Ummo a debate en Nueva York

Descripción

Ummo a debate en Nueva York
escrito por Scott Corrales 
El 5 de junio del año en curso, el periodista Paul Williams y el ufólogo Scott Christian Carr (editor del boletín Flying Saucer Gazette y autor del libro Incident at Sardonica) compartieron los misterios de UMMO con los oyentes de su programa UFO DESK, transmitido desde Nueva York por la estación WBAI-AM, y que trata una amplia gama de temas, desde las supuestas abducciones por extraterrestres hasta los avistamientos de helicópteros negros. WBAI ha sido, desde sus comienzos en la turbulenta década de los ’60, la estación «de izquierdas» por excelencia y de los temas «alternativos» como conspiraciones políticas, nuevos productos para salud y por supuesto, el sempiterno tema de los OVNI. Resultó sumamente interesante que ni Paul Williams ni su colega Scott Carr habían oido mencionar a UMMO a pesar de la larga experiencia de ambos en el tema. Carr, investigador y autor de corte escéptico, tiene un interés especial en los cultos que se forman en torno a la ufología (los asiduos visitantes a Desert Rock, California en la década de los ’50; los cultos de contacto como UNARIUS, etc.) y quedó pasmado al saber que por mas de treinta años se habia producido la controversia de UMMO al otro lado del Atlántico.Acudiendo a la bola de cristal moderna que es Internet, Williams y Carr descubrieron que la mayoria de la información que aparece en inglés sobre el tema provenía de dos modestos boletines: la desaparecida SAMIZDAT y el cuaderno INEXPLICATA, que han tenido la buena fortuna de publicar desde 1994 los trabajos de Manuel Carballal sobre UMMO y las insólitas revelaciones de José Luis Jordán Peña en cuanto al asunto. Fue así que UFO DESK se comunicó con el que esto escribe para concertar una telefónica en la media noche del 5 de junio para debatir el tema.»Como ya sabes,» dijo Carr al comenzar la entrevista, «teniamos pensado hacer un especial sobre los fraudes ufológicos desde la última vez que hablamos, que fue en diciembre del año pasado, y nos gustaría que nos contaras la historia del evento conocido como UMMO.»

Asumiendo el manto del narrador, pasé a explicarles los conceptos fundamentales del asunto: de como allá por el 1966 un señor llamado Fernando Sesma tenía una tertulia en un bar español conocido como La Ballena Alegre… claro que fue necesario explicar lo que era una tertulia y traducir el nombre del bar a The Happy Whale, produciendo risitas al otro extremo del teléfono, sobre todo al explicar que los ummitas supuestamente se habían enterado de la existencia de nuestro mundo gracias a las transmisiones de un buque ballenero noruego. Esto hizo que uno de los anfitiriones comentase jocosmente: it’s a whale of a connection! («¡Vaya gran conexion!»). Sin perder la seriedad, contesté: «Creo que el fraude de UMMO, o la controversia de UMMO, mejor dicho, tiene la fama de ser el montaje más conocido en todo el mundo…excluyendo a los Estados Unidos.»

«O sea, que todo este asunto comenzo en una barra» insistió Paul Williams, aludiendo tácitamente a las posibles implicaciones etílicas que podría tener semejante caso. «Pero según tengo entendido, fue algo que llegó a convertirse en una cuestión de grandes dimensiones, tanto aquí como en Europa, pero…cómo pudo crecer algo así?.»

«El catalizador que lanzó el enigma UMMO al público,» le expliqué, «fue una carta escrita por un párroco al diario madrileño ABC, informando que una colonia de extraterrestres vivia en Madrid. Tengan en cuenta que esto ocurría durante una de las fases más represivas de la historia española… y que el concepto de que pudiera existir una fuerza exterior capaz de resistir las presiones de un régimen derechista se regó como pólvora.»

«Oh, ah…resulta interesante que habia un cura envuelto en el asunto«, respondió Williams. «Porque muchas veces, al menos en el caso de los clérigos con los que me he topado, cuando sale a colación el tema ovni o lo paranormal, la ecuación que se produce es la de lo demoníaco…o para los fans de [George] Lucas, el lado oscuro.»

La mención de los largometrajes de ciencia-ficción del productor californiano, y su mitología claramente taoísta sobre el «lado bueno» y el «lado oscuro», nos llevó a comentar el aspecto de UMMO que mas encajaba con lo fantasioso al estilo Hollywood: un mundo de seres altos, rubios, y perfectos, donde imperaba el orden tras una guerra civil y los avances tecnológicos permitían los viajes interestelares. Lo malo del caso, claro, es que dichos «elementos» de la ciencia ficcion, trasladados a la ufología como los distintos «Comandantes» de cosmonaves espaciales (AshtarHatonn, y compañía), tienen un claro corte fascista. De ahí que muchos de los contactados estadounidenses de los años ’40 y ’50, AdamskiGeorge Hunt WilliamsonJohn McCoy, habían pertenecido primero a los «camisas Plateadas» (Silver Shirts) del simpatizante nazi William Dudley Pelley. Si UMMO se hubiese producido en EUA en vez de en España, seguramente hubiera tenido un atractivo especial para este elemento.

