haciéndose pasar por ummitas -cualquier tipo rubio, alto que hable un poco raro daría el pego- para ligar o incluso para montar negocios ilegales. En Galicia llegó a producirse un caso «gemelo» a Valderas, y lo más interesante es que los autores del fraude, sin conocer cómo se había elaborado éste, usaron casi las mismas técnicas que Jordán. Por otro lado «…me estremecía al saber -escribe Jordán en su confesión- que las dolencias de Luis Anglada Font se agudizaron obsesionado con UMMO. Su madre recuerda que en su agonía, antes de morir, no dejaba de repetir: Aioumma… ¿Quizás fui responsable indirecto de su enfermedad mental?». Los «suicidas de Tarrasa» perdieron la vida influidos en parte por su creencia en los informes ummitas (Ver ENIGMAS nº 2), y quizás no fueron los únicos. ¿Y que decir de todo el esfuerzo, dinero e ilusiones invertidos por los ummólogos?. En ENIGMAS (nº 15) se desvelaba la verdadera naturaleza del caso de La Mano Cortada en Albacete, que muchos vinculaban a UMMO. Ahora Jordán nos ha dado la razón al confesar que involucró a la Marquesa Ruiz de Lihory en el asunto UMMO intencionadamente al conocer su historia.
Pero hay cosas más graves. Jordán, además de condicionar las creencias de BURU y los contertulios de Sesma, fundó dos sectas más: «Pirophos» y un grupúsculo pseudo-hinduista. En el segundo caso, dos de las víctimas: Mercedes Carrasco y Trinidad P., colaboraron con Jordán haciendo de correos ummitas, o haciendo llamadas telefónicas a los receptores de las cartas haciéndose pasar por «Marisol», una supuesta amiga de los ummitas que aparece reseñada en muchos escritos sobre el tema.
En cuanto a «Phirophos», hasta siete hombres y once mujeres, entre los que se encontraban abogados, economistas, banqueros, una veterinaria, etc, fueron víctimas de este nuevo engendro de Jordán. En ambos casos, el móvil era un culto sadomasoquista. Por respeto a los afectados, y a la familia de Jordán, omitiré los sórdidos detalles. Al final, todas las cartas de maestros orientales, todas los mensajes esotéricos, todos los fenómenos paranormales -que Jordán creaba combinando trucos de ilusionismo con sus conocimientos de electrónica y química- tenían como objeto el sexo, aunque Jordán afirma que el objetivo último era realizar un «estudio científico de tipo sociológico». Confieso que estoy condicionado por mi experiencia, pero los autores de fraudes similares, como el caso DARO, o el aterrizaje ummita en La Coruña, al ser desenmascarados por mí, confesaron exactamente lo mismo. Pero tras UMMO hay algo más siniestro aún.
Algunos investigadores, como Javier Sierra, llegaron a la conclusión de que, aún siendo Jordán el autor del mito, en un momento determinado las agencias de inteligencia, y no necesariamente la CIA, sino el CESID, interfirió en el desarrollo del mito: «Probablemente fue hacia 1973, cuando se recibieron aquellas extrañas cartas hablando del refugio de Piedralaves. Creo que el CESID intentó experimentar si podía utilizar las cartas ummitas para enviar mensajes encriptados que, de ser interceptados, no serían tomados en serio por tratarse de «cartas escritas por marcianos», pero creo que esa intervención del CESID fue esporádica».
Javier no andaba desencaminado. Efectivamente el CESID, y antes el SECED (el Servicio Secreto fundado por Carrero Blanco, del que surgiría posteriormente el CESID), estuvieron implicados en el asunto UMMO. De hecho Jordán ha confesado haber tenido contacto con agentes del CESID al menos en una ocasión, en que dos oficiales de La Casa acudieron a la SEP para intentar averiguar si un determinado dotado podía ser utilizado con fines bélicos.
Hace unos meses ENIGMAS publicaba un reportaje sobre el CESID y los OVNIs en España (ver número 14). En dicho reportaje adelantaba que, ingresando en el mismo campo de tiro en que practican policías y agentes del CESID, había podido contactar con algunos espías españoles que habían tenido contacto con el fenómeno OVNI. Muy recientemente uno de esos agentes del CESID me facilitaba nuevas informaciones sobre UMMO.
Debo explicar que Óscar, y otro agente cuyo nombre debo omitir, me facilitaron esta información en Zaragoza. Ellos tuvieron acceso al menos a un informe del SECED y dos informes del CESID sobre UMMO.
Según estas fuentes del CESID, a finales de los años sesenta el Servicio Secreto Español introdujo al menos un topo, un Teniente Coronel del SECED, en las reuniones de «La Ballena Alegre». Desde el principio el SECED conoció las oscuras aficiones sexuales de Jordán Peña, sobre las que, según esta fuente, llegó a presentarse alguna denuncia que no prosperó, acaso porque el SECED prefirió utilizar el affaire UMMO en lugar de hacerlo desaparecer deteniendo a Jordán.
Según Óscar y su compañero, el Ministro de Asuntos Exteriores de Franco, pidió al Servicio Central de Documentación estar permanentemente informado de cualquier noticia referente a UMMO en el exterior del país. Óscar, que trabajaba en «La Casa» hasta hace unas semanas, tenía acceso al Departamento Central de Inteligencia, donde se procesa toda la información que llega al CESID, y donde asegura que vio informes sobre UMMO y Jordán Peña en un pretendido dossier denominado «Apocalipsis», donde se incluyen datos sobre sectas, OVNIs, etc, que pudiesen afectar a la Seguridad Nacional, servir de tapadera para la infiltración de agentes extranjeros en España, etc.
Resulta comprensible que el Servicio Secreto sintiese interés por unas reuniones que, en tiempos de Franco, convocaban en un sótano a policías, militares, médicos, intelectuales, y hasta una secretaria de la embajada de USA en Madrid… toda una golosina para cualquier servicio secreto.
Sobretodo teniendo en cuenta que el interés por el asunto UMMO ha llegado hasta la mismísima Casa Real de España.
No sería de extrañar que estos mismos, u otros servicios apoyasen el mito fabricando las pruebas de La Javie, creando cartas con alto contenido científico, provocando algún avistamiento, etc.
La última carta de UMMO, inédita pero a la que he tenido acceso, se recibió el 26 de agosto de 1996. Tengo razones -que no puedo publicar por respeto a Rafael Farriols- para afirmar que esa carta tiene la misma procedencia que la anterior, recibida el 15 de julio de 1996 -también inédita- y la proveniente de Cuba en 1993. En estas cartas se pretende reconstruir la red de receptores y el legendario Grupo Madrid. En mi opinión Jordán Peña no tiene ninguna relación con este nuevo origen de cartas ummitas. A partir de ahora surge una nueva época en el affaire UMMO.
Recientemente se han publicado en países como Francia, Rumania o Japón nuevos libros sobre UMMO, con versiones absolutamente disparatadas; en Internet se ha creado una página web que renueva el viejo mito entre los jóvenes que ahora se aficionan al tema OVNI; y lo que es más grave, cada año se producen nuevos suicidios de contactados OVNI, que ponen fin a sus vidas -como en Tarrasa- a causa de su fe en los extraterrestres. En mi humilde opinión los ufólogos no deberían colaborar, por acción u omisión, en esta situación.
UMMO ha sido la gran asignatura pendiente de la ufología española. A nosotros, los investigadores -y en especial a los divulgadores- nos atañe la responsabilidad moral de evitar que un mito, como el extraterrestre -independientemente de que su naturaleza sea alienígena o no- afecte a las vidas de nuestros lectores. Incluso aunque realmente los ummitas hubiesen escrito sus cartas en Wolf 424, los investigadores OVNI no deberíamos permitir grupos como «Edelweis», suicidios como los de Tarrasa, o manipulaciones como «La Mano Cortada». De lo contrario jamás podremos discernir qué hay realmente tras los OVNIs. Que Dios reparta suerte, y obre cada cual según su conciencia.
Manuel Carballal
manuelcarballal@alotrolado2002.com