«Me parece que en esta clase de situación«, interrumpió Scott Carr, «y acabas de mencionar a Adamski, también se produce lo mismo con Billy Meier, tenemos una organización estricta con un líder, o si no tanto un líder, al menos un cabecilla. Corrígeme si me equivoco, pero parece que lo de UMMO fue un cuento que se produjo en una barra y que cada quién le fue añadiendo lo que quería.»

«Superficialmente, creo que estas en lo cierto, todo el mundo formó parte del bandwagon por pura emoción» le contesté. «Aquellos que recibieron cartas las mimeografiaron rápidamente para pasarlas a sus amistades, y en menos de nada, se forma una comunidad de cientificos y entusiastas de la ufología envueltos con UMMO. Pero con el paso del tiempo, se descubre que todo lo de UMMO fue producto de los esfuerzos de un solo hombre, el psicólogo José Luis Jordán Peña.»

La voz de Carr rezumaba de incredulidad. «¿Este fue el autor de todas las cartas?»

«Sería mejor decir que se trató de la fuente de todas las cartas» repuse, explicando que la persona presente en todos los aspectos de UMMO, desde las fotografías tomadas en San José de Valderas en 1967 y las primeras reuniones en La Ballena Alegre, lo había sido este singular personaje.

Se le hacía difícil al investigador neoyorquino enfrentar la posibilidad de que un solo ser humano pudiese ser el responsable de un movimiento de semejante magnitud. «O sea, que este individuo ya no cree en la posibilidad de que haya habido influencia extraterrestre, o es que admite abiertamente que todo fue un montaje? En algun momento, llegó a confesar sus motivaciones?«.

Pero ni las citas extraídas de El Ojo Crítico pudieron convencer a Williams y Carr de que las maquinaciones de un sólo cerebro pueden poner en marcha un movimento (aunque sucede a diario en la religión y en la política), impactar centenares de vidas y reputaciones profesionales, causar indirectamente la publicación de docenas de libros sobre un tema en particular, y que aunque se haya comprobado la falta de veracidad del asunto, hay quien lo sigue creyendo hasta el sol de hoy. De pasada, les mencioné que aún existían clubes de «amigos de UMMO» y que se habían organizado simposios de UMMO en el pasado. Esto ya era demasiado para Scott Carr, quien soltó una exclamación. «¿Qué?! ¿Aún hay reuniones de UMMO en nuestros dias?«.

De hecho, resulta sorprendente que en la tierra de las abducciones, Roswell y los Grises exista tal grado de resistencia a pensar que uno, dos o varios países puedan sucumbir ante una sicósis entre sus esferas intelectuales más elevadas. Tal vez resulte fácil pensar que los marcianos asesinaron al presidente Kennedy, pero más difícil concebir que científicos se dejasen caer en la trampa de mensajes tecnológicos de otro planeta en el espacio.

Después de la inevitable pausa comercial, retomamos el ritmo de la conversacion. «Lo que me fascina mas de este asunto UMMO» continuó Carr, «tiene que ver con los motivos del que comete el fraude. Mencionamos hace poco que UMMO fue un experimento sociologico extraviado, y es que hemos visto ya varios tipos de fraude: los fraudes que se cometen por el gusto de cometerlos, como los «círculos del maíz», que caen bajo esta categoría; hay fraudes que se cometen por el afán de notoriedad; hay fraudes que se cometen con fines desinformativos, y hemos visto que el gobierno participa activamente en esta clase de fraude; existen los fraudes accidentales, como el de Orson Welles y La Guerra Entre Mundos en 1938.»

«Oye, ¡pero si se trató de un programa de radio!» interrumpió Paul Williams. «¿Cómo pudo ser un fraude?» «Bueno, pero cabe clasificarlo como fraude para nuestros propósitos» respondió Carr, prosiguiendo con su ennumeración de fraudes. «¿Acaso no hay que tomar en cuenta la intención que tuvo el asunto?«.

Su compañero de cabina emitía sonidos como de quien esta siendo estrangulado; aproveché para decir: «Tal vez no haya sido un fraude hecho a propósito, pero UMMO ciertamente lo fue«. «Y he ahí lo más fascinante» contestó Carr. «Tratándose de un fradue intencional que se escapó de las manos de su creador, que fue nada menos que un psicólogo«. «Esto es lo que afirma Jordán Peña hasta el sol de hoy. Lo que más resalta en las entrevistas publicadas en El Ojo Crítico es el aparente desdén del sicólogo hacia aquellos que no comparten su nivel intelectual o su agilidad mental«. Esto dio lugar a comentarios sobre la falsificación de las fotografias tomadas en San José de Valderas, y el hecho que la mayoria de los residentes en la zona creian en el asunto sencillamente porque los medios habian difundido la noticia.

«If it’s on television, it must be real«, interpuso Williams, citando la creencia de las clases proletarias estadounidenses: Si aparece en televisión, debe ser cierto. «Pero el problema es que hay centenares de fraudes, y con cada dia que pasa hay uno nuevo, ya que parecen ser algo fácil de hacer. Si tomamos en cuenta que, como apunta Fox Mulder en el episodio Jose Chung’s From Outer Space, la ufologia ha gastado los ultimos 50 años tratando de adquirir respetabilidad…¿será que la gente es fácil de manipular, o se debe a su falta de formación científica? ¿Quién puede creer que existe un «Alto Mando Ummita»? La gente me puede llamar y decir: <<paul, ovnis=»» los=»» en=»» crees=»» tampoco=»» que=»» resulta=»» ahora=»»>> aunque la verdad es que nadie sabe lo que creo al respecto. Vi algo extraño en una ocasión, y aunque no se lo que haya podido ser…¿pero es que resulta tan fácil de manipular a los seres humanos?</paul,>«.

Y precisamente a eso queríamos llegar en la entrevista. La necesidad de creer en extraterrestres, fuerzas sobrenaturales, «los buenos hermanos del espacio» que tiene la humanidad. Y a las altas horas de la medianoche, ellos entre los rascacielos de Manhattan, yo en medio de los interminables bosques del noroeste norteamericano, luchabamos por trazar una línea imaginaria que nos separara, como interesados en el fenomeno ovni y de lo paranormal, de aquella región ocupada por los creyentes a ciegas en conceptos como UMMO, el choque de Roswell, los túneles de Dulce, los documentos del MJ-12 la máquina del tiempo de Montauk Point, el experimento de Filadelfia, la arenas movedizas de lo insólito. El debate sobre la «sustancia mágica» que hace que algunos pierdan todo sentido crítico y se entreguen, cuerpo y alma, a realizar fraudes o creer en ellos ocupó el resto de la entrevista hasta que tocó a su fin.

Una vez colgado el teléfono, tuve ocasión de reflexionar sobre el asunto en la cálida madrugada de verano sobre otros puntos de vista acerca de UMMO. Durante una entrevista con la periodista Linda Strand en 1987, Jacques Vallée señaló que en la mayoría de los casos, los fraudes no fueron creados por los testigos, sino para ser vistos por los testigos, como parte de un ejercicio furtivo por agencias secretas. El investigador francés pasó a señalar dos casos principales, UMMO y el caso Pontoise-Cergy, indicando que había figurado entre los destinatarios originales de las cartas ummitas y que había viajado hasta la Argentina, en donde el fenómeno había cambiado de siglas para convertirse en HONO; en efecto, UMMO fue un ejercicio que se salio del control de su creador, mientras que Pontoise-Cergy fue un ejercicio interrumpido por las fuerzas que fomentaron la creación del mismo.

Pero, ¿y que tal si el juego aún sigue en pie? Incómodamente, recordé el célebre caso de la Gente de Janos (The Janos People) alegadamente ocurrido en junio de 1.978 cuando una familia inglesa, compuesta por tres adultos y dos niños de poca edad, fue secuestrada por una nave espacial mientras transitaban un solitario camino en Oxfordshire. Los supuestos nombres de los tripulantes humanoides del ingenio espacial parecían sacados del santoral ummita: ANOUXIA (siempre en mayúsculas) era el capitán de la nave mientras que UXIAULIA, su timonel, era el que más conversaba con los atemorizados seres humanos. UXIAULIA informaba a sus «huéspedes» que tras la destrucción de Janos, su especie vagaba por el espacio en pos de un nuevo hogar. La Tierra era el mundo habitable mas parecido al suyo, y si las potencias mundiales se dignaban a recibirlos, compartirian sus conocimientos científicos y médicos, para «así juntos conquistar el espacio–existen otros planetas habitados, y no todos ellos son pacíficos«.

A pesar del cargado ambiente de ciencia-ficcion que predomina el caso de la «Gente de Janos» (este último nombre siendo el de su planeta de origen), podemos ver claramente las señales de un ejercicio: enfrentar a un puñado de ciudadanos comunes de edades distintas a una serie de estímulos y comprobar sus reacciones. ¿Qué haría el hombre común y corriente enfrentado con extraterrestres que le ofrecen compartir sus maravillas a cambio de un «pedacito de tierra»? Sin duda aceptaría (el autor del estudio sobre el caso recomienda, de hecho, desalojar Oceanía para entregarla a los «visitantes»). ¿Es esta la clase de ciudadano que quieren las grandes potencias? En un mundo que se inclina cada vez más hacia el nacionalismo, sería difícil creer que sí.

 

